(Daniel Rojas Delgado/InfoCatólica) Cargada de simbolismo, terminó la vigilia de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), en la playa de Copacabana. Se trató de uno de los momentos más importantes del megaevento, con una participación de 3 millones de peregrinos. Para llegar hasta allí tuvieron que caminar durante horas bajo un sol tropical. «Por favor, dejen que Cristo y su Palabra entren en su vida, que germine y crezca», pidió el Papa en su discurso, que leyó prácticamente en español.
Jóvenes de 175 países fotografiaron y aclamaron al Santo Padre, que llegó hasta el escenario, saludando y sonriendo. Tras varios días de lluvia, Copacabana, uno de los lugares más famosos de Brasil, mostró la belleza de sus aguas y el calor de su playa. El mal tiempo de durante esta semana, sin embargo, evitó que la vigilia se realizara en el Campus Fidei (Campo de la Fe, en latín), en Guaratiba, debido a que el predio quedó anegado y con barro.
«¿No estaría el Señor queriéndonos decir que el verdadero campo de la fe, el verdadero campus fidei, no es un lugar geográfico sino que somos nosotros?», preguntó el Papa en su discurso de anoche. «Queridos jóvenes –continuó después–, cuando aceptamos la Palabra de Dios, entonces somos Campus Fidei! Por favor, dejen que Cristo y su Palabra entren en su vida, que germine y crezca. Dios hace todo, pero ustedes déjenlo hacer».
Antes de que el Papa comenzara su discurso, en el escenario habían instalado la estructura de una iglesia y colocado una cruz en lo alto. Después, Francisco pidió a los jóvenes una respuesta firme al envío misionero de Cristo, «vayan, y hagan discípulos a todas las naciones», lema de esta edición de la JMJ. «Respondámosle: sí, también yo quiero ser una piedra viva; juntos queremos construir la Iglesia de Jesús».
La metáfora del campo la utilizó por partida triple: como lugar donde se siembra, como lugar de entrenamiento y como obra en construcción. Más tarde citó a san Pablo, que decía que los atletas se privan de todo para obtener una corona que se marchita. Una de las frases más aplaudidas de Francisco fue cuando dijo que «Jesús nos ofrece más grande que la Copa del Mundo». En este mismo sentido, agregó que es necesario «transpirar la camiseta» de cristianos.