(El Universal/InfoCatólica) El cardenal señala en particular «la indiferencia religiosa, el odio y el egoísmo, el afán de lucro y la idolatría del dinero, el ansia de poder y la soberbia política, el desenfreno de las pasiones, el ocio y la pereza».
En el documento titulado «Felicidad y renovación», el purpurado reitera que «el país necesita urgentemente el diálogo y la concertación, a fin de resolver nuestros conflictos de manera pacífica, descartando la violencia».
No obstante, el también arzobispo de Caracas indica:
«Más allá de las medidas políticas, económicas y sociales que se deben necesariamente implementar en Venezuela para solucionar los graves problemas que tenemos, es necesario que los venezolanos, y en especial los católicos, nos acerquemos más a Dios, y dejemos a un lado los vicios y pecados que nos han llevado a esta situación. Si queremos ser felices tenemos que renovarnos espiritualmente».
El Señor nos llama a la conversión
El prelado llama a los fieles a «fortalecer» la práctica religiosa:
«Escuchemos la voz del Señor que nos llama a la conversión, a vivir de acuerdo a su Palabra, a participar en la Santa Misa dominical, a orar incesantemente, a guardar y cumplir los Mandamientos de la Ley de Dios. El camino del pecado, del desorden, del relajo afectivo-sexual, no es el camino de la felicidad. Si queremos ser felices hemos de agarrarnos de la mano de Dios y caminar con Él, escuchando y cumpliendo su palabra».
En su mensaje, el purpurado asevera que el camino a la felicidad pasa por la comunión con el Todopoderoso:
«Si queremos ser felices tenemos ineludiblemente que poner en práctica la Palabra de Dios, que nos invita a amar al prójimo, a ser honestos, a respetar la familia y el matrimonio, a rechazar el odio y la violencia, y trabajar por la paz».