(InfoCatólica) El Papa ha explicado que «con su martirio, Esteban honra la venida al mundo del Rey de reyes, da testimonio de Él, y ofrece como don su misma vida, en el servicio a los más necesitados. Y así muestra cómo vivir en plenitud el misterio de la Navidad».
Serán odiados
El Santo Padre ha recordado las palabras de Cristo acerca de la persecución que sufrirían los cristianos:
El Evangelio de esta fiesta recuerda un parte de las palabras de Jesús a sus discípulos en el momento en que los envía en misión. Dice, entre otras cosas: ‘Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará' (Mt 10,22). Estas palabras del Señor no turban la celebración de la Navidad, sino que la despojan del falso revestimiento empalagoso que no le pertenece. Nos hacen comprender que en las pruebas aceptadas a causa de la fe, la violencia es derrotada por el amor, la muerte por la vida. Para acoger verdaderamente a Jesús en nuestra existencia y prolongar la alegría de la Nochebuena, el camino es justo el que indica este Evangelio.
El Papa pide «testimoniar a Jesús en la humildad, en el servicio silencioso, sin miedo a ir contracorriente y pagar en persona»:
Es la coherencia cristiana, es una gracia que debemos pedir al Señor: ser coherentes, vivir como cristianos. Y no decir soy cristiano y vivir como pagano. La coherencia es una gracia que hay que pedir hoy.
Seguir el Evangelio es ciertamente un camino exigente pero ¡bello, bellísimo! El que lo recorre con fidelidad y valentía recibe el don prometido por el Señor a los hombres y a las mujeres de buena voluntad. Como cantan los ángeles el día de Navidad: ¡paz, paz!
Orar por los perseguidos
El Papa se ha acordado de los mártires de nuestra época:
Hoy, hermanos y hermanas, oremos, en particular, por cuantos son discriminados, perseguidos y asesinados por su testimonio de Cristo. Quisiera decir a cada uno de ellos: si llevan esta cruz con amor, han entrado en el misterio de la Navidad, han entrado en el corazón de Cristo y de la Iglesia.
Recemos también para que, gracias al sacrificio de estos mártires de hoy - son tantos, tantísimos - se fortalezca en todo el mundo el compromiso para reconocer y segurar concretamente la libertad religiosa, que es un derecho inalienable de toda persona humana.