(Heraldo de Chihuahua/InfoCatólica) El 30 abril del 2012 dos hombres se personaron en las oficinas del Registro Civil de Chihuahua para casarse. El oficial del Registro Civil se negó porque el Código Civil del Estado solo prevé las uniones entre hombre y mujer con fines de procreación.
Ante ello Tony y Tomás, de 40 y 47 años de edad, respectivamente, pidieron hablar con el director del Registro Civil, César Ramírez. Le dijeron que llevaban 25 años viviendo juntos, pero no les casaron. Entonces los homosexuales pidieron la protección de la justicia federal y el Juez Décimo de Distrito, José Juan Múzquiz Gómez, concedió el amparo 691/2012, que ordena unir en matrimonio civil a la pareja de homosexuales.
El Gobierno de Chihuahua tenía de plazo hasta el 6 de septiembre del 2013 para impugnar la sentencia mediante un recurso de Revisión. No lo hizo y decidió aceptar los matrimonios entre homosexuales por vía del amparo.
En los últimos días el titular del Registro Civil se ha reunido con la Consejería Jurídica de Gobierno del Estado para presentar una postura oficial respecto a la materia del amparo concedido por el tribunal federal. Mario Trevizo Salazar, titular de la Consejería Jurídica del estado, declaró que el Registro Civil tendrá que cumplir el matrimonio de Tony y Tomás.
Aberración inmoral
«La unión entre personas del mismo sexo, equiparándola al matrimonio entre un hombre y una mujer es inmoral, inadmisible y condenable», dijo a través de una carta pública,Constancio Miranda Weckmann, Arzobispo de Chihuahua. «Y la posibilidad para que estas uniones puedan adoptar a niños inocentes es perversa, con los consecuentes daños psicológicos y morales que provocarían tal injusticia y arbitrariedad», agregó.
Por ello, «la Iglesia considera una aberración equiparar las uniones entre personas del mismo sexo con el matrimonio. Tal pretensión no es más que soberbia, e inevitablemente llevará a la sociedad a la ruina», agregó.
«Con la unión entre personas del mismo sexo, la madre y el padre se convierten sólo en palabras y los sexos carecen de sentido. Nuestros niños y jóvenes corren un gravísimo riesgo al ver como normales este tipo de uniones, y pueden entender equívocamente que las diferencias sexuales son un simple tipo de personalidad, dejando así de apreciar la dualidad de la sexualidad humana, que es condición de la procreación y, por tanto de la conservación y desarrollo de la humanidad», dijo.
«Como Arzobispo de esta Iglesia de Chihuahua, exhorto a los fieles cristianos a reforzar su fe en Jesucristo ante estos embates del maligno que van dirigidos contra los principios y valores de la familia», exhortó. «Inculquemos a las futuras generaciones el valor único de la familia y el matrimonio, fundamentado en la santa unión de un hombre y una mujer», subrayó.