(Pilar Bonet/El País) La ópera romántica, en versión de Timofei Kuliabin, se estrenó el pasado diciembre en el local del que era responsable Mezdrich. El 26 de enero, el metropolita Tijon de Novosibirsk denunció la puesta en escena ante la fiscalía local por considerar que empleaba símbolos religiosos de forma inadecuada y ofendía los sentimientos de los fieles. Un tribunal de primera instancia consideró que no había objeto de delito y se negó a aceptar a trámite el caso, pero el metropolita recurrió. En 2013, se incorporó al Código Penal ruso un artículo que permite condenar a tres años de cárcel a quienes ofendan los sentimientos religiosos de los fieles.
En un comunicado difundido este lunes, el Ministerio de Cultura, del que depende el Teatro Estatal de Ópera y Ballet de Novosibirsk, afirma que su intervención había sido exigida por la «situación insana» que se había creado en la ciudad.
En su versión de Tannhäuser, Kuliabin moderniza el argumento original y en lugar de un trovador, el protagonista es un director de cine que presenta a concurso una película sobre un supuesto periodo desconocido de la vida de Jesucristo, en el que este habría estado prisionero en la gruta de Venus y conviviendo con la deidad. En los sectores ortodoxos más conservadores causó especial malestar el cartel de la obra, donde podía verse una cruz a través de las piernas de una figura femenina. El cartel fue suprimido, pero Mezdrich se negó a retirar la obra y disculparse, como imponía el ministro de Cultura.
En su nota explicativa, el ministerio acusa a Mezdrich de «falta de deseo de considerar en sus actividades los valores que se han formado en la sociedad», de «no respetar la opinión de los ciudadanos» y de «no cumplir las recomendaciones de los patrocinadores”. El departamento de Medinski intentó que el director «comprendiera que las actividades que permitía» eran «incorrectas» y le dio una «oportunidad de corregir la situación». No obstante, el ahora exdirector, dicen, «no pudo comprender que al margen de su actitud hacia una u otra religión, los sentimientos de los fieles tienen derecho a ser respetados». «Cuando [estos sentimientos] se someten a una demostrativa mofa provocan duros enfrentamientos en la sociedad que a menudo producen víctimas humanas, como hemos visto hace poco», señala el comunicado, en aparente alusión al atentado contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo.
Un teatro académico federal es, primero, «una institución educativa» y no «un establecimiento para escandalizar, provocar y hacerse propaganda por cuenta del Estado», señala el comunicado.
No se disculpa
En declaraciones a Izvestia, Mezdrich alegó que no podía disculparse, tal como exigía el ministro, ante gente que no había visto la ópera. Al conocer su destitución, el director dijo estar satisfecho por no haber cedido ante las presiones y haber defendido la puesta en escena de Kuliabin. Mezdrich, que ha recibido numerosas muestras de solidaridad por parte de otros directores de teatro de Rusia, dio las gracias a los conciudadanos que no se han plegado ante un «público agresivo que se escuda en la ortodoxia y los cánones eclesiásticos».
Está por ver si la jerarquía eclesiástica ortodoxa retirará su denuncia, tal como el ministerio en su nota. Ese departamento ha pedido también a los dirigentes ortodoxos que comprendan que «el respeto a la Iglesia se logra no mediante denuncias a los órganos de orden público, sino con la prédica paciente y reflexionada y la explicación de su sistema de valores». Las cuestiones «creativas y artísticas no deben debatirse en mítines masivos ni en juicios», apuntan.
No se puede permitir el insulto a los creyentes
El vicejefe de la Administración Presidencial en Moscú, Magomedsalam Magomédov, dijo que no se puede permitir el insulto a los sentimientos de los fieles y añadió: «En el futuro intentaremos que todos los teatros importantes pongan en escena obras dirigidas a unir a nuestra sociedad y no a dividirla». Por su parte, Dmitri Peskov, secretario de Prensa de Vladímir Putin, dijo que el Estado tiene «derecho a esperar que los colectivos teatrales presenten puestas en escena que no causen una reacción tan fuerte por parte de la opinión pública».
Como nuevo director del teatro ha sido nombrado Vladimir Kejman, uno de los mayores importadores de frutas de Rusia, que compaginará su nuevo cargo con la dirección del teatro Mijailov de San Petersburgo.