(ACI/InfoCatólica) El Papa Francisco señaló que «la búsqueda de la paz por parte de Corea es una causa que nos preocupa especialmente, porque afecta a la estabilidad de toda la región y de todo el mundo, cansado de las guerras».
«La búsqueda de la paz representa también un reto para cada uno de nosotros y en particular para quienes entre ustedes tienen la responsabilidad de defender el bien común de la familia humana mediante el trabajo paciente de la diplomacia».
El trabajo diplomático en pos de la paz, dijo el Papa, «se trata del reto permanente de derribar los muros de la desconfianza y del odio promoviendo una cultura de reconciliación y de solidaridad».
«La diplomacia, como arte de lo posible, está basada en la firme y constante convicción de que la paz se puede alcanzar mediante la escucha atenta y el diálogo, más que con recriminaciones recíprocas, críticas inútiles y demostraciones de fuerza».
La paz, remarcó Francisco, «no consiste simplemente en la ausencia de guerra, sino que es ‘obra de la justicia’. Y la justicia, como virtud, requiere la disciplina de la paciencia; no se trata de olvidar las injusticias del pasado, sino de superarlas mediante el perdón, la tolerancia y la colaboración».
El Santo Padre expresó su deseo de que durante los días de su visita a Corea del Sur se puedan realizar esfuerzos para construir la paz, dedicándose «a la oración por la paz y a reforzar nuestra determinación de conseguirla».
Francisco destacó que los esfuerzos de los líderes políticos y los ciudadanos surcoreanos «están dirigidos en último término a construir un mundo mejor, más pacífico, más justo y próspero, para nuestros hijos».
«La experiencia nos enseña que en un mundo cada vez más globalizado, nuestra comprensión del bien común, del progreso y del desarrollo debe ser no sólo de carácter económico sino también humano».
Tras destacar que «la cultura coreana ha sabido entender muy bien la dignidad y la sabiduría de los ancianos y reconocer su puesto en la sociedad», el Papa Francisco alentó a «reflexionar sobre la necesidad de transmitir a nuestros jóvenes el don de la paz».
El Papa aseguró a las autoridades surcoreanas «el constante deseo de la comunidad católica coreana de participar plenamente en la vida del país».
«La Iglesia desea contribuir a la educación de los jóvenes, al crecimiento del espíritu de solidaridad con los pobres y los desfavorecidos y a la formación de nuevas generaciones de ciudadanos dispuestos a ofrecer la sabiduría y la visión heredada de sus antepasados y nacida de su fe, para afrontar las grandes cuestiones políticas y sociales de la nación», señaló. Discurso del Papa a autoridades de Corea del Sur en Palacio Presidencial de Seúl.