(El Heraldo/InfoCatólica) El cardenal denunció en la Catedral Metropolitana, centro de Tegucigalpa, que «cada cierto tiempo tratan de comprar legisladores» para aprobar ese atentado contra la vida humana.
Según fuentes legislativas, en marzo pasado, el diputado por el departamento de Atlántida (norte) Antonio Leva presentó un decreto en la cámara de 128 diputados para que aprobara el uso de la llamada Píldora Anticonceptiva de Emergencia (PAE) . El proyecto fue trasladado a una comisión para que lo analice, pero aún no se ha presentado el dictamen en el pleno.
Leva planteó la posibilidad de que se sometiera a una consulta a la ciudadanía si se aceptaba la propuesta, que ha sido rechazada por la iglesia y agrupaciones religiosas y conservadoras. Al contrario, las organizaciones feministas han apoyado su uso.
«Hipócritamente (al uso de la píldora) lo llaman sexo seguro, a lo que deberían de llamar sexo irresponsable» y hasta el Colegio Médico de Honduras «dice que la pastilla no es abortiva», pero con eso se pretende «confundir a la opinión pública y engañar con medias verdades», señaló el cardenal.
En contra de la consulta
Subrayó que «lo más triste es lo que hemos escuchado, la intención de hacer un plebiscito para preguntarle al pueblo» pero «no podemos ser fariseos, no podemos celebrar la fiesta de la resurrección si en nuestro corazón está el proyecto de aprobar la muerte para otras personas».
El cardenal denunció que «cada cierto tiempo tratan de comprar legisladores» para que aprueben esa píldora, que es una «agresión contra la vida» porque «no es matando como se previenen embarazos en niñas adolescentes, es educando, no es con menos ética sino con más ética en las familias, no es canalizando el sexo».
En 2009 el Congreso hondureño prohibió la PAE con el argumento de que «en la práctica se recomienda el uso de la Pastilla Anticonceptiva de Emergencia (PAE) también conocida como 'píldora del día después' o 'anticoncepción postcoital' provocando con ello el abuso ilimitado de la comercialización de dicho fármaco, poniendo en grave riesgo la salud de la población hondureña, especialmente la de las mujeres en edad fértil».
A principios de 2009 el Congreso Nacional de entonces prohibió «la promoción, el uso, venta y compra relacionada con la PAE, así como la distribución pagada o gratuita y comercialización de fármacos de anticoncepción de emergencia, en farmacias, droguerías o cualquier otro medio de adquisición».
Efecto mortal
El cardenal explicó científicamente los efectos de las PAE. Al respecto ilustró que si ya se ha producido la fecundación del óvulo por parte de un espermatozoide, la «píldora del día después» actúa impidiendo que el embrión se implante en la pared del útero, del endometrio. De esta manera el embrión muere y es expulsado.
«Se necesita la sabiduría de tantas personas para querer confundir a la opinión pública, para querer engañar con medias verdades. Si la muerte de un embrión y su expulsión no es un aborto, entonces ¿qué es un aborto?», se preguntó. Desde el momento de la concepción el código genético de la persona ya está constituido. «No nos engañemos con sofismas. Hay ciegos que guían a otros ciegos», dijo.
Las PAE son una «bomba hormonal» que contiene una dosis de progestágeno 20 veces mayor que la píldora anticonceptiva. «¿Eso es lo que queremos, falsamente diciendo que no hace daño?», dijo con indignación. «Qué padre o madre de familia quisiera que a su niña adolescente le dieran una bomba hormonal», agregó.
El compromiso, prosiguió, es criar responsablemente a los hijos, educarlos en el respeto a la dignidad del cuerpo. «Nadie tiene el derecho a hacer lo que le de la gana con su cuerpo, degradándolo. El cuerpo es un don de Dios, es un templo de Dios», recordó. Por ello calificó la PAE como un atentado y no un derecho reproductivo.
Consultar para matar
El prelado manifestó su tristeza por el papel que desempeñan algunos diputados: «Es triste escuchar la posibilidad de que se haga un plebiscito para aprobar la muerte. No se utilizó nunca un plebiscito en Honduras, ahora se pretende hacer para autorizar o no la venta y uso de una píldora. La moral recomienda que, ante la duda, no se debe proceder».
«A nuestros legisladores: ¿creen ustedes que esa es la prioridad para el desarrollo de Honduras?, ¿creen ustedes que es lo mejor para un gobierno que está iniciando?», preguntó.
Según su criterio lo que se necesitan son plebiscitos para erradicar la corrupción, para que no se roben los bienes del pueblo. «Necesitamos plebiscitos para la vida, no para la muerte, no para aprobar un medicamento», subrayó el cardenal.
Cultura de la muerte
A su vez el purpurado lamentó que se promueva el sexo irresponsable y banalizado al repartirse millones de preservativos durante la Semana Santa.
Se pregunto: «¿quién paga los millones de preservativos que vienen del extranjero?» No nos dejemos engañar por compañías transnacionales que buscan el dinero vendiendo la muerte, vendiendo la irresponsabilidad, en Honduras no queremos una cultura de la muerte, queremos una cultura de la vida». «No seamos fariseos, no podremos celebrar la Pascua de la Resurrección si en nuestro corazón está ese proyecto, aprobar la muerte para otras personas», añadió.
El cardenal deploró además la cultura de la muerte en Honduras, lamentando que a diario se registran muertes violentas. «Honduras lleva muchos años enterrada en esa violencia, en que cada día hay muertos», dijo.«Ya huele mal la cultura de Honduras, de la muerte. Tenemos que sembrar vida, no sembrar muerte. «Honduras necesita volver a la vida, no podemos quedarnos en la tumba», agregó.
Finalmente, criticó que Honduras sigue endeudándose irresponsablemente con organismos internacionales, «para vivir una economía ficticia, de papel y de deudas».