(C. Ruiz/OVC) El encuentro comenzó con la celebración de las Vísperas y la Eucaristía, presidida por el obispo de Cartagena, monseñor José Manuel Lorca, y el obispo de Getafe, monseñor Joaquín López de Andújar, de la Comisión Episcopal de la CEE para la Vida Consagrada. Posteriormente, las asistentes se reunieron para saludarse, presentarse y escuchar el testimonio de vida de Querubina, Mª Rosa y Mª Francisca, tres de las cinco primeras consagradas de España –todas ellas de la provincia de Murcia– a quienes en este Encuentro del Orden de Vírgenes Consagradas (OVC) de España se rendía un sencillo homenaje.
El día 15, solemnidad de La Asunción de la Virgen María, y después del rezo de Laudes, como cada día, comenzó con una charla del señor Obispo de Getafe, asesor del Orden de Vírgenes dentro de la Comisión Episcopal de la CEE para la Vida Consagrada y que este año estuvo presente durante todos los días del Encuentro. Con el título «El ser y misión de las Vírgenes Consagradas en la Iglesia particular», monseñor López de Andújar desarrolló su ponencia en seis puntos: la primacía del ser en la virgen consagrada, la inserción en la iglesia diocesana, la referencia al obispo, vivir la diócesis como la propia familia, la pietas y la caritas como señales distintivas de la espiritualidad, virgen consagrada y nueva evangelización a la luz de la encíclica Lumen Fidei.
Recordó que la virgen consagrada es esposa, madre y virgen y que su misión más importante es «manifestar al mundo lo que es», por lo que tiene «obligación moral de cultivar el propio ser en orden a la santidad», para, pese a las propias limitaciones, debilidades y pecados, poder llegar a ser «signo de la plenitud que Cristo ha inaugurado con su existencia humana y divina». Pero, añadió, la virgen consagrada «no es un ser que flota en el vacío, sino que su carisma está encarnado en la iglesia diocesana que acoge, consiente y hace posible el desarrollo de su vocación». Su inserción en la iglesia diocesana es inserción en la iglesia universal y se concreta en la referencia al propio obispo.
«La vida consagrada en el Ordo Virginum está llamada a ser en nuestro mundo tan individualista signo de libertad bien encauzada, pues su carisma da un margen muy amplio a la libertad y a la responsabilidad. La virgen consagrada debe dar testimonio de cómo hay que entender esta libertad desde la perspectiva del don de sí para los demás, para la Iglesia». Así se comprende igualmente con facilidad que «el concepto de autonomía no está reñido con el de autoridad».
Explicó la necesidad de cultivar la pietas y la caritas, rasgos preeminentes de la espiritualidad de la virgen consagrada: «Estar con Jesús y como él en las cosas del Padre, en su designio de amor y de salvación por todos los hombres, es necesario para que tanto la oración como la acción tengan fecundidad».
Identidad y colaboración en la Nueva Evangelización
Mons. López de Andújar afirmó que la Nueva Evangelización tiene una connotación misionera «interna», porque urge rehacer el tejido cristiano de las propias comunidades cristianas. La misión de la virgen consagrada en la nueva evangelización, añadió, brota del conocimiento del Señor, como pone de manifiesto el ejemplo de María Magdalena, que «después de su encuentro con el Señor Resucitado sale corriendo para contar la noticia a los apóstoles», y el hecho de que a lo largo de la historia de la Iglesia se constata que la luz de Cristo se transmite de persona a persona, porque «quien ha visto al Señor no puede permanecer inactivo, ha de difundir lo que ha visto».
Por la tarde, las participantes en el Encuentro se trasladaron al Santuario de la Virgen de la Fuensanta, donde tuvieron un fraternal encuentro con la comunidad de Benedictinas, intercambiando el testimonio de sus respectivos carismas. Después de conocer la historia del Santuario y de la devoción murciana a la Virgen de la Fuensanta, Mons. Joaquín López de Andújar presidió la Eucaristía, a la que asistieron también numerosos visitantes del Santuario. Al terminar, se realizó el homenaje sencillo a las primeras vírgenes consagradas, hace 41 años, leyéndose una especial bendición enviada a ellas por el Santo Padre, que recogieron Mª Rosa y Delfina.
En el mundo, en la Iglesia
En la ponencia «Virginidad en medio del mundo», el día 16, por la mañana, Domingo López Marín, Vicario para la Vida Consagrada, evocó la figura de Moisés, como intercesor ante Dios por el Pueblo elegido, para afirmar que es necesario amar al «pueblo de Dios» en el que vivimos y hacer presente en él las enseñanzas y las actitudes de Jesús.
Es verdad, afirmó, que «vivimos en un mundo bombardeado por las corrientes del materialismo, individualismo, hedonismo» y que observamos que «muchos bautizados no integran la fe y la vida», en un ambiente en que «es más fácil declararse agnóstico que cristiano». Se refirió a diversos ámbitos en que se percibe esa separación de la Iglesia y la falta de transmisión de la fe a las nuevas generaciones: la familia, las universidades, círculos de ocio y de trabajo, y destacó que paulatinamente las propias leyes y los medios de comunicación diseñan y difunden lo contrario a los principios doctrinales y morales católicos.
Explicó que es preciso sembrar, anunciar y proclamar la verdad fundamental: «Dios que se ha hecho hombre en Cristo, que ha venido a servir y no a ser servido y que sigue realizando su plan de salvación a través de la Iglesia». Para ello, insistió, es preciso poner a Jesús en el centro, ser fieles a la identidad de la propia vocación, al amor primero, así como recuperar la comunión afectiva y efectiva de todos los miembros de la Iglesia y la unidad con los pastores en el ser y el obrar. Puso como ejemplo las palabras dichas por María Francisca, en una entrevista realizada por Popular TV, que «no son palabras que se escuchen en el mundo»; ella decía que «he sido, soy y espero ser muy feliz porque he hecho lo que he podido por amar a Jesús, amar a mis hermanos y amar a la Iglesia».
Por la tarde, en la ponencia «Las Vírgenes Consagradas hoy en la Iglesia», José Sánchez, Vicario de la Diócesis de Cartagena, expuso la realidad actual de la Iglesia y planteó una reflexión sobre la aportación que el carisma de las vírgenes consagradas. Partiendo de las principales etapas del designio de salvación de Dios, narrado bellamente por S.Pablo en Efesios 1,1-14, explicó los tres retos de la Iglesia de hoy:
«el secularismo como mentalidad en la que Dios de hecho está ausente total o parcialmente de la existencia y la conciencia humana»; la creciente «dificultad para transmitir a las nuevas generaciones la fe y los valores fundamentales de la existencia y de un recto comportamiento», llegando a la llamada situación de emergencia educativa que se experimenta en la familia, la escuela y todas las instituciones con finalidades educativas; «el desprecio al orden de la creación» que conlleva la autodestrucción del ser humano, hombre y mujer, cuando construyen su vida en contra de la verdad y el bien de Dios Creador, y que hace necesario defender lo que los papas vienen denominando «la ecología humana»: cultura de la familia y el matrimonio, de la vida humana en todas sus etapas, dependencia de Dios frente al relativismo e individualismo social, cultural y moral.
El ponente afirmó que la virgen consagrada, desde su vocación, llamada al amor esponsal con Cristo y viviendo la virginidad por el Reino de los Cielos, es un don de Dios para la comunidad cristiana, y «su testimonio concreto de vida ha de indicar a todos que, como Sta. Teresa decía, solo Dios basta». Finalmente, aseguró que muchas jóvenes pueden estar siendo llamadas hoy a esta vocación, como a otras vocaciones a la vida consagrada y al sacerdocio, y que «como S. Felipe Neri, quienes están en contacto con la juventud deben ayudar a las nuevas generaciones a escuchar la voz de Dios».
Con monseñor Lorca Planes
El día 17 por la mañana estuvo dedicado a la visita al Museo Salzillo y a la Catedral de Murcia, en la que las vírgenes consagradas descubrieron, de la mano de unos entregados y competentes guías, la espiritualidad que destilan la arquitectura, escultura y pintura puestos al servicio de la liturgia, la piedad y la cultura cristiana a lo largo de los siglos.
Por la tarde, después de la ponencia de Juan Tudela, Vicario General de la Diócesis de Cartagena, sobre el «Estilo de vida de las Vírgenes Consagradas», volvieron a la Catedral de Murcia, donde rezaron Vísperas en la Capilla de los Vélez de la Catedral y participaron en la Eucaristía presidida por el monseñor Lorca Planes,Obispo de la Diócesis. Durante la misa, las vírgenes consagradas, renovaron simbólicamente el propósito de virginidad, que cada una realizó a perpetuidad durante el ritual con el que fueron consagradas en el Ordo Virginum por su obispo diocesano.
El Encuentro concluyó con una reunión de todas las participantes, intercambio de testimonios y opiniones, y la despedida después de la Eucaristía, muy agradecidas a las organizadoras –las consagradas de Murcia y Alicante– y a las Esclavas de Cristo Rey que facilitaron la realización de todas las actividades en la Casa de Ejercicios de S. Ignacio en Guadalupe (Murcia).