(InfoVaticana/InfoCatólica) Tony Miano leyó el siguiente pasaje de 1ª Tes 4,1-8:
Por lo demás, hermanos, os rogamos y amonestamos en el Señor Jesús que andéis, según lo que de nosotros habéis recibido acerca del modo en que habéis de andar y agradar a Dios, como andáis ya, para adelantar cada vez más. Bien sabéis, en efecto, los preceptos que os hemos dado en nombre del Señor Jesús. Porque la voluntad de Dios es vuestra santificación: que os abstengáis de la fornicación; que cada uno sepa tener su mujer en santidad y honor, no con afecto libidinoso, como los gentiles, que no conocen a Dios. Que en esta materia ninguno haga injuria a su hermano, porque vengador en todo esto es el Señor, como antes os lo dijimos y atestiguamos, que no nos llamó Dios a la impureza, sino a la santidad. Por tanto, quien estos preceptos desprecia no desprecia al hombre, sino a Dios, que os dio su Espíritu Santo.
Unas horas antes una señora enojada había increpado a Tony Miano con un rotundo ‘F. .. off» y llamó a la policía por sentirse amenazada y ofendida por las «declaraciones homófobas» que escuchó durante el sermón.
Después se llevó a cabo la detención, ordenada en virtud del artículo 5 de la Ley de Orden Público, con el agravante de homofobia. La policía propuso al detenido aceptar una multa de 90 libras y la prohibición de regresar al Reino Unido, amenazándolo con, en el caso de no aceptación, un interrogatorio formal.
Tony, creyendo que no había cometido ningún delito, requirió la intervención de un abogado. En ese punto, después de tomarle las fotografías rutinarias, llevar a cabo el registro de huellas dactilares y proceder a la extracción de una muestra de ADN, se le confinó durante más de siete horas en una celda con un inodoro pero sin papel higiénico.
A las nueve de la noche, en la sala de interrogatorios de la comisaría 3 de Wimbledon, se procedió el interrogatorio a Tony Miano.