(EFE/InfoCatólica) El pequeño de siete meses permanece en Bangkok con la tailandesa Pattaramon Chanbua, la mujer que alquiló su vientre a los australianos y quien denunció el abandono y la adopción de la hermana melliza de Gammy, Pipah, quien goza de buena salud.
«Nosotros nunca te dijimos (Pattaramon) que puedes quedarte con el bebé», dijo Farnell en la entrevista con la televisión «Channel Nine». Según la versión relatada por el padre, abandonaron Tailandia sin Gammy porque tenían «miedo de perder también a la pequeña» Pipah.
En versiones anteriores, la pareja australiana declaró que los doctores tailandeses les dijeron que el pequeño con síndrome de Down no sobreviviría al nacer con problemas cardiacos. «Nunca lo abandonamos, nunca le pedimos a la madre subrogada que tuviera un aborto», respondió Farnell a las acusaciones realizadas por la mujer tailandesa.
Pensaron en un aborto
No obstante, el padre admitió que la idea del aborto se les pasó por la mente «porque el bebé tenía una desventaja y es una cosa muy triste. Hubiera sido difícil, no imposible, pero difícil», señaló.
Farnell, quien durante su juventud fue condenado por varios cargos de abuso a menores, asegura que cuando terminen los procedimientos legales para que Pipah esté registrada como australiana, irán a por el pequeño Gammy.
Pattaramon, que declaró que la pareja le ofreció 16.000 dólares australianos (14.898 dólares u 11.094 euros) por gestar un hijo para ellos, pidió la devolución de la niña tras conocer los problemas del padre con la justicia.
El caso ha creado una gran polémica en la sociedad australiana donde las autoridades han intensificado el cierre de agencias que se dedican a encontrar vientres de alquiler en Tailandia. Las autoridades tailandesas han abierto una investigación sobre el uso de estas madres de alquiler, recurso que según la ley local solo está autorizado en el caso de que esta mujer sea familiar de los padres y prohíbe que la gestación se haga a cambio de dinero.