(HO/InfoCatólica)
El prelado nigeriano ha pedido la «unión de los gobiernos para defender a los ciudadanos» nigerianos. Monseñor Bagobiri se ha basado en las palabras del Papa Francisco y ha pedido la «condena» de este «genocidio» que hay que parar. «El Papa reconoce que es necesario utilizar la fuerza para parar el mal».
«Hay que parar el genocidio»
En este sentido, el obispo ha hecho un «llamamiento internacional para parar a este grupo», a la vez que ha solicitado la «oración ferviente» de los fieles. «Hay que afrontar el mal con valor», ha resumido.
En esta misma línea, Monseñor Bashar Matti Warda, Arzobispo caldeo católico de Erbil (Irak) también ha señalado que Boko Haram y el terrorismo islamista «son un cáncer y la forma de afrontarlo es eliminarlo. Tenemos que ponerle freno, hay que poner la fuerza para ponerle fin para que no mueran mas inocentes sin razón».
La intervención militar ordenada es «útil y necesaria»
Por su parte, el padre Luis Montes, misionero en Irak, ha defendido que esta intervención militar se lleve a cabo teniendo en cuenta los intereses de las personas que están sufriendo y no de las potencias que están invadiendo.
«Si se hace en el orden que se debe -la intervención militar- es algo útil y necesaria en este momento en el que se esta produciendo un genocidio», ha declarado, y ha explicado que el Papa Francisco ha pedido que se estudio en el seno de la ONU y que en ello se impliquen las potencias nacionales y regionales. «Hay un derecho y un deber de detener al agresor injusto y a veces hay que hacerlo por la fuerza», ha aseverado.
Montes también señala que todos debemos hacer que el «genocidio real que están viviendo» se conozca, difundiendo las noticias por las redes sociales.
Por su parte, el reverendo Michael, pastor evangélico en Egipto, ha comparecido de espaldas en la mesa redonda para que su cara no sea recogida por los medios de comunicación por seguridad: «¿Quiénes son nuestros verdaderos enemigos? Son aquellos espíritus del anticristo, antiDios, que quieren que las personas sean asesinadas, sigan muriendo, y no quieren que nadie se convierta a Jesucristo».
«Desde la primavera árabe el lugar más peligroso es la iglesia», señala el pastor.