(Aleteia/InfoCatólica) Aunque aún queda por resolver una parte importante del problema (la imposición a numerosas instituciones religiosas de servicio), los contradictores ya plantearon su respuesta: afirmar que la decisión permite la discriminación, posición que fue claramente rechazada por los prelados.
La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos destacó un aparte de la respuesta conjunta sobre la campaña de rechazo a la decisión de la Corte Suprema. La respuesta conjunta de los Arzobispos de San Francisco, Mons. Salvatore Cordileone; Baltimore, Mons. William Lori; Miami, Mons. Thomas Wenski y el Obispo de Búfalo, Mons. Richard Malone, niega la veracidad de la acusación y su utilidad para resolver el problema que en teoría busca combatir.
«Descartar las preocupaciones sobre la libertad religiosa en un desviado intento de tratar la discriminación injusta en el lugar de trabajo no es un avance en la justicia y la tolerancia», declararon los Obispos. «En su lugar, se presenta como una afrenta a los derechos humanos fundamentales y la importancia de la religión en la sociedad». Los prelados recordaron las palabras del Papa Francisco sobre el riesgo de que un pluralismo mal entendido pretenda reducir la religión «a la oscuridad silenciosa de la conciencia individual o relegarla a los recintos cerrados de las iglesias».
Esta limitación en la manifestación pública de la fe sería para el Pontífice «una nueva forma de discriminación y autoritarismo». Los Obispos negaron que la sentencia de la Corte Suprema constituya discriminación alguna y expresaron que las comunidades de fe tienen derecho a ejercer sus convicciones morales y religiosas en todos los campos y de esta forma aporta al bien común. «Ningún bien puede venir de retirar este testimonio de nuestra vida social», advirtieron.
La declaración de los prelados también rechazó el avance de un proyecto de ley «contra la discriminación» que presenta graves objeciones para la Iglesia. El proyecto propone el uso de la fuerza de la ley «para obligar a todos a aceptar una comprensión problemática de la sexualidad humana y el comportamiento» de manera que busca no la defensa de las personas sino de una conducta específica, además de negar la protección de la libertad religiosa. La Iglesia, al igual que las empresas y los particulares «no deberían ser castigados de forma alguna por vivir sus convicciones morales y religiosas».
«Hacer lobby en favor de leyes coercitivas que violentan la libertad no promoverá la justicia en el lugar de trabajo, ni hará avanzar el bien común el buscar silenciar el debate sobre la moralidad sexual», concluyeron los Obispos firmantes. «Nosotros, como todos los americanos, desearíamos que hubiera un camino fácil. No lo hay. Pero hay un camino honesto. Y comienza con el firme compromiso por la dignidad inherente de cada ser humano y con el «sano pluralismo» que todos queremos compartir».
La última noticia: Obama prepara una ley por la que se negarán contratos federales a las agencias que se nieguen a contratar personas abiertamente homosexuales.