(Andrea Tornielli/Vatican Insider) Entrevista de Andrea Tornielli al cardenal Cañizares tras su nombramiento como arzobispo de Valencia:
¿Cómo ha recibido la noticia?
«Estoy muy contento, de verdad. Vuelvo a mi diócesis de origen, que desde hace más de cien años no tenía un obispo valenciano...».
¿Cómo vive su alejamiento de la Curia?
«Era un deseo mío. He sido yo quien ha dicho a Francisco: quiero tener el olor de las ovejas. Yo he pedido volver a la diócesis, a cualquier diócesis el Papa me hubiera querido mandar. Para mí ha sido una gran alegría y también un gran honor que el Santo Padre haya elegido Valencia, una de las diócesis más vitales de España y de Europa, también por el número de vocaciones. Es una señal de gratitud y de reconocimiento hacia mi, un regalo que me conmueve por parte de Francisco, le estoy de verdad agradecido».
¿Qué puede decir sobre estos cinco años transcurridos en la dirección del dicasterio que se ocupa de la liturgia?
«Estoy agradecido por esta experiencia en la Curia. Hemos trabajado para llevar hacia adelante la renovación litúrgica querida por el Concilio Ecuménico Vaticano II. Uno de los momentos fundamentales ha sido el simposio sobre la constitución conciliar Sacrosanctum Concilium, como también los documentos publicados y los que todavía se están estudiando y que serán pronto publicados. Es necesario continuar a trabajar para que el Concilio sea plenamente actualizado en campo litúrgico, según lo que Benedicto XVI había indicado: Dios es el sujeto de la liturgia, no nosotros. La liturgia no es una acción del hombre, sino que es una acción de Dios».
¿Puedo preguntarle como el Papa Francisco ha seguido el trabajo de la Congregación del Culto en este año y medio de pontificado?
«Francisco ha apoyado el trabajo que estábamos haciendo. Nos ha repetido que más que pensar en reformas, debemos concentrarnos en el misterio pascual que ocurre en la liturgia, vivir el misterio que sucede en aquel momento. Viendo al Papa celebrar la misa se comprende como él vive lo que está pasando».
Los últimos años no han sido fáciles en las relaciones entre la Iglesia y los gobiernos españoles. ¿Cómo tiene intención de vivirlo?
«Creo que con el mundo de la política y de las instituciones tendremos una relación amistosa, de apertura y de colaboración, teniendo como único objetivo el bien común, el bien de nuestra gente. Ha habido, y hay, situaciones difíciles, y no solo desde el punto de vista económico-financiero. Yo espero que se pueda trabajar también por la unidad del país, que no es solo política, sino también antropológica y es un proyecto que vive desde hace más de catorce siglos y se funda en la identidad cristiana».