(Opus Dei/InfoCatólica) La ceremonia de beatificación será presidida por el Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, el Cardenal Angelo Amato, y tendrá lugar en Madrid. Se prevé la participación de personas provenientes de todo el mundo. Al día siguiente, Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei, celebrará una Misa de acción de gracias.
«En este momento de profunda alegría –ha afirmado Mons. Javier Echevarría– deseo agradecer al Papa Francisco la beatificación de este obispo que tanto amó y sirvió a la Iglesia. Desde ahora encomendamos al futuro beato las intenciones del Santo Padre: la renovación apostólica y el servicio a Dios de todos los cristianos, la promoción y ayuda de los más necesitados, el próximo Sínodo sobre la familia, la santidad de los sacerdotes».
Don Álvaro y Madrid
La biografía de Mons. del Portillo –a quien mucha gente llama con confianza «don Álvaro»– está estrechamente unida a las ciudades de Roma (donde residió la mayor parte de su vida) y de Madrid, donde nació el 11 de marzo de 1914, y donde transcurrió la infancia y juventud junto a sus padres y a sus 7 hermanos. En la capital de España, en el año 1935, conoció a san Josemaría Escrivá de Balaguer y pocos meses después decidió entrar a formar parte del Opus Dei.
En su época de estudiante de ingeniería, con 19 años, el joven Álvaro del Portillo, además de seguir los cursos de la carrera universitaria, trabajó en las actividades de las conferencias de san Vicente de Paúl, para impartir catequesis y socorrer a niños desamparados en Vallecas y en otros barrios entonces muy pobres del Madrid de la pre-guerra, y distribuir donativos y alimentos entre las familias indigentes. Impulsado luego por San Josemaría, siguió llevando a cabo este tipo de tareas con otros jóvenes que participaban en la incipiente labor del Opus Dei, que se desarrollaba alrededor de la Academia DYA.
El 25 de junio de 1944, terminados brillantemente sus estudios civiles y eclesiásticos, recibió la ordenación sacerdotal en Madrid de manos del obispo de la diócesis, Mons. Eijo y Garay. Y allí ejerció el ministerio sacerdotal hasta que, en 1946, se trasladó a Roma.
El escenario de la beatificación
Como es sabido, el decreto pontificio de Benedicto XVI sobre los ritos de beatificación y canonización –difundido por la Congregación para las Causas de los Santos el 29-IX-2005– precisa que las beatificaciones sean celebradas por un representante del Santo Padre, por lo general el prefecto de la mencionada Congregación, en la localidad que se considere idónea. El mismo decreto establece, en cambio, que únicamente las canonizaciones serán presididas por el Pontífice.
Por este motivo, al conocerse la noticia de la futura beatificación, se estudiaron diversas opciones dando preferencia a lugares céntricos de Roma distintos de la Plaza de San Pedro, que se reserva al Santo Padre. Sin embargo, a medida que aumentaba la previsión del número de participantes, se comprobó que ese proyecto no parecía factible en el centro de la ciudad. La Congregación para las Causas de los Santos estimó muy conveniente una segunda hipótesis que surgió entonces: organizar la ceremonia en Madrid, ciudad natal del futuro beato, de quien se cumple en 2014 el centenario de su nacimiento. Esta opción facilita también la participación de numerosas personas del país de origen de don Álvaro que desean asistir a la ceremonia y que –en el contexto de la crisis económica actual– hubieran tenido dificultades para afrontar el viaje.
Actualmente se comienza a trabajar un plan de atención a los participantes de todos los países, que incluirá visitas a la catedral de la Almudena (Madrid) y a los lugares relacionados con la historia del futuro beato y con el nacimiento del Opus Dei, fundado por san Josemaría Escrivá –en Madrid– el 2 de octubre de 1928.
En Roma, junto al Papa Francisco
El Comité organizador está preparando también diversos actos en Roma para los asistentes que deseen luego peregrinar a la ciudad de San Pedro («videre Petrum», para «ver a Pedro»).
Se está estudiando con las autoridades competentes que, durante los días sucesivos a la beatificación, el cuerpo de don Álvaro –que reposa en la cripta de la Iglesia prelaticia de Santa María de la Paz, en Roma– sea trasladado provisionalmente a la basílica de San Eugenio, para facilitar la afluencia de las numerosas personas que querrán rezar ante el nuevo beato.
Después de la beatificación, se celebrará una Misa de acción de gracias en una de las basílicas romanas. Además, los fieles podrán participar en la Audiencia del miércoles con el Papa Francisco, para manifestar de este modo su agradecimiento y su unión al Romano Pontífice.