(Tempi/InfoCatólica) «Sólo ahora podemos decir que Maloula ha vuelto a la normalidad» Samya, un joven farmacéutico, mira a la estatua de la Virgen que vuelve a presidir su ciudad desde una colina cercana. Esa imagen fue destruida por los terroristas islámicos que habían ocupado el pueblo cristiano en 2013, «pero ahora está de vuelta».
Maloula es un antiguo pueblo situado entre dos macizos de roca y está a sólo 55 kilómetros de Damasco. Está considerada la cuna del cristianismo en Siria, donde las comunidades musulmanas, griego y griego-católica-ortodoxos han vivido juntos siempre, y donde se habla el «dialecto siríaco de Maloula», único en el mundo y muy similar, si no idéntico, al dialecto del arameo que Jesús habló y los primeros cristianos.
La ciudad fue conquistada por los yihadistas en septiembre de 2013 y liberada por el ejército de Bashar al-Assad, después de siete meses, el 15 de abril de 2014. En esos meses, Maloula se redujo a un «pueblo fantasma» porque sus 5.000 habitantes se habían visto obligados a huir: más de 300 viviendas fueron destruidas, antiguas iglesias y monasterios destrozados y despojados de todo, incluso demolidos. No se salvó la estatua de la Virgen que se alzaba sobre la ciudad, arrancada y demolida.
El sábado pasado, sin embargo, la Virgen «volvió» a su sitio. Decenas de familias, junto con miembros de la Iglesia y los representantes del gobierno, acompañaron a la imagen de tres metros en procesión a la montaña. Para todos los habitantes de Maloula, «sentirse mirados» y protegidos por la Virgen es la confirmación de vuelta a la normalidad, a la seguridad, a su casa.