(VIS) «Los muchos seminaristas que estudian en esta ciudad -apunta el Pontífice- al igual que los numerosos seminaristas que lo hacen en vuestro país, son un signo elocuente de la bondad de Dios para la Iglesia universal y para vuestras diócesis»
«Aunque las semillas de una vocación sacerdotal se siembran mucho antes de que un hombre llegue al seminario, primero en la familia -señala el Papa- corresponde a los formadores del seminario nutrir el crecimiento de estas vocaciones. Por eso, es imperativo que la buena voluntad de los seminaristas y sus fervientes deseos hallen respuesta en una formación humana y espiritualmente profunda, intelectualmente rica y pastoralmente variada. Soy consciente de los retos que ello comporta, y os animo a fortalecer vuestros esfuerzos, individualmente dentro de vuestras diócesis y colectivamente en la Conferencia Episcopal, para que la buena obra que el Señor está llevando a cabo en vuestros candidatos al Orden sacerdotal llegue a su completamento».
«En este Año de la Vida Consagrada -continua el texto- mi corazón también está cerca de los religiosos y religiosas que han renunciado al mundo por causa del Reino para aportar así muchas bendiciones a la Iglesia y a la sociedad en Kenia.... Los esfuerzos unidos y desinteresados de los católicos en Kenia constituyen un hermoso testimonio y un ejemplo para el país. La Iglesia, de muchos modos, está llamada a ofrecer a una cultura más amplia, una esperanza basada en su testimonio inquebrantable de la nueva vida prometida por Cristo en el Evangelio. En este sentido, sin pretender interferir en los asuntos temporales, la Iglesia debe reafimar, sobre todo ante los que están en posiciones de liderazgo y poder, aquellos principios morales que promueven el bien común y la edificación de la sociedad y en el cumplimiento de su misión apostólica debe adoptar una postura profética en defensa de los pobres y en contra de toda corrupción y abuso de poder. En primer lugar debe hacerlo ella misma, para dar ejemplo.. De manera particular, quiero agradecer la labor, humilde y entregada, de los tantos trabajadores en instituciones regidas por la Iglesia en todo el país, cuya actividad diaria aporta beneficios espirituales y materiales a tantas personas personas. La Iglesia ayuda y sigue ayudando a todos en Kenia a través de una gran variedad de escuelas, institutos, universidades, clínicas, hospitales, hogares para los orfanatos enfermos y moribundos, y organismos sociales».
El Santo Padre subraya a continuación que la Iglesia en Kenia «debe ser siempre fiel a su misión como un instrumento de la reconciliación, la justicia y la paz. En fidelidad a vuestro patrimonio de fe y a la enseñanza moral de la Iglesia, fortaleced vuestro compromiso de trabajar con los líderes cristianos y no cristianos, en la promoción de la paz y la justicia en vuestro país a través del diálogo, la fraternidad y la amistad. Así podreís denunciar, de forma más unificada y valiente, toda forma de violencia, sobre todo la cometida en nombre de Dios. De este modo brindaréis mayor tranquilidad y profundo consuelo a vuestros conciudadanos».
Reza por las víctimas de la violencia
«Rezo con vosotros – afirma el Papa- por todos aquellos que han sido asesinados por acciones terroristas u hostilidades étnicas o tribales en Kenia, así como en otras zonas del continente. Pienso en especial en los hombres y mujeres asesinados en el Colegio Universitario de Garissa el Viernes Santo. Que sus almas descansen en paz y sus seres queridos encuentren consuelo, y que los que cometieron tal brutalidad entren en razón y busquen la misericordia».
El Papa alienta a los prelados en su atención pastoral a la familia y declara su convicción de que mientras la Iglesia se prepara para el Sínodo Ordinario dedicado a los desafíos pastorales a la familia en el contexto de la evangelización «seguirán ayudadando y fortaleciendo a todas aquellas familias que sufren a causa de matrimonios rotos, infidelidades, adiccions o violencia» y les pide que intensifiquen «el ministerio de la Iglesia a los jóvenes, formándolos para ser discípulos capaces de asumir compromisos permanentes sea con un cónyuge en el matrimonio, o con el Señor en el sacerdocio o la vida religiosa».
Por último, reza con ellos para que el próximo Jubileo de la Misericordia sea «un tiempo de gran perdón, sanación, conversión y gracia para toda la Iglesia en Kenia» y para que «tocados por la infinita misericordia de Cristo,todos los fieles sean signos de la reconciliación, la justicia y la paz que Dios desea para ese país y para África entera».