(Efe) Sobre la situación en Siria, Ban Ki-moon ha pedido al Gobierno de Damasco que «coopere» con Naciones Unidas y «permita el trabajo» del equipo de expertos enviado por la ONU para verificar las sospechas del uso de armas químicas en el conflicto y que espera en Chipre que Damasco dé permiso para entrar en Siria.
El papa Francisco y el secretario general de la ONU analizaron asimismo la situación en África, «donde la paz y la estabilidad están amenazadas», la trata de seres humanos, en especial de mujeres, y la situación de los refugiados y los emigrantes.
El Papa subrayó la contribución de la Iglesia Católica «en favor de la dignidad integral del ser humano».
Ban Ki-moon, que se encuentra en su segundo mandato, expuso al Santo Padre su programa para el quinquenio, centrado en la prevención de los conflictos, la solidaridad internacional y el desarrollo económico y sostenible.
El secretario general invitó al Papa a visitar la sede de la ONU, señaló el portavoz vaticano, Federico Lombardi, que precisó que, de momento, se trata de una invitación de palabra, no escrita formalmente.
Ban Ki-moon llegó al Vaticano acompañado de un séquito de doce personas, entre ellas un funcionario de nacionalidad argentina, el país del papa.
El pontífice le acogió en la Sala del Tronetto, anexa a la Biblioteca privada, lugar de la audiencia.
Ban le dijo sentirse «muy honrado» de poder reunirse con el líder espiritual de los católicos al inicio de su pontificado y le regaló la Carta de las Naciones Unidas en seis idiomas.
El Pontífice correspondió con rosarios, que entregó personalmente al secretario general de la ONU y a su séquito.
Tras el encuentro, Ban se reunió con el secretario de estado de la Santa Sede, el cardenal Tarcisio Bertone, y el subsecretario para las Relaciones con los Estados (viceministro de exteriores), Antoine Camilleri.
La visita de Ban Ki-moon se enmarca en las tradicionales audiencias concedidas por los papas a los secretarios generales de la ONU.