(EP/InfoCatólica) Mons. Demetrio Fernández subraya que «sí podemos hacer mucho, aunque sean pequeños gestos de fraternidad hacia aquellas personas que encontramos en nuestro camino y viven cualquier forma de esclavitud».
En este sentido, pide «no ser cómplices», sino «luchar por la justicia social en nuestro ambiente, y tampoco indiferentes, sino proactivos a favor de la dignidad de cada persona, sea quien sea», al tiempo que recuerda que «Jesucristo ha cambiado el mundo, introduciendo el mandamiento del amor».
De este modo, asevera que «no es el odio el que construye la historia, sino el amor. Un amor, que considera al otro como hermano, un amor que procediendo de Cristo, descubre su rostro en los hermanos más pequeños», a lo que agrega que «estrenar un año nuevo es una nueva oportunidad para estrenar la gracia de la paz». «Estamos llamados a construir la paz, superando toda forma de esclavitud», apostilla en su carta semanal.
Entretanto, el obispo destaca que este año el Papa Francisco propone «un tema que tiene expansión universal», como es «la esclavitud, para superarla por la fraternidad con todos los hombres». A tal efecto, apunta que «Dios nos ha hecho para vivir como hermanos, y a lo largo de la historia el pecado ha roto las relaciones fraternas, buscando el dominio del hombre sobre el hombre, sometiendo al otro para abusar de él».
«Múltiples formas de esclavitud»
Según indica Demetrio Fernández, «la esclavitud está abolida en el mundo como crimen de lesa humanidad, según la declaración de los derechos humanos», si bien resalta que «de hecho existen múltiples formas de esclavitud en nuestros días, de manera generalizada en todo el mundo».
De este modo, alude al «mundo del trabajo, cuando no se cumplen las condiciones de dignidad humana en el trabajo doméstico y en la agricultura, en la industria y en los servicios. En el salario, en el horario, en las condiciones laborales. En el mundo de los emigrantes, más todavía: muchos tienen que aceptar condiciones indignas con tal de sobrevivir, cuando han venido buscando una vida mejor».
En definitiva, considera que «existe un 'trabajo esclavo'». Es más, añade, «no digamos las personas obligadas a la prostitución, incluso menores, verdaderas esclavas de otros para poder sobrevivir», de ahí que advierta de que «existe en nuestros días una verdadera esclavitud sexual, y no hace falta irse muy lejos para toparse con ella».
Pero además, según prosigue, «existe el comercio con las personas, la trata de personas para la mendicidad, para la guerra, para el tráfico y venta de drogas». «Y existen secuestros, venta de personas, mutilaciones e incluso asesinatos en ese tráfico», afirma el obispo, quien pide alcanzar «el don de la paz, superando toda esclavitud».