(RV/Infocatólica) Según ha apuntado el Pontífice, Jesús enseña el camino a seguir, el camino del amor, cuyo mandamiento no es un simple precepto, sino que es el mandamiento nuevo de Cristo, puesto que Él lo realizó en su carne en primer lugar, haciendo de este modo que la ley del amor se escribiera, de una vez para siempre, en el corazón de todos los hombres.
El Santo Padre recordó que el Evangelio del sexto domingo de Pascua corresponde al capítulo 15 de San Juan, que nos conduce al Cenáculo, donde escuchamos el mandamiento nuevo de Jesús: «Ámense los unos a los otros, como yo los he amado». Y, pensando en el sacrificio de la cruz ya inminente, ha añadido: «No hay amor más grande que dar la vida por los amigos».
No son solo palabras. Es lo que hizo Cristo
El papa Francisco afirmó que estas palabras, pronunciadas durante la última Cena resumen, no son sólo el mensaje, sino todo lo que ha hecho el Señor: dar la vida por sus amigos, a pesar de que no lo habían comprendido, y de que llegaron a abandonarlo, traicionarlo y renegarlo.
El camino indicado por el Señor nos conduce a salir de nosotros mismos para ir hacia los demás. Jesús nos ha mostrado que el amor de Dios se realiza en el amor al prójimo. Las páginas del Evangelio están llenas de este amor: adultos y niños, cultos e ignorantes, ricos y pobres, justos y pecadores han tenido acogida en el corazón de Cristo.
Por tanto, el Obispo de Roma nos invitó a querernos unos a otros, incluso si no siempre nos entendemos, o no estamos de acuerdo, porque en esto reside el amor cristiano, que se traduce en gestos de cercanía a un anciano, a un niño, a un enfermo, a una persona sola y con dificultades, sin casa, sin trabajo, inmigrada o refugiada.
Por último el Santo Padre invocó a nuestra Madre Santísima, para que en la vida cotidiana de cada uno de nosotros el amor de Dios y el amor del próximo estén siempre unidos.