(IglesiaActualidad/InfoCatólica) Destaca la reunión prevista con Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, y según el prelado «muy buen conocedor del tema», según manifestó a este periódico. «Dieciséis años son demasiados por un litigio donde las cosas han estado muy claras para la diócesis. A las sentencias favorables por la vía eclesiástica se suman las de la vía civil», señaló el obispo.
Milián reiteró que «han partido desde Lérida, siempre, y se da la situación inusual de que el litigio ha pasado desde el máximo Tribunal de la Signatura Apostólica, en Roma, hasta el Tribunal Supremo, en España. La realidad es que hemos encontrado muchas dificultades, más de las normales». De todas maneras, señala que no le extraña «porque la estrategia ha sido dilatoria, desde el principio. Ante la Signatura Apostólica, se presentaron 23 recursos que no prosperaron y, por último, ante La Rota Romana, que no tenía sentido».
Mientras -añade-, «ha pasado tiempo pero las batallas no son cuestión de años sino de constancia, entrega y argumentos. Sin necesidad de ponerse nerviosos, dando pasos de firmeza como hemos hecho desde el principio».
El prelado ha «vivido» la mitad del litigio heredado de sus antecesores Ambrosio Echevarría (fallecido) y Juan José Omella, desde que comenzó por iniciativa de Ramón Malla, obispo de Lérida, el 7 de julio de 1998. «Hemos hecho todo lo que está en nuestras manos para solucionar este problema, enojoso y exigente en dedicación. A pesar de todo, no hemos escamoteado tiempo ni medios económicos posibles», explica.
La situación actual relativa al obispado de Barbastro-Monzón es de tres recursos de casación admitidos en la Sección 4ª de lo Contencioso del Supremo. Dos afectan a la catalogación de 24 Bienes de Interés Cultural (BIC), presentados por Generalidad y Diputación de Lérida. El otro es de la Generalidad por la catalogación de 84 Bienes Inventariados.
Este mes se ha desestimado un recurso de casación del Consorcio del Museo -del que forma parte el Obispado de Lérida- sobre la catalogación de Bienes Inventariados. Aparte -aunque no concierne a Barbastro-Monzón- hay dos recursos admitidos a la Generalidad que afectan a bienes de las parroquias de Berbegal y Peralta de Alcofea, del Obispado de Huesca.
La lectura de Milián es clara: «Estamos en posesión de la verdad, justa en este caso, me congratula que el Supremo haya desestimado dos recursos -uno por cada diócesis- y confío que nos den la razón en los que están pendientes».
Las sentencias del Supremo «favorecen nuestra postura y ayudan en Roma porque son pronunciamientos claros y, aunque Parolin considera más importante la sentencia del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, se dará cuenta a qué niveles hemos llegado porque ya no es una simple cuestión de parroquias de dos diócesis diferentes».
Tiene confianza máxima en que «eche una mano porque es hombre justo con mucho sentido de Iglesia, estoy convencido de que hará todo lo que esté en sus manos y confío en que tome las decisiones necesarias. Otra cuestión será que se obedezca o no».
Respecto a si el secretario de Estado puede ordenar al obispo de Lérida que devuelva las obras, Milián señala: «Claro que puede obligarle y, aunque lo hizo la Signatura Apostólica, no ha cumplido la sentencia. En todo caso, se lo han dicho varias veces y también el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos». Señala que «tienen poder suficiente para determinar que se cumpla y aprecio que es la postura de la Iglesia».
El nacionalismo catalán, un obstáculo
A todo esto, cabe preguntarse ¿qué cuenta Piris en sus encuentros, si es que da explicaciones , a lo que Milián responde con esta frase: «¡Alfonso, si por mí fuera, esta tarde devolvería los bienes! me dijo, sentados con el nuncio. El problema no está tanto en la Iglesia sino que lo han enredado mucho»…
Añade: «¿Qué pasa con otros temas propios del nacionalismo catalán frente a lo que llaman España … es muy difícil trabajar con los nacionalistas». Es más -prosigue- «si no fuera por el nacionalismo catalán, el litigio estaría resuelto. Eso esta clarísimo respecto a las decisiones. En realidad no era necesario llegar al Supremo por la vía civil porque la Signatura Apostólica tiene rango similar. El problema es que se han puesto demasiados palos en la rueda, pero las sentencias son determinantes».