(Luis F. Pérez/InfoCatólica) El prelado donostiarra califica así las siguientes palabras de Rojas Marcos;
«Seguiré mientras me vea activo; y el día que no me sienta útil o no esté contento, me voy al otro mundo (…) Si no voy a sacar a la vida un beneficio, no veo motivos para quedarme. (…) El día en que esto sea irreversible, me iré de este mundo por mi cuenta. No me gusta dar la lata a nadie».
Mons. Munilla advierte que «detrás de la suposición de que somos plenamente dueños de nuestra propia vida, se esconde un narcisismo latente. Cuando no somos capaces de asumir los límites de la existencia, nos volvemos unos perfeccionistas, maniáticos y caprichosos»
Aborto y suicidio, pinza macabra
Igualmente señala que «invocar la libertad personal para suicidarse, es como reivindicar el derecho familiar para acabar con la vida de los hijos. (Claro que… esto también está inventado)».
Y finamente denuncia que «en definitiva, aunque el aborto y el suicidio pretendan reivindicarse como una conquista de la libertad, en realidad, no son sino la ‘pinza’ macabra de la desesperanza; un signo de la decadencia moral de occidente».
Artículo
«El suicidio de un psiquiatra», por Mons. José Ignacio Munilla