(AFP/El Mundo) La atribución del secuestro llega pocas horas después de que haya salido a la luz que la primera dama de Nigeria, Patience Jonathan, habría ordenado detener a dos activistas que habían acudido a una reunión organizada por ella misma para tratar el tema de los secuestros.
Según la activista que ha denunciado la detención, Saratu Angus Ndirpaya, la mujer del presidente nigeriano las acusó de orquestar el secuestro para dejar en mal lugar al gobierno y a su marido y de pertenecer a Boko Haram, extremo que ambas negaron.
Ayer mismo el presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, compareció en la televisión por primera vez desde el comienzo de la crisis y prometió que su gobierno haría todo lo posible para rescatar a las chicas. «Prometo que las chicas, allí donde sea que estén, serán rescatadas», declaró en un mensaje emitido en directo.
Sin embargo, Jonathan reconoció que el ejército todavía no tiene información fiable sobre el paradero de las chicas y que necesitan ayuda de la población local para rastrear los movimientos de los milicianos de Boko Haram que se las llevaron. «El gobierno necesita ayuda», reclamó Jonathan. «Es un momento difícil para el país... Es doloroso».
Los esfuerzos del ejército, que desde hace meses ha incrementado notablemente su presencia en la zona noreste de Nigeria para contrarrestar la presencia del grupo islamista radical, han sido en balde y ponen en entredicho su capacidad para contener los ataques que solo este añño se han cobrado la vida de más de 1.500 personas.
Asimismo, el presidente nigeriano también negó rotundamente que haya entablado negociaciones con los secuestrados, ya que, según él, es imposible hablar con Boko Haram. «No puedes negociar con alguien que no conoces. El tema de la negociación no se ha puesto sobre la mesa».
Ayuda internacional
Para acallar las críticas que rodean la gestión de la crisis, Jonathan aseguró que está en conversaciones constantes con las grandes potencias internacionales para que ayuden a Nigeria a mejorar su seguridad interna.