(VI) Se podrá celebrar Misa y se ocuparán de él los integrantes de la Custodia Franciscana, aunque la propiedad siga estando en poder del Estado de Israel y no volverá a los franciscanos que antiguamente lo poseían. Esto se establece en el «Protocol Activity», un protocolo permanente entre la Santa Sede y el Estado de Israel, que ambas partes ya definieron.
Además, según indican las mismas fuentes, se ha llegado al acuerdo sobre la exención fiscal de las propiedades de la Iglesia. Los Lugares Sacros, así como los lugares de culto y los cementerios católicos, estarán completamente exentos del pago, mientras que los edificios en los que se lleven a cabo actividades comerciales (como la venta de souvenires, los bares o los restaurantes) tendrán que pagar impuestos.
Las delegaciones vaticana e israelí se reunirán nuevamente en Roma los días 3 (encuentros técnicos bilaterales) y 4 de junio (plenaria). Es difícil prever que en esta ocasión el acuerdo se afirme definitivamente, después de un proceso difícil y que ha durado muchos años y que cuenta con una larga historia de momentos críticos. Tanto Israel como la Santa Sede «estrenarán» a sus respectivos líderes de las delegaciones: para el Estado israelí, el nuevo viceministro del Exterior, Zeev Elken; para el Vaticano, el nuevo subsecretario para las relaciones con los Estados, Antoine Camilleri.
Por lo visto, las dos cuestiones pendientes en la mesa tienen que ver con un estacionamiento en el Monte Sión, en el que surge el Cenáculo, y un lugar de culto en Cesarea. El estacionamiento es una zona cuya propiedad reivindica la Custodia. Pero el Estado de Israel considera que no puede aceptarlo, por lo que pretende ofrecer un terreno en otra parte a la misma Custodia.
En cambio, la situación de la zona arqueológica de Cesarea es muy diferente. El Patriarcado latino tenía allí una pequeña Iglesia en la que se recordaba a San Pablo, pues partió justamente desde Cesarea a Roma. Después del nacimiento del Estado de Israel, la zona fue expropiada y la pequeña Igelsia fue demolida. Ahora, la Santa Sede pide contar con un lugar de culto en la misma zona. El área arqueológica, en la que todavía existen los restos arqueológicos de una antigua Iglesia de los cruzados, es un parque nacional y, como tal, no puede ser cedido. El Vaticano e Israel están trabajando para encontrar una solución que establezca o la posibilidad de acceso y de culto en una determinada zona del parque, sin atribuir ninguna propiedad a la Iglesia, o la cesión de una zona fuera del parque para que la Iglesia pueda construir una casa para peregrinos.