(Aleteia/InfoCatólica) Este hombre está vivo y Lartaún de Azumendi en «La Noche de COPE» lo ha podido entrevistar:
Mario Joseph, buenas noches. Usted tenía 18 años y era un clérigo musulmán. ¿Qué paso para que su mirada cambiara?
Yo era el tercero de seis hermanos y con ochos años, mi padre me envío a una escuela coránica para convertirme en imán. Después de diez años de estudio, con 18 años me hice imán. Un día estaba predicando en la mezquita que Jesucristo no era Dios y entonces una persona desde el público me dijo que no dijera eso y me preguntó que quién era Jesucristo. Como no tenía respuesta para dar, me puse a leer todo el Corán y allí descubrí que en el capítulo 3 habla de Jesús y se le nombra muchas veces como Jesucristo y en el capítulo 19 se habla de María.
En el Corán, María es el único nombre de mujer que se nombra y se dice que Jesús es la Palabra de Dios.
¿La zona en la que vivía en la India era zona musulmana?
Sí. Es de mayoría musulmana e hindú y prácticamente no hay cristianos
Y a partir de esa duda que le surge cuando está predicando. ¿Cómo empieza el proceso de conversión?
En el Corán se dice que Mahoma está muerto pero que Jesucristo esta todavía vivo. Entonces cuando yo leí eso pensé, entonces… ¿A quién tengo que aceptar, al que está muerto o al que está vivo?
Le pregunté a Alá que a quién debería aceptar y me puse a rezar para que me ayudara en esta cuestión y cuando me puse a orar, abrí el Corán y en el capítulo 10 versículo 94, dice que aquellos que tengan una duda así sobre el Corán vayan a leer la Biblia. Por eso yo decidí comenzar a estudiar la Biblia. Entonces me di cuenta de quién es el Dios verdadero y a partir de eso abracé el cristianismo.
Lo cuenta de forma natural sabiendo la situación que podía vivir por aceptar eso. ¿Cómo reacciona ante su comunidad?
Cuando yo me convertí me fui a un centro de retiros y mi familia empezó a buscarme. Me encontraron allí. Mi padre me golpeó fuertemente y me llevó a casa. Cuando llegamos me metió en una habitación, me ató las manos y los pies, me desnudó, me puso picante en los ojos, la boca y la nariz y me dejó allí sin comida durante 28 días. Pasado ese tiempo mi padre vino y me cogió del cuello para ver si estaba vivo.
Abrí los ojos y vi que llevaba un cuchillo en la mano. Me preguntó si aceptaba a Jesús y me dijo que me iba a matar si lo aceptaba. Yo sabía que mi padre me iba a matar porque es un musulmán muy duro, estaba convencido. Le dije que aceptaba a Jesucristo y en ese momento una luz muy potente impactó en mi mente y me dio fuerza para gritar con todas mis fuerzas: ¡Jesús!
En ese momento mi padre cayó y el cuchillo que llevaba en la mano se le clavó en el pecho. Se hizo un gran corte, comenzó a sangrar copiosamente y le salía espuma por la boca. En ese momento mi familia asustada fue a por él, lo llevaron al hospital y se olvidaron de cerrar la puerta. Pude salir y coger un taxi para ir al centro de retiros de donde me habían capturado y allí me quedé escondido.
Resulta increíble que tuviera la posibilidad física de salir de cada e irse al centro de acogida católico…
Aunque estaba en los huesos y debilitado, esa luz hizo que yo cobrara fuerzas y una salud que no sabía de dónde venía. Sin embargo, las consecuencias de este castigo aún las estoy sufriendo porque tengo una úlcera de estómago y úlceras en la boca.
Parece una historia tocada por Dios. No es normal que uno salga reforzado con esa fuerza. ¿Hace cuanto tiempo le pasó esto?
Hace 18 años. El sufrimiento aún me acompaña porque está escrito en el Corán en más de 18 lugares que al que rechaza el Corán hay que eliminarlo.
¿Desde entonces no ha vuelto a ver a su padre?
No he vuelto a ir a mi pueblo. Nunca más he pisado mi tierra. No sólo eso, sino que estoy enterrado allí porque mis padres hicieron una tumba, con una lápida con mi nombre y el día que yo nací.
Escuche la entrevista íntegra en la WEB de la Cadena COPE: