(EFE/InfoCatólica) El arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar, encabezó los actos acompañado por su obispo auxiliar, Gregorio Rosa Chávez, y decenas de obispos, sacerdotes y seminaristas. La procesión salió de la Basílica del Sagrado Corazón después de que el arzobispo ofició un acto litúrgico junto al nuncio apostólico, Léon Kalenga, y varios obispos. El Divino Salvador del Mundo regresó así a la Catedral, de donde horas antes había salido también en procesión hacia la iglesia El Calvario y de esta a la Basílica del Sagrado Corazón, todas en el casco histórico de San Salvador.
La estatua del Salvador del Mundo, ataviada con un lujoso vestido rojo bordado con hilos dorados, fue cargada en tramos del recorrido por numerosos grupos de voluntarios, a ratos bajo la lluvia. En la carroza también se transportaban las estatuas de dos ángeles con las banderas de El Salvador y del Vaticano.
La procesión llegó a la Catedral en medio de cantos y fuegos artificiales que iluminaron el cielo y luego se realizó el acto más esperado de la jornada: la «Bajada» o representación bíblica de la transfiguración de Jesucristo en el monte Tabor. La estatua del Divino Salvador del Mundo fue colocada sobre un gran globo terráqueo, que estaba frente a la Catedral y sobre la cúspide de una elevada columna de madera, cuyos costados estaban decorados con imágenes religiosas.
Miles de feligreses revivieron así la transfiguración de Jesucristo cuando el globo se abrió y el Divino Salvador del Mundo ingresó a la columna, de la que surgió minutos después vestido de blanco y entre fuegos artificiales, aplausos, música y cantos.
La «Bajada» también sirvió de marco a la develación de una nueva escultura del Divino Salvador del Mundo, donada por el arquitecto y artista salvadoreño residente en Japón Camilo Bonilla. Erigida en la parte central del frontispicio de la catedral, la escultura tiene 3,45 metros de alto y sus manos extendidas alcanzan 1,6 metros, explicó a los periodistas Bonilla, quien la esculpió entre 2008 y 2011 y financió su transporte de Japón a El Salvador.
Miles de salvadoreños gozan de vacaciones entre el 1 y el 6 de agosto con motivo de estas fiestas, que finalizarán mañana con una misa en la Catedral Metropolitana.