(Gianni Valente/VI) Las palabras del Patriarca tocan un nervio sensible de la realidad socio-religiosa del Líbano, donde el estatus personal de cada ciudadano respecto al derecho matrimonial está determinado por las normas de la propia comunidad religiosa a la que pertenezcan. Los procedimientos relativos al matrimonio, al divorcio y a las sucesiones hereditarias se establecen por los respectivos tribunales religiosos. Y el divorcio, prohibido para los católicos, es tolerado en ciertos casos por los tribunales de otras confesiones cristianas o de otras comunidades religiosas. Así ocurre que a las parejas católicas en crisis, los abogados de referencia les aconsejan pasar –especialmente– a la Iglesia siro-ortodoxa o a la Iglesia Asiria del Oriente.
A cambio de dinero
Según la prensa local, incluso algunos libaneses famosos habrían acudido al sistema de conversión de confesión religiosa para poder divorciarse y volverse a casar. El P. George Massouh, director del Centro de estudios cristiano-islámicos de la Universidad de Balamand, ha hablado al Daily Star de la existencia de una «banda de obispos, párrocos y abogados» que ayudan a las parejas católicas en crisis a convertirse y divorciarse «a cambio de dinero». Los eclesiásticos involucrados en este sistema se justifican usando el argumento que a través de esta táctica los dos divorciados seguirán siendo cristianos.
«Pero a veces» dice a Vatican Insider François Eid, fiscal patriarcal maronita en la Santa Sede, «a los matrimonios en crisis se les aconseja incluso 'superar' el problema convirtiéndose al Islam. Y en estos cambios de religión para resolver las crisis matrimoniales hay quien se ha lucrado. Se dice que exista una lista de precios para cambiar confesión cristiana en diez minutos. Por eso el Patriarca ha sido durísimo con esta gentuza». Según el obispo Eid, existirían incluso casos de cristianos maronitas que han vuelto al seno de la comunidad de origen después de haber pasado temporalmente a otra Iglesia para poder divorciarse.
En el Líbano, el debate sobre la legislación matrimonial se ha puesto al rojo vivo porque en el país de los cedros, como en muchos países de la zona, no existe el matrimonio civil. En Noviembre de 2012, una joven pareja perteneciente a familias musulmanas chiítas firmó por primera vez el propio contrato de matrimonio civil delante a un abogado y no delante a una corte religiosa, depositándolo después en el Ministerio del Interior, en espera de una respuesta oficial.
Las parejas libanesas que quieren celebrar su propio matrimonio con el rito civil continúan practicando la táctica de casarse civilmente en Chipre y registrar la unión más tarde en Líbano. En el pasado, el presidente del país, el cristiano maronita Michel Sleiman, ha expresado su opinión a favor del pleno reconocimiento jurídico de los matrimonios civiles.