(HO/InfoCatólica) Según han declarado las propias muchachas, Sara y Seema Mashi, de 18 y 14 años respectivamente,aprovechando que su padre, Iqbal Masih, se había ido a trabajar en los campos cercanos, cuatro hombres las aferraron con violencia y las trasladaron hasta una zona de matorral, donde las violaron salvajemente.
Con gran dolor, las jóvenes recuerdan como sus violadores se reían y se burlaban de ellas mientras las violentaban, aseverando: «este es el destino de chicas cristianas pobres». Tras la brutal agresión, abandonaron a las muchachas, que tuvieron que regresar andando a su casa, aterradas y semidesnudas, cargando con todo el horror de la violencia sufrida.
Cuando llegaron a su hogar y contaron a su padre lo padecido, Iqbal Masih se trasladó a la Comisaría para denunciar a los presuntos culpables y que se hiciera justicia. La Policía, sin embargo y como es habitual en los casos de ataques a los cristianos, mostró su rechazo a registrar la denuncia, insistiendo en que desistiera y que se olvidara de lo sucedido.
El juez ordenó la detención
Ante la dejadez policial, el padre decidió acudir él mismo ante el tribunal civil; el juez ordenó un examen médico de las jóvenes, tras el cual se registró la denuncia contra los autores identificados por las muchachas. Uno de ellos, Sajad, fue detenido, mientras que el resto de los acusados lograron escapar.
Por si fuera poco el horror padecido, la familia victimizada recibe amenazas de gente influyente que reside en la vecindad. Pero Iqbal Masih está determinado a conseguir justicia para sus hijas, confiando en que «Dios velará por nosotros en este trance tan difícil».