(Aica/InfoCatólica) Al hacer referencia al título del Congreso, que se desarrolla en colaboración con los Pontificios Consejos: para la Familia, para el Diálogo Interreligioso y para la Promoción de la Unidad de los Cristianosel Papa reflexionó sobre la complementariedad, señalando que es «una palabra preciosa, con múltiples valores». Asimismo, precisó que se puede hacer referencia a diversas situaciones en las que un elemento completa al otro y suplementa una carencia. «La complementariedad es mucho más que esto», aseguró.
A propósito, recordó que los cristianos encontramos el significado de este término en la primera carta de san Pablo a los Corintios, donde el apóstol dice que el Espíritu ha dado a cada uno dones diferentes para que, como los miembros del cuerpo humano se complementan para el bien de todo el organismo, los dones de cada uno puedan contribuir al bien de todos.
De este modo, el Santo Padre indicó que reflexionar sobre la complementariedad no es otra cosa que meditar sobre las armonías dinámicas que están al centro de toda la Creación.
Familia lugar donde empezamos a respirar
«Para la mayoría de nosotros, dijo Francisco, la familia es el lugar principal donde empezamos a «respirar» valores e ideales, así como a darnos cuenta de nuestro potencial de virtud y caridad. Al mismo tiempo, como sabemos, las familias son un lugar de tensiones: entre egoísmo y altruismo, entre razón y pasión, entre los deseos inmediatos, y los objetivos a largo plazo. Pero las familias proporcionan también el contexto en que resolver dichas tensiones».
A propósito, el Papa advirtió que «cuando hablamos de complementariedad entre hombre y mujer en este contexto, no debemos confundir este término con la idea simple de que todos los roles y las relaciones de ambos sexos están encerradas en un modelo único y estático». Así, recordó que «la complementariedad asume muchas formas, ya que cada hombre y cada mujer aporta la propia contribución personal al matrimonio y a la educación de los hijos. La propia riqueza personal, el propio carisma personal, y la complementariedad se hace así de una gran riqueza. Y no sólo es un bien, sino también es belleza».
Matrimonio y familia en crisis
El Pontífice reconoció que «en nuestro tiempo el matrimonio y la familia están en crisis. Vivimos una cultura de lo provisional, en la que cada vez más personas renuncian al matrimonio como compromiso público».
Y esta revolución en las costumbres y en la moral ha ondeado a menudo la bandera de la libertad -entre comillas- pero en realidad ha llevado a una devastación espiritual y material a muchas personas, especialmente a los más vulnerables, ha indicado el Papa. A propósito, reconoció que cada vez es más evidente que el declinar de la cultura del matrimonio está asociado a un aumento de pobreza y a una serie de numerosos otros problemas sociales que golpean de forma desproporcionada a las mujeres, los niños y los ancianos. Por esta razón, el Santo Padre indicó que esta crisis de la familia ha dado origen a una crisis de ecología humana, ya que los ambientes sociales, como los ambientes naturales, deben ser protegidos. Al respecto ha señalado que «somos lentos» en nuestra cultura, también en la católica, para reconocer que nuestros ambientes sociales corren un riesgo.
Los niños, con padre y madre
Retomando el argumento de la familia, el Papa señaló que ésta es «el fundamento de la convivencia y la garantía contra la escisión social». Y añadió: «los niños tienen derecho de crecer en una familia, con un padre y una madre, capaces de crear un ambiente adecuado a su desarrollo y a su maduración afectiva».
El Santo Padre exhortó a los presentes a enfatizar que «el compromiso definitivo en lo relacionado con la solidaridad, la fidelidad y el amor fecundo responde a los deseos más profundos del corazón humano». De este modo invitó a pensar en los jóvenes que representan el futuro: «es importante que no se dejen involucrar por la mentalidad dañina de lo provisional y sean revolucionarios para la valentía de crear un amor fuerte y duradero, es decir, de ir contra corriente».
No hay familia conservadora o progresista
Asimismo advirtió sobre la trampa de ser cualificados con conceptos ideológicos. La familia es un hecho antropológico y «no podemos cualificarla con conceptos de naturaleza ideológica que solamente tienen fuerza en un momento de la historia, y después caen». Por eso, Francisco afirmó que «no se puede hablar hoy de familia conservadora o familia progresista: la familia es familia».
Para concluir su discurso, el Santo Padre deseó que este Congreso sea fuente de inspiración para todos aquellos que buscan apoyar y reforzar la unión del hombre y de la mujer en el matrimonio como un bien único, natural, fundamental y bello para las personas, las familias, las comunidades y las sociedades.