(Noticias globales/InfoCatólica) «La afirmación de Melinda Gates, que la Fundación Gates ha decidido no financiar el aborto no debe ser aclamada como una buena noticia por los pro-vida, porque es un engaño absoluto», dijo el P. Boquet en un comunicado de prensa.
Boquet sostiene que la pretensión de no financiar el aborto está en contradicción con las decenas de millones de dólares que la organización reparte a los grupos pro-aborto, incluyendo varios afiliados a Planned Parenthood de todo el mundo y Marie Stopes International. La fundación también tiene una estrecha asociación con el Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA), que ayuda con la política de un solo hijo en China.
Si bien la Sra. Gates afirma que la política de la Fundación sólo se centró, desde 2010, en los anticonceptivos, no tiene en cuenta que estos pseudo medicamentos y dispositivos, tienen potencial para causar abortos en las primeras etapas del embarazo, dice el P. Boquet en su comunicado. «En muchos casos, la concepción se produce aún cuando se utilizan estos métodos, y la nueva vida es destruida», continúa el presidente de Human Life
La cuestión de la financiación del aborto no es nueva. La Fundación dio ocho millones de dólares a Family Care International en el año 2000. Family Care se describe a sí misma como una asociación que »trata una serie de cuestiones urgentes de salud, incluida la salud materna, la salud sexual y reproductiva de los adolescentes, la planificación familiar, el aborto inseguro y la violencia contra las mujeres. Todas estas palabras son eufemismos para no hablar de aborto.
Anticoncepción o aborto
A la vez, si Melinda Gates y la Fundación Gates no procuran el aborto, cabría preguntarse ¿qué hacía Melinda en la Conferencia Women Deliver, la «cumbre abortista»; o tomando parte de iniciativas de «vacunación anticonceptiva», un modo eufemístico de referirse al aborto temprano; o haciendo inversiones en el abortivo inyectable Depo-Provera?, y esto sólo a modo de ejemplo.
El Magisterio
Por otro lado, debemos recordar las palabras de San Juan Pablo II en la encíclica Evangelium vitae, n. 13:
«La anticoncepción y el aborto, desde el punto de vista moral, son males específicamente distintos: la primera contradice la verdad plena del acto sexual como expresión propia del amor conyugal, el segundo destruye la vida de un ser humano; la anticoncepción se opone a la virtud de la castidad matrimonial, el aborto se opone a la virtud de la justicia y viola directamente el precepto divino «no matarás». A pesar de su diversa naturaleza y peso moral, muy a menudo están íntimamente relacionados, como frutos de una misma planta [...] Lamentablemente la estrecha conexión que, como mentalidad, existe entre la práctica de la anticoncepción y la del aborto se manifiesta cada vez más y lo demuestra de modo alarmante también la preparación de productos químicos, dispositivos intrauterinos y «vacunas» que, distribuidos con la misma facilidad que los anticonceptivos, actúan en realidad como abortivos en las primerísimas fases de desarrollo de la vida de un nuevo ser humano»
El Papa santo polaco había afirmado años antes:
«resulta insensato querer superar el aborto fomentando la anticoncepción [...] se da pábulo así a la mentalidad que está en el origen del aborto y de la que éste continúa nutriéndose. Por otra parte, no desconoceréis ciertamente que en los métodos más recientes, los límites entre contracepción y aborto son muy difíciles de precisar»
(Juan Pablo II, A los Obispos de Austria en visita ad limina, 19-VI-87).