(Aica/InfoCatólica) Según informó Radio Vaticana, también asistieron empleados de la Biblioteca Apostólica Vaticana, acompañados por el viceprefecto Ambrogio Paizzoni, y un grupo de personal de la Universidad Lateranense, acompañados por el vicerrector, monseñor Patrick Valdrini.
El Papa ha asegurado, comentando el evangelio de hoy, que cuando el escriba se acercó a Jesús para preguntarle lo que, según él, es «el primero de todos los mandamientos» es probable que su intención no fuera tan inocente. El Papa ha evaluado el comportamiento del hombre que, en la narración evangélica de la liturgia de hoy, se dirige a Cristo dando la impresión de «ponerlo a prueba», si no es de «hacerlo caer en la trampa».
Y cuando -a la cita bíblica de Jesús: «Escucha, oh Israel. El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno»-, el escriba responde aprobando, el Papa llama la atención sobre el comentario de Cristo: «No estás lejos del reino de Dios». En esencia, dice el papa Francisco, con el «no estás lejos», Jesús quería decirle al escriba: «Sabes muy bien la teoría», pero «todavía te falta una distancia hacia el Reino de Dios», es decir, debes caminar para transformar en «realidad este mandamiento », ya que «la confesión de Dios» se hace en el «camino de la vida».
Añadió el santo padre que «no basta decir: 'Pero yo creo en Dios, Dios es el único Dios'. Está bien, pero ¿cómo vives este camino de vida? Porque podemos decir: 'El Señor es el único Dios, solamente, no hay otro', pero a la vez vivir como si Él no fuera el único Dios y tener otras deidades a nuestra disposición. Es el peligro de la idolatría: la idolatría que llega a nosotros con el espíritu del mundo. Y Jesús, en esto, era claro: el espíritu del mundo, no. Y en la última Cena Jesús pide al Padre que nos defienda del espíritu del mundo, porque el espíritu del mundo nos lleva a la idolatría».
«La idolatría -continúa el papa Francisco-, es sutil», todos nosotros «tenemos nuestros ídolos ocultos» y «el camino de la vida para llegar, para no estar lejos del Reino de Dios», implica «descubrir los ídolos ocultos». Un comportamiento que ya se encuentra en la Biblia -recuerda-, se lee en el episodio en el que Raquel, mujer de Jacob, finge no tener consigo ídolos, los cuales ha llevado de la casa de su padre y los ha escondido detrás de su caballo. También nosotros, dijo Francisco, «lo hemos escondido en un caballo, pero tenemos que buscarlo y debemos destruirlo», porque la única manera de seguir a Dios es la de un amor basado en la «lealtad».
Ahuyentar los ídolos
«Y la lealtad –prosiguió–, nos pide que ahuyentemos los ídolos, descubrirlos: están ocultos en nuestra personalidad, en nuestra forma de vida. Pero estos ídolos ocultos hacen que no seamos fieles en el amor. El apóstol Santiago, cuando dice: 'Quien es amigo del mundo, es enemigo de Dios', comienza diciendo: '¡Ustedes adúlteros!'. Nos reprocha, pero con el adjetivo: ¡adúlteros! ¿Por qué? Porque quien es amigo del mundo es un idólatra, ¡no es fiel al amor de Dios! El camino para no estar lejos, para avanzar en el Reino de Dios, es un camino de lealtad que se asemeja a la del amor conyugal».
Mientras que «con las pequeñas idolatrías que tenemos», ¿cómo es posible -concluye el Papa-, no ser fiel «a un amor tan grande?». Para ello, es necesario confiar en Cristo, que es «fidelidad plena» y que «nos ama tanto».
«Podemos preguntarle ahora a Jesús: 'Señor, tú que eres tan bueno, enséñame el camino para estar cada día menos lejos del Reino de Dios, aquella manera para ahuyentar todos los ídolos'. Es difícil, pero tenemos que empezar... Los ídolos ocultos en los muchos caballos que tenemos en nuestra personalidad, en nuestra forma de vida: mandar lejos el ídolo de lo mundano, que nos lleva a convertirnos en enemigos de Dios. Pidamos esta gracia en Jesús, hoy.»