Mons. Livio Melina, presidente del Pont. Ins. Juan Pablo II

«Jesús no hizo sondeos cuando propuso el perdón de los enemigos, el matrimonio indisoluble, la Eucaristía y la Cruz»

Mons. Livio Melina, presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II, ha concedido una entrevista al portal Tempi en la que aborda la situación de la Iglesia y la moral católica en el tiempo actual. Mons. Melina asegura que «Jesús no hizo sondeos cuando propuso el perdón de los enemigos, el matrimonio indisoluble, la eucaristía o la palabra de la cruz: sabía perfectamente qué pensaban incluso los discípulos. Dijo más bien: `¿También vosotros queréis marcharos?´».

(Tempi/InfoCatólica) Mons. Livio Melina (Adria, Italia, 1953) es sacerdote y doctor en teología por la Pontificia Universidad Lateranense de Roma. Fue asistente de la Congregación para la Doctrina de la Fe cuando era Prefecto el cardenal Joseph Ratinzger, quien ya siendo Papa, con el nombre de Benedicto XVI, le nombró en el año 2006 presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II.

El Pontificio Instituto Juan Pablo II tiene la misión de enseñar la Fe, mediante el conocimiento de la verdad del matrimonio y la familia, con el auxilio de las diversas ciencias humanas que trabajan en estos campos.

Según el cardenal de Milán Angelo Scola, el contexto histórico actual se caracteriza por un «erotismo penetrante». ¿Es la consecuencia de la llamada «revolución sexual»?

La revolución sexual se puede definir como una serie de rupturas del contexto natural y cultural en el que se vivía la experiencia del amor humano en la tradición católica: ruptura del nexo entre sexualidad y matrimonio (con una sexualidad extraconyugal); ruptura del nexo entre sexualidad y procreación (mediante la contracepción y la reproducción artificial), ruptura del nexo entre sexualidad y amor (con una sexualidad «líquida»). De este modo el sexo se ha convertido en una mina vagante omnipresente, que invade el escenario de la existencia actual con la fuerza de una autoevidencia que se impone. Recuerdo que don Giussani dijo una vez que para destruir la mentalidad cristiana del pueblo, nada más terminar la guerra los comunistas empezaron a difundir la pornografía, chantajeando así al hombre en su punto más débil. En los años sesenta Marcuse señaló el mismo fenómeno de instrumentalización del eros en la sociedad consumista avanzada, que quiere «al hombre a una dimensión»…

En efecto, se alza un fuerte prejuicio puritano sobre el cristianismo: se identifica de hecho al cristianismo con la moral, la moral con un sistema de prohibiciones, y se piensa que esta prohibiciones se dan sobre todo en el ámbito sexual, de manera que al final de esta serie de falsas ecuaciones el cristianismo se equipara a la represión sexual. Como expresó el Papa Benedicto XVI con agudeza en la encíclica Deus caritas est: se dirige al cristianismo la acusación nietzscheniana de haber envenenado la experiencias más bella y atrayente de la vida. Entra entonces una especie de complejo de culpa de los clérigos, ulteriormente acentuado por los deplorables escándalos de pedofilia. De este modo al final no solo se pide a la Iglesia el silencio sobre este tema, sino que también en la Iglesia se termina por pensar que es mejor no hablar de ello para no obstaculizar la evangelización. Y así el tema culturalmente más imponente, educativamente más decisivo, se abandona a la mentalidad mundana que invade también a los fieles, que cuando razonan sobre estas cosas ya no expresan un sensus fidelium teológicamente significativo, sino la mentalidad mundana de la que todos deberíamos convertirnos para unirnos a la novedad de Cristo, que por sí sola nos libera. Jesús no hizo sondeos cuando propuso el perdón de los enemigos, el matrimonio indisoluble, la eucaristía o la palabra de la cruz: sabía perfectamente qué pensaban incluso los discípulos. Dijo más bien: «¿También vosotros queréis marcharos?».

Entonces, ¿qué es lo que está hoy en juego?

Se deberían meditar las palabras del Papa Ratzinger en uno de sus últimos discursos: el del 22 de diciembre de 2012 para felicitar la Navidad a la curia romana. Él dijo que en las mutaciones y deformaciones que amenazan a la familia, con la pretensión de los llamados presuntos «nuevos derechos», con la redefinición del matrimonio, con la abrogación de la paternidad y la maternidad, está en juego nada menos que la identidad humana: sin las relaciones constitutivas que nos dan identidad –hijo, padre, madre, esposo y esposa, hermano y hermana- el hombre es solamente un individuo frágil manipulable por el poder. Pero la cuestión es también radicalmente teológica: porque está en juego el lenguaje originario de lo humano, del que se ha servido Dios en la Revelación para hablarnos. ¿Qué palabras nos quedarán para hablar de Dios sin el léxico de estas relaciones familiares?

Entre las cuestiones públicas más debatidas está ciertamente el tema de la diferencia/indiferencia sexual. Tan es así que, tentados por una cierta educación sentimental, sucede que también a los católicos les cuesta sostener con seguridad que el matrimonio es entre un hombre y una mujer.

La diferencia sexual, que marca al cuerpo hasta en las fibras más íntimas y lo orienta a un modo específico de relación, representa una referencia antropológica fundamental, con un marcado carácter vocacional. Es una llamada: es decir, no es solo un dato biológico casual y tampoco un factor exhaustivamente establecido en al biología. Es invitación a una respuesta y a un camino que pide educación, para asumir la forma de una unión en la que se realice el don de sí en el amor, con carácter de exclusividad, totalidad e irrevocabilidad de una promesa y con una intrínseca sobreabundancia de apertura a la vida en la procreación. La pérdida de la idea de que existe una naturaleza humana común no manipulable, que hay ligámenes originarios que dan identidad y misión a la vida (como sucede en la ideología de género), hace imposible pensar en un bien común de la sociedad. Una cosa es el respeto debido a todas las personas independientemente de su orientación sexual, otra son los derechos de la familia auténtica, base del bien común de la sociedad. ¿Cómo es posible no comprender que es la familia compuesta por hombre y mujer, radicada establemente en el matrimonio y comprometida en la educación de los hijos la que crea aquel «capital social» de comportamientos, de cultura y de virtudes sobre el que se basa el vivir juntos? ¿Cómo no entender que si falta esto se tritura el ligamen social?

Como muestran muchas respuestas al cuestionario de preparación al Sínodo de los obispos sobre la familia, sobre la moral y concepción del hombre, hay gran confusión entre los fieles. Una confusión exasperada por el bombardeo mediático tecnológico cada vez más invasivo.

La moral tiene hoy mala fama en la sociedad y también en la misma Iglesia. El discurso corriente fácilmente tiene como objetivo fácil el «moralismo». Y no sin motivo: cuando se piensa en la moral como en una serie de prohibiciones que limitan la libertad y pretenden violar la conciencia, resulta justificada una instintiva aversión. ¿Pero es de verdad esta la moral? Por otra parte, cuando no se logra distinguir entre moralismo y auténtica experiencia moral, se termina en la arbitrariedad del subjetivismo, en la subordinación a lo que establecen las estadísticas sobre la opinión predominante, o en un nuevo y más opresor legalismo de las reglas («no fumar en los parques públicos», «no ponerse obesos», «no comer carne de animales», «no tirar basura en el contenedor equivocado»…). En la raíz de esta reputación negativa de la moral está la fractura entre la persona y sus acciones. Nuestras acciones, como escribió Karol Wojtyla en Persona y acción, son expresión de nuestra persona y al mismo tiempo nos construyen, son nuestros padres, según la sugerente observación de san Gregorio de Nisa: en efecto, obrando nosotros no solo provocamos cambios en el mundo exterior, sino que nos convertimos en aquello que hacemos, cambiando antes que nada nosotros mismos con nuestras elecciones. Quien roba se convierte en ladrón y quien miente en un embustero. Nosotros no somos un sujeto abstracto construido independientemente de nuestro actuar: somos un yo-en-acción, que realiza libremente el don originario de su ser a través de sus acciones, en las relaciones con los demás y en un contexto cultural que contribuye a configurar. Por esto nuestras acciones tienen siempre una dimensión moral.

Pero la sociedad plural contemporánea está marcada por la coexistencia de diferentes visiones del mundo. ¿Cómo concebir la relación entre la moral y las leyes?

Es una pregunta crucial. En efecto la moral exige poner fundamentarse en una visión global de la vida, en una antropología, en una concepción del hombre y de Dios, mientras las leyes de nuestras sociedades pluralistas tienen necesidad de lograr el consenso de todos. Por otra parte mientras la moral tiene como perspectiva la del bien de la persona, la ley civil mira como ideal a la justicia en la convivencia entre los hombres, que es un objetivo más limitado. La llamada a compartir una serie de principios universales de justicia fundados en la razón común, aun siendo todavía teóricamente argumentable, es pragmáticamente imposible de experimentar, dado el pluralismo y la perplejidad post-moderna sobre la universalidad de la racionalidad humana. ¿Cómo proceder entonces? Me parece que se puede concordar con el cardenal Scola en dos presupuestos para una convivencia pública. En primer lugar se ha de reconocer que, más allá del pluralismo de las visiones, el hecho de la convivencia con los demás representa un bien que hay que preservar y cultivar, y esto exige respeto por la libertad y los derechos de las personas. No es libertad aquella que piensa que puede reírse de todo, también de aquello que es sagrado para el otro. En segundo lugar, sobre tantas cuestiones controvertidas, hay que recorrer pragmáticamente la vía del diálogo abierto entre las diversas identidades: la claridad de proponer la propia visión de las cosas, sin presunción de imponer la propia visión a los demás, pero también sin la censura de una laicidad sospechosa y hostil a la religión, permite una confrontación abierta en la que democráticamente podrá afirmarse la solución concreta que logrará convencer más que la propia bondad.

Frente a la difusión de la mentalidad laicista, que tiende a expulsar a Dios de la vida concreta del hombre, ¿con qué criterio los cristianos deben intentar un pensamiento y una acción pública que ofrecer a la reflexión común?

La afirmación de san Juan Pablo II de que «la fe debe hacerse cultura» no es una opción estratégica válida solo en algunos momentos históricos. Es la descripción de una exigencia intrínseca e irrenunciable de la identidad cristiana, que debe expresarse en el obrar y confrontarse con las grandes cuestiones culturales que se agitan en la sociedad. Si no lo hace, el cristiano no solo incumple su tarea específica de misión en el mundo y se transforma en sal insípido, que antes o después terminará pisoteado por los que pasan, sino que él mismo no conseguirá entender el sentido de la fe que profesa pero que ha relegado al intimismo. Él, sin darse cuenta, sobre las cuestiones antropológicamente y socialmente decisivas terminará con una sumisión a los «esquemas del mundo», como dice san Pablo y como repetía con frecuencia don Giussani siguiendo la famosa Carta a los cristianos de Occidente escrita en los primeros años setenta por el teólogo checo Josef Zverina.

Para los cristianos la razón última de la defensa de los valores es Cristo mismo. ¿Por qué pueden proponerlos a los no creyentes?

En lugar de «valores», prefiero hablar de «bienes». El discurso de los valores evoca la percepción subjetiva de la conciencia, mientras que el bien es algo que objetivamente se da en la realidad y es accesible a la razón según un orden y una jerarquía. La cuestión que usted plantea se refiere al fin y al cabo al nexo entre encuentro con Cristo y experiencia de lo humano. El encuentro con Cristo se verifica en su capacidad de transformar la vida y de hacerla más conforme a lo que el corazón de cada uno espera. Y precisamente así está en grado de convencer de su conveniencia en incluso de su verdad. Es una verificación que cada persona debe hacer continuamente en los desafíos de la propia existencia y que la misma comunidad de los discípulos de Jesús con humilde fiereza puede proponer a la comunidad de los hombres. Y los hombres, también los no cristianos, pueden reconocer así que algunos bienes, que se han revelado históricamente en un contexto cristiano, corresponden verdaderamente a lo que también ellos pueden apreciar como válido y en consecuencia adoptarlos, aun sin llegar a abrazar la fe, que es la fuente de su emergencia histórica. Así ha sucedido históricamente para el valor único y el primado de la persona respecto al Estado, también a partir del testimonio de los mártires cristianos («se debe obedecer a Dios antes que a los hombres»); así ha sucedido para el matrimonio monogámico en el mundo de la Roma antigua, que ha sabido transformar la cultura permisiva de la época, que conocía, legitimaba y practicaba ya el divorcio, el aborto y la homosexualidad. La Epístola a Diogneto, antiguo texto patrístico, habla precisamente de esta «diferencia» cristiana pero también de su capacidad atractiva y transformante. Es un desafío fascinante que se presenta en toda época de la historia y siempre en formas singulares.

39 comentarios

Maga
Sí, Senor. Amén. Así se habla. Hay que seguir reaccionando contra los heresiarcas que quieren acabar con 3 Sacramentos de golpe.
3/02/15 12:57 AM
Fran
Cierto día los sondeos dijeron que a Jesús de Nazareth había que crucificarlo y en cambio perdonar a Barrabas
3/02/15 1:14 AM
pacomio
Pronto será misericrdeado....
3/02/15 1:56 AM
Renée
¡A mí me gusta un monseñor con pantalones,
que no transige ante aberrantes opiniones!
Y a la hora de enseñar
es muy fiel al Magisterio,
y no rinde pleitesía al sentimiento.

¡A mí me gusta un monseñor con pantalones!
¡Hey! ¡He, he!

No sé de dónde lo sacaron, pero hay que pedir más.
3/02/15 3:12 AM
Néstor
"...permite una confrontación abierta en la que democráticamente podrá afirmarse la solución concreta que logrará convencer más que la propia bondad."

??? No se entiende mucho. El hecho es que "democráticamente" se ha votado legalizar el aborto en la mayoría de los países occidentales.

Eso del pluralismo no es tan fácil. Lo que tenemos que proponer no son solamente ciertos "bienes", sino que esos bienes sean tutelados por la ley, que rige a todos los ciudadanos.

¿Y entonces? ¿Eso se decide "democráticamente"? Se dirá ¿y de qué otro modo? Pero entonces ¿quiere decir que hay que aceptar la legalización del aborto, si sale "democráticamente"? No, ¿verdad?

¿Y entonces?

Entonces que vivimos de hecho en una sociedad pluralista, pero eso no nos autoriza a considerarnos "una voz más" dentro de esa sociedad. Estamos en la sociedad pluralista, pero no le pertenecemos. No encajamos del todo en ella. Hay cosas que para nosotros no son legitimadas ni vueltas respetables por votación alguna.

Y sobre todo, estamos fritos desde el momento en que aspiramos a ser plenamente comprendidos en una sociedad pluralista.

Saludos cordiales.
3/02/15 3:36 AM
José Jacinto Verde Colinas
Efectivamente, Jesucristo es la Palabra de Dios definitivamente revelada a los hombres, por lo que no necesita realizar ningún tipo de sondeos para predicar la Verdad. Ya lo dijo Él mismo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida".

Adoptar otro tipo de "verdades" es caer en el relativismo moral, que muchas veces conduce a la mentira, al engaño y trae como consecuencia una sociedad satanizada y malvada, entre otras cosas.

La Verdad no depende de la democracia (muchas veces adulterada o consecuencia de individuos aborregados), de los partidos políticos, de ciertos lobbies de presión ni de ninguna otra persona o grupo de personas supuestamente más "sabias", pero que muchas veces, lo sepan o no, actúan siguiendo los dictados del príncipe de este mundo, o sea, de Satanás.
3/02/15 7:54 AM
Sarto
¡ I M P E C A B L E !
3/02/15 10:19 AM
Forestier
Consensos, disensos, ascensos, descensos, listas, sondeos, porcentajes ¡todos a votar! ¡mamá, yo también quiero votar! Dejar de llorar pesao, cuando seas mayor podrás votar si el bautismo es mejor rociarlo con agua o con vino.
3/02/15 10:56 AM
Picantino
Lo extraño y doloroso es que una persona así haya sido descartada, desoida, marginada del sínodo sobre la familia.... Claro, el no hace "teología de rodillas", sino con la cabeza.
Vaya camino llevamos.
3/02/15 11:33 AM
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
¡¡¡Excelente, Monseñor!!!

"Por todo aquel que se declare por Mí ante los hombres, Yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos" (Mt 10,32).

"¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor" (Mt 25,23).
3/02/15 12:24 PM
Charo
Qué gusto da escuchar a sacerdotes como éste. Además de reconfortarte deja las cosas muy claras. Ojalá haya muchos como él, aunque da la sensación de que a éstos los mantienen en el ostracismo actualmente.
3/02/15 1:18 PM
Pepito
La democracia es la voluntad de la mayoria, pero ¿que nos asegura que lo que quiere la mayoría es bueno y justo? ¿Simplemente porque así lo quiere la mayoría? ¿Y porqué la mayoría es infalible respecto a lo que es bueno o malo, justo o injusto?

La democracia se basa en el dogma laico de la infalibilidad de la mayoría de una manera acrítica, sin explicar ni demostrar racionalmente dicha infalibilidad. Hace falta racionalizar la democracia y demostrar porqué la voluntad de la mayoría es de suyo infalible. De lo contrario estaremos apoyando ciegamente un sistema político del que no hemos justificado racionalmente su fundamento. Estaremos viviendo en la irracionalidad política.
3/02/15 1:36 PM
Mª del Pilar
Claro que Jesúss no hizo sondeos.
Él quería lo mejor para el género humano y sabía que la ley de Dios contenía todo lo necesario para la felicidad del Hombre.
Las cosas no son malas porqué sean pecado, son pecado porqué son malas. Malas para el hombre, para su felicidad, para su cuerpo, para los hijos, los padres, hermanos... para la familia que somos todos.
3/02/15 1:58 PM
petri
de rodillas? si los obispos se pusieran más de rodillas para rezar no dirían algunos tanta tontería y estarían menos securalizados.

cabeza, corazón y rodillas es lo que necesitamos.
felicidades a este tío.
3/02/15 2:37 PM
Alejandro
Me parece muy mala forma de proceder estas críticas solapadas al papa: "Jesús no hizo sondeos". Con esta frase, ciertamente, Mons. Melina se refiere a la consulta con el cuestionario sobre el sínodo. Me parece cobardía criticar de esa forma. Las cosas se dicen de frente. Y lamento que Infocatólica siga el mismo juego, al escoger esa frase como título.
3/02/15 3:34 PM
Néstor
La voluntad de la mayoría no es infalible. Una democracia acorde con la ley natural supone otra cosa, supone que los ciudadanos están formados en esa misma ley natural. En ese supuesto, estas cosas ni se plantearían. Y en todo caso, una democracia acorde con la ley natural parte de la base de que hay cosas que no se pueden poner a votación.

Saludos cordiales.
3/02/15 3:44 PM
Alvaro
Agregaría a la enumeración de su primera frase la ruptura del nexo entre sexualidad y sexo, entre sexualidad y biología (con la invención de los "roles" de "género" y la manipulación transexual). Uno de los "logros" modernos es el uso de la tecnología para subvertir la naturaleza humana.

Por otra parte, una matización a ese "Entra entonces una especie de complejo de culpa de los clérigos, ulteriormente acentuado por los deplorables escándalos de pedofilia.", y es que esos casos de pedofilia suelen aparecer con un fuerte componente homosexual (donde los abusados suelen ser del mismo sexo que los abusadores), cosa que nunca se pone de manifiesto cuando se informa en los medios (no sea que linchen al periodista; lo acabamos de ver con el caso de Granada, aún por juzgar: ¿ha habido algún medio, algún periodista, que haya empleado la palabra "homosexual", dado que los supuestos abusados son varones? Que yo sepa, nadie lo ha hecho, y dudo que nadie lo haga).

Para terminar, coincido con Néstor: ¿hasta qué punto es compatible el poner a Dios por encima de todo, como conviene a nuestra propia naturaleza humana, con la "democracia", gobierno en manos de un pueblo manifiestamente ensoberbecido y rebelado contra Dios? Da la impresión de que, con este panorama, orientarse mediante una decisión "democrática" en esta materia estará tan fundamentado como pedir al perro que programe el GPS.

Un saludo.
3/02/15 4:00 PM
Antonio R.Lagioia
A.Gramsci triunfó en las mentes, impuso desde los colegios y universidades la sacralidad de la democracia. La democracia es un MEDIO cuyo FIN principalísimo es el BIEN COMUN. Cuando cualquier medio se convierte erroneamente en fin y se lo sacraliza vivimos olvidando los verdaderos fines. Y la democracia que es medio se convierte en DEMONIOCRACIA.El poder de la opinión convertida en verdad. Algo muy grave, porque las mentes están muy confundidas.
Que el Señor otorgue su LUZ a las mentes.
3/02/15 5:20 PM
Manuel Gutiérrez González - Sevilla
Cuando nos da alivio que un pastor afirme lo evidente es señal de que la situación es muy grave.

Si descontásemos de entre nuestros pastores a los que son tibios, mundanos, cobardes o herejes ... ¿con cuántos nos quedaríamos?

Y de los laicos mejor no hablar. Señor ¡ten piedad de nosotros!
3/02/15 6:22 PM
Mariano
Jesús no miraba con gafas, ni viajaba en coche, ni hablaba de la fecundación "in vitro", ni hacía sondeos de opinión (salvo a sus discípulos: "¿También vosotros queréis dejarme?"; y Pedro contestó por todos: "Señor, ¿a dónde iremos? Tú tienes palabras de vida eterna").

Pero nos dio unos mandamientos por los cuales sabemos si éstos avances son buenos o malos. Con un estudio científico se podría saber aproximadamente la proporción de personas que perdonan a sus enemigos, siempre que fueran sinceras las respuestas. Es decir, podríamos saber con bastante precisión el grado de cumplimiento de la palabra del Señor en una sociedad concreta. Y saberlo es mejor que ignorar la realidad de las cosas.
3/02/15 7:58 PM
Withold Endzelis K.
Mi respuesta seria : En un tiempo y decidi comenzar a fumar,disfrutaba en hacerlo,estaba de moda,todos lo hacían;pero ahora tengo cáncer,mi salud es cada vez mas precaria; cometí un error de apreciación,puse me toca pagar las consecuencias.
La Iglesia debe aprender que tolerar te hace cómplice,y las malas designaciones,tienen consecuencias y por mucho mas tiempo.
Construir una casa tarda aveces años,destruirla solo horas.
3/02/15 8:28 PM
Juan Eusebio
Estas declaraciones me parecen muy pero que muy puestas en razón. Por lo cual le doy muchas gracias a Mons. Livio Melina ¡Así se habla, desde la fe católica y con sencillez, no jugueteando con las verdades (mejor dicho ¡con medias verdades!, como hacen tantos).
3/02/15 9:06 PM
Mariam Isaac Rotelo
Me temo que hay personas que no soportan perder el poder. Sólo hace referencia a lugares comunes y no expresa el gran cambio que se está produciendo en la Iglesia para que vuelva a ser lo que era. Me parece, como poco, una persona desleal y de poca Fe.
3/02/15 10:12 PM
hornero (Argentina)
Respecto a la democracia, Borges, a quien no admiro, dijo algo verdadero: no sé porqué la mayoría ha de ser la razón de la política, ciencia eminente, si no lo es de la matemática, de la física, de las ciencias en general. Arreglados estaríamos que la mayoría decidiese en tales cuestiones. Pero, en verdad, poco decide en política sino sólo como instrumento detrás del cual se escudan los verdaderos mentores de la política. Los pueblos son utilizados por los poderes ocultos para disfrazar de "mayoría" sus decisiones malignas.
4/02/15 12:02 AM
Martina
No parece que se trate de hacer sondeos para buscar contentar las variadas tendencias que dicen que existen en la iglesia.
Parece más bien que se busca saber que esta pasando en realidad, que piensan y sienten, como manejarse con las influencias exteriores a la Iglesia y que hacer para vivir el Evangelio en el mundo tal como va.
Reunirse y hablar no para atacar lo establecido, sino para saber como estamos y que tenemos que hacer.
No hay que tener tanta prevención ni alarma. Esperemos a ver que sale del Sínodo y en lugar de armar alboroto recemos para que sea lo que Dios quiera.
Este monseñor dice lo que ya estaba dicho y el Sínodo busca como llevarlo adelante libre de las confusiones y ataques que en la actualidad se dan.
Es lo de siempre, nada nuevo bajo el sol. Dios esta en ello, confiemos y oremos. Menos agoreros y mas fieles necesita la Iglesia.
4/02/15 3:36 AM
Juan Argento
Respecto a los comentarios de Néstor y Alvaro sobre la democracia, es claro incluso a priori que la mayoría puede equivocarse, tanto en asuntos meramente temporales como en aquéllos que afectan la ley de Dios. Ahora bien, en este último caso, ¿qué debe hacer la minoría cristiana fiel? ¿Usar los medios que el sistema democrático pone a su alcance para divulgar e impulsar su posición sobre esos temas "no negociables"? ¿O, si la mayoría impía no parece estar dispuesta a entrar en razones, intentar una toma violenta del poder para imponer leyes de acuerdo a la voluntad de Dios?

León XIII dice en Immortale Dei: "En la esfera política y civil, las leyes se ordenan al bien común, y no son dictadas por el voto y el juicio falaces de la muchedumbre, sino por la verdad y la justicia." Pero si la muchedumbre equivocada eligió legisladores a su gusto que dictan leyes injustas, ¿qué debemos hacer? ¿Trabajar dentro del sistema democrático, o tratar de voltearlo? Más allá de que lo segundo no tiene posibilidades prácticas de éxito.
4/02/15 5:33 AM
Sylvia Caldera de Chamorro
Que Dios lo bendiga y lo guarde!!! Usted llena de esperanza mi corazon!!! Su sabiduria viene de Dios!! Que Maria lo cubra con Su Manto
4/02/15 5:53 AM
A.
Juan Argento, a mi entender, Jesucristo envío a los 72 (Lucas 10) para predicar a los judios, es decir, a personas que ya eran parte del pueblo de Dios pero que aun estaban parcialmente en el error. Esto se puede trasladar a la situación actual en la que gran parte de los bautizados desconocen en mayor o menor medida la Palabra y se empeñan en acomodarse a los cambios anticristianos. Solo queda permanecer fieles y rogar por los que se separan. Es posible que se avecinen grandes cambios en la Iglesia, pero Dios siempre preserva un resto fiel. Cada persona ha de preocuparse primero de examinar la propia fidelidad y despojarse del propio pecado (la viga en el ojo propio), dar testimonio de la Verdad en la medida en que sea posible, y confiar en que Dios salvaguardará su Iglesia. Ni era bueno todo lo de la Iglesia pre-IICV ni por supuesto es bueno todo lo que ahora se está haciendo.
4/02/15 1:11 PM
hornero (Argentina)
Se ve que la democracia se presenta hoy como un enigma mayor que el que planteaba la Esfinge de Tebas acerca del hombre. La respuesta no es fácil, si se plantea en términos contradictorios: dictadura o democracia, golpe de estado o elecciones libres. El problema de la forma institucional de gobernarse un pueblo se funda en la común voluntad de éste, cuando el bien común es su objetivo fundamental. Para que esto sea real, los ciudadanos deben estar unidos por un fin trascendente moral en el que coincidan y converjan los pensamientos y las voluntades. Si esto no ocurre, si los ciudadanos están profundamente divididos y enfrentados entre sí, no existe ninguna forma de gobierno adecuada que asegure una convivencia ordenada, fructífera y pacífica. En este caso, la democracia es una vía de aparente convergencia, pero lo es sólo en el modo de elegir; más, las oposiciones y grietas volcánicas del cuerpo político subsisten, y las lavas contenidas pronto se manifestarán. Sólo el orden cristiano, hoy ausente y apostatado por las mayorías de aquí y de allí, puede crear las condiciones para que un pueblo acepte de común acuerdo las decisiones y orientaciones fundamentales de su gobierno. En estos casos la forma de elección del gobierno resulta secundaria, prevalece la sabiduría y la virtud del gobernante. Nadie pretende elegir a un empresario ni discutir su origen, cuando los productos que ofrece son buenos. Nuestra obsesión con la democracia se origina en la ausencia de coincidencias tra
4/02/15 3:46 PM
antonio
«Jesús no hizo sondeos cuando propuso el perdón de los enemigos, el matrimonio indisoluble, la Eucaristía y la Cruz»

Excelente es asi!!!!!!!
4/02/15 4:17 PM
Juan Argento
A., todo lo que Ud dice es evidentemente correcto, pero no tiene que ver con la cuestión planteada por Néstor y Alvaro. Es claro que cada cristiano debe ser fiel a Dios, confiar en El, y evangelizar. Pero el punto en discusion es cómo interactuar en y con el sistema político democrático, cuando los legisladores elegidos por la mayoria del pueblo dictan leyes contrarias a la voluntad de Dios manifestada en la ley natural. (De paso, este término es entendido en un sentido totalmente distinto al que le da la Iglesia por los que no tienen una formación filosófica escolástica, o sea el 95% de la gente, de modo tal que su uso entorpece más que facilita el diálogo con ellos. Habría más bien que decir: "ley de la naturaleza humana, que no es puramente biológica".)

Por si acaso, aclaro que, en ese punto en discusión, mi planteo de la alternativa de la toma violenta del poder es retórico, para dejar claro que la única opción viable es trabajar dentro del marco democrático.
4/02/15 5:26 PM
hornero (Argentina)
Continúo.. Nuestra obsesión con la democracia se origina en la ausencia de coincidencias trascendentes y virtuosas en nuestra sociedad consumista, amorfa, masificada y estéril. A veces resulta cierto que "los pueblos tienen los gobiernos que se merecen". Como cristianos, pidamos a Dios que nos convirtamos en ciudadanos sabios y responsables, amantes de la Patria y del bien común, de los hermanos entre sí, y tendremos solucionado el enigma de la democracia, el de la dictadura, el de la monarquía, y el de otras formas lícitas de gobierno que no son un fin en sí mismas, sino medios de gobierno.
4/02/15 5:49 PM
martha rodriguez salazar
LA UNION HACE LA FUERZA, OJALA Y NOS JUNTARAMOS QUIENES AUN Y A PESAR DE TODO INTENTAMOS, NO ABANDONAR A NUESTRO SEÑOR, NO SOLO CON PALABRAS SINO CON ACTITUDES. FELICIDADES Y QUE DIOS LE SIGA DANDO SU LUZ
4/02/15 5:59 PM
Alvaro
Alejandro:

Me temo que no van por ahí los tiros: no se trata de atacar al Papa, ya que la Iglesia ha contado desde siempre con órganos consultivos en los que los papas se apoyan y mejoran su acción pastoral, sino a los que pretenden imponer la destrucción de principios doctrinales innegociables amparándose en la falacia de las mayorías, incluso falseando los hechos presentando una mayoría insuficiente como si fuera válida.

Un saludo
4/02/15 6:20 PM
Alvaro
Juan Argento:

Al respecto de la acción política de los católicos, el padre J.M.Iraburu ha escrito varios interesantísimos artículos en su blog "Reforma o Apostasía", empezando por el artículo 95. Le enlazo el índice:

infocatolica.com/blog/reforma.php/1211240939-0-indice-del-blog-reforma-o-a

En cualquier caso, la Iglesia no tiene nada en contra de unas u otras formas de gobierno en tanto tales, ya que distintos pueblos en distintos momentos pueden necesitar de unas u otras. Así, las formas en las que el poder está en manos de uno (el rey), de unos pocos (la aristocracia) o de muchos (el pueblo) son toda ellas admisibles y ninguna condenable de por sí.

Pero cualquiera de las tres puede degenerar y convertirse en un régimen dañino: la monarquía degenera en tiranía; la aristocracia en oligarquía; la democracia en demagogia.

Evidentemente, son estas formas degeneradas de gobierno las que son claramente injustas y, por tanto, condenables y, en su caso, combatibles. Pero si es prudente o aconsejable compatirlas frontalmente (sólo en casos sangrantes y si hay garantías de éxito) o tratar de cambiarlas desde dentro (lo más habitual), es otra historia.

Un saludo.
4/02/15 6:21 PM
miguel
que el papa
expulse de la IGLESIA los que ya no tienen FE CATÓLICA..

Pero ellos queiren destruir dsde dentro

esto lo había ya visto condenado el papa san PIO X en su enciclcia PASCENDI SOPBRE LOS ERRORES DE LOS MODERNISTAS

todo está dicho y analizado en esta enciclica
el unico cambio es que hoy hasta cardenales son MODERNISTAS wue san Pio X habia conndenado
5/02/15 1:30 AM
Alvaro
miguel
Me temo que sólo se puede juzgar sobre la base de los actos cometidos, sea la defensa de tesis incompatibles con la doctrina, sea la comisión de pecados especialmente graves.

Pero la Fe de las personas es algo que, por ser interior al alma de cada persona, está fuera de nuestra capacidad para juzgar, también de la del papa, y por tanto deberá ser Dios quien lo haga.

Un saludo.
5/02/15 1:43 PM
Hortencia Saavedra Ugarte
¡Necesitamos muchos y santos sacerdotes que apacienten el rebaño de Cristo en este mundo de tinieblas!
7/02/15 6:58 AM
vicente robisco lopez
Basándome en el mismo título de su artículo, con el que estoy de acuerdo, Jesús, que "enseñaba con autoridad" y que era la verdad, no necesita que los hombres, en sus parlamentos aprueben o no sus consejos; el nos juzgará a cada uno según nuestras obras.
Por eso siempre me he preguntado, que necesidad hay de que los políticos se metan a dictar que está bien y que está mal en asuntos de los que ellos no son los mejores representantes. Que se ocupen de la justicia social que podría ayudar mucho en aquellos campos en los que no deberían intervenir y que como Dios que quiere que le amemos libremente, nos dejaran libertad en algo que atañe exclusivamente a nuestra conciencia.
10/02/15 12:00 PM

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