(Zenit) Monseñor Dubost ha contado a la Agencia Sir sus impresiones sobre el viaje. «Hemos encontrado una población que ha sufrido de forma terrible y hemos podido ver en los ojos de las personas lo que han vivido. Pero nunca, nunca, en ningún momento, hemos oído palabras de odio o deseo de venganza».
El obispo de Ebry explica además que le ha conmovido «encontrar personas que han perdido todo a causa de su fe». Y añade que«ahora piden justicia, pero la piden sin odio. Me ha tocado también la inmensa solidaridad del pueblo iraquí. Parroquias, escuelas, locales del ayuntamiento, casas:todas las puertas están abiertas a los refugiados».
Monseñor Pascal Gollnisch enmarca la visita «en la continuidad de la preocupación que los obispos franceses tienen por sus hermanos de Oriente». El prelado ha aseverado que es «importante» que los cristianos iraquíes «supieran que se está rezando por ellos». Por otro lado, matiza que «no pretendemos hacer cosas extraordinarias, sino simplemente teníamos el deseo de rezar junto a ellos, de manifestar nuestra amistad y llevar ayudas materiales».
A monseñor Gollnisch le quedan dos imágenes de este viaje: «la primera son las palabras del patriarca Sako, que nos ha dicho: 'Gracias a vuestra llegada, nuestra esperanza ha crecido'. La otra imagen son las palabras de monseñor Youssef Thomas: ‘Antes no teníamos voz, ahora tenemos voz'».