(Portaluz/InfoCatólica) Sin embargo, suele suceder que al tiempo, ya por enterarse de que esta imagen nada tiene que ver con Dios, ya porque su vida sólo ha empeorado desde que comenzaron a adorarla, desean abandonar el culto; pero aquí se les presenta un gran problema: sus iniciadores les han advertido que de no guardarle lealtad absoluta, recibirán severos castigos. ¿Qué se le puede decir a una persona que se halla en esta situación tan tormentosa?
El P. Jil Portilla, exorcista para la II Vicaría de la Arquidiócesis de México y especialista en el tema, habla en la revista mexicana Desde la fe al respecto. Señala que muchísima gente ha sido engañada con el rito de la adoración a este idolillo de la muerte, que en realidad no es ninguna santa; han caído en esa trampa de que recibirán de esa imagen numerosos favores -puntualiza el exorcista-, sólo por rendirle culto, creándole un altar en el que habrán de colocarle flores y alimento; sin embargo, les advierten que de renunciar a ella, caerá sobre ellos su venganza.
Señala Portilla que mucha gente, queriendo remediar sus problemas, acepta esa condición, sin saber que quien realmente se esconde detrás de esa imagen es el diablo, quien los ha comenzado a atormentar; cuando esto sucede, con frecuencia desean abandonar su culto, pero tienen miedo de renunciar a él por temor a sufrir las consecuencias. No obstante, señala el sacerdote, nadie debe temer a renunciar a ese idolillo mal llamado ‘Santa muerte’; es verdad que el demonio enfurece cuando alguien ya no le da culto a sus obras y busca asustarlo para que no renuncie e sus engaños, pues su intención es llevarlo al infierno del sufrimiento. Para no tener miedo a escapar de sus garras, tenemos como fundamento la Palabra divina: ‘el Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo (1 Juan 3:8)’; ‘Todo aquel que invoque el nombre del Señor se salvará… (Romanos 10:13)’; ‘Sométanse, pues, a Dios, resistan al diablo y huirá de ustedes (Santiago 4:7)’; ‘… el diablo, como león rugiente, anda buscando a quién devorar, resístanle firmes en la fe… (1 Pedro 5: 8-9)’. Así que si alguien invoca el nombre de Jesús, Él lo defenderá de todas las obras del diablo, señaló el P. Jil Portilla.
Agregó que en cuanto a los que se tatúan la imagen de la Santa Muerte han cometido dos faltas; la primera, tatuarse, pues el libro de Levítico establece esa prohibición, ya que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo; y la segunda, gravarse esa imagen, la cual deben quitarse de alguna manera, sin miedo, buscando pacientemente una forma de hacerlo, pues de seguir llevándola naturalmente continuarán sintiendo incomodidad.
Dijo que en lo referente a las imágenes que se hayan adquirido de ella, deben destruirse como todo objeto de superstición, rociándoles agua bendita, pidiendo al Señor su protección y rezando un Padre Nuestro y un Ave María para echar fuera el miedo a la venganza del maligno y quebrantar sus acechanzas; jamás deben tirarse enteras a la basura, para no correr el riesgo de que los recolectores se sientan tentados a tomarlas o les ocasione algún temor.
Asimismo, el P. Jil Portilla señaló que quienes aún piensan que el culto a la Santa Muerte está permitido por la fe católica, deben saber que Dios no es el autor de la muerte, lo cual señalan claramente las Sagradas Escrituras de las siguientes maneras: … Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su mismo Ser, pero la muerte entró en el mundo por envidia del diablo y la experimentan sus secuaces… (Sabiduría 2: 23-24); No busquen la muerte con los extravíos de su vida, no se atraigan la ruina con las obras de sus manos; ni fue Dios quien hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes (Sabiduría 1:12-13), y la más convincente, por tanto, así como los hijos participan de la sangre y de la carne, así participó Él (Jesucristo) de las mismas para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al diablo, y liberar a cuantos por temor a la muerte estaban de por vida sometidos a la esclavitud… (Hebreos 2:14-15).
Así que nadie debe engañarse, quien le da culto a la ‘Santa Muerte’ le da culto a las obras del diablo; es decir, que no se debe relacionar a la fe católica con ese culto, finalizó.