(Diario El Prisma/Jaume Vives Vives)
¿Por qué decides trabajar en la pública como profesora?
A mí la docencia siempre me ha gustado mucho. Y dentro de la docencia, para mi dar clases de religión es una gran oportunidad. Yo tengo un tesoro, que es mi fe, y tengo muchas ganas de que llegue a aquellas personas que quizás de normal nunca oirán hablar de Dios. Por eso me he dedicado a dar clases de religión, sabiendo que soy el último mono de la fila y que no siempre eres bienvenida.
¿Tú sabías lo que te ibas a encontrar en la Escuela Pública?
No. Cuando llegué al instituto de Sabadell -el 1 de septiembre- el director mismo me dijo: «Ya te puedes ir porque aquí no hay alumnos de religión». Entonces yo le dije que se lo notificara a Servicios Territoriales para que me mandaran a otro centro. Me dijo que sí, que se lo iba a decir y quedó así.
¿Aquí termina la historia?
Bueno, el me dijo que me fuera a Sant Cugat, que allí no me querían. Entonces yo le pedí que todo eso me lo diera por escrito y se enfadó.
¿Qué pasó entonces?
Me dijo que me metiera en la sala de profesores. Mi horario era de 8:00 a 14:30.
¿6 horas y media sin hacer nada en la sala de profesores?
Sí. Durante 3 meses y medio.
¿Por qué cambió a los 3 meses tu situación?
El Director General de Servicios Territoriales le dio un toque al director y me dieron algunas clases de refuerzo de matemáticas en 4º de la E.S.O y atenciones individualizadas.
¿Cuál era la situación de la asignatura de religión antes de que llegaras al colegio?
Yo tengo los listados de los alumnos que en años anteriores pidieron religión. En principio, cuando un alumno empieza en 1º de la E.S.O con religión se mantiene a lo largo de los 4 años siguientes.
¿Y había alumnos apuntados durante los años anteriores?
Sí. Durante muchos años se hizo clase de religión. Incluso el colegio llegó a tener a jornada completa a un profesor de religión.
¿Y qué hace que de un año para otro el director decida terminar con la asignatura de religión?
El año anterior sé que el profesor se había puesto enfermo y no se había podido sustituir su baja. Este era el argumento del director: si el profesor de religión se pone enfermo, como es un problema encontrar a un substituto, es mejor no tener profesor de religión.
¿Y todo esto habiendo niños que querían estudiar religión?
Exacto. Pero este año no la han ofertado y por eso ningún padre la ha solicitado. En el formulario de inscripción no aparecía la opción de que el niño pudiera estudiar religión.
¿Entonces han cogido el formulario de la Generalitat que es igual para todos los centros y lo han adaptado?
Supongo. Yo solo sé que no estaba ofertada, porque así me lo han dicho otros profesores del colegio.
¿Y no hubo reacción por parte de los padres?
No porque el año pasado el director hizo firmar unas cartas a los padres de los alumnos que hacían religión diciendo que el año que viene no tendrían profesor de religión y que por eso no se podrían hacer clases.
Pero sí que había profesora…
Claro. La única cosa es que cuando el profesor hizo firmar esta carta todavía no sabía que yo iría a la escuela.
¿Y entonces cómo es que llegas tú si el director no lo pide?
Porque desde Servicios Territoriales vieron que se trataba de un caso raro. Teniendo una jornada completa de religión, que de repente desapareciera la asignatura no era lógico. Por eso me mandaron a mí.
¿Crees que influye que los padres no hagan presión con el hecho de que no se esté ofertando la asignatura?
Los padres nunca supieron que yo estuve allí como profesora de religión. Lo escondieron. Ni siquiera me permitieron contacto con los alumnos. Y cuando alguna vez había hecho alguna guardia porque faltaban profesores los alumnos me habían preguntado qué es lo que hacía yo en el colegio. Nunca me escondí. Siempre les dije que yo era la profesora de religión. Y su respuesta siempre era la misma: «Pero si nos habían dicho que no había profesora de religión». Entonces el director me llamó la atención, me dijo que a ver qué iba haciendo y diciendo por ahí.
¿Y ahora que ya sabe que estás, este director no te ha ofrecido ninguna solución de cara al año que viene?
No. Él ya me ha echado antes de tener que ofertar la religión.
¿Consideras por tanto que este director está evitando impartir la asignatura de religión aun sabiendo que tiene profesor y aun sabiendo que tiene alumnos?
Sí. Yo he estado allí y no ha hecho nada. Además yo llegué allí el 1 de septiembre, todavía había tiempo para modificar horarios.
¿Y el profesorado de la escuela cómo ha reaccionado a todo esto?
Cuando yo entré en general eran un poco reacios hacia mi, pero claro, al estar tantas horas en la sala de profesores al final me hice amiga de todos los profesores. Y al final todos vieron como injusto esa situación que estaba sufriendo. De hecho, incluso los contrarios a la asignatura me decían: «María, asegúrate de que van a ofertar la asignatura de religión porque por ley los alumnos tienen derecho».
¿Cómo ha terminado todo?
Ya no estoy en el instituto. Me cambiaron a jornada completa en un instituto de Sant Cugat. Mis compañeros alucinan de lo que me pasó en el otro instituto pero al final, como católica, todo esto que me viene de más pienso, ¡pues qué regalo!