(Efe) «El papa Francisco en pocos días nos ha manifestado a todos que es un hombre de Dios, sencillo, preparado, próximo a la gente, que llega al corazón de las personas, con un estilo de vida pobre», ha proclamado el cardenal español y catalán, partidario de una renovación en la curia romana. El cardenal ha confesado que fue «una sorpresa para todos» que el nuevo papa escogiera el nombre de Francisco, aunque ya muchos cardenales le habían oído decir: «mi gente es pobre y yo soy uno de ellos».
«Le agradecemos al Señor que nos haya dado este Santo Padre que viene del continente americano, donde viven el 40% de los católicos de todo el mundo, que cuenta con más de 500 años de presencia de la Iglesia y que nosotros evangelizamos y que ahora, con la reciente inmigración de aquellos países de América, ellos nos evangelizan», ha dicho el purpurado.
Tras destacar que se trata del primer Papa sudamericano, el prelado ha subrayado que este hecho «nos ayudará a tomar mayor conciencia de que la Iglesia no es sólo europea, sino católica, universal» y «vive y actúa en los cinco continentes». Martínez Sistach ha tenido palabras de recuerdo y homenaje para Benedicto XVI «que con su renuncia ha manifestado su actitud de servir lo mejor posible a la Iglesia y no servirse de la Iglesia». «La tentación de servirse de la Iglesia la podemos tener especialmente los clérigos. No hemos de caer nunca en esta tentación. Tenemos que superar toda tendencia a vivir nuestro ministerio con una actitud de funcionario. Somos ministros del Señor las veinticuatro horas del día», ha expuesto el prelado.
El cardenal y arzobispo de Barcelona, que ha dedicado su primera misa de este nuevo Pontificado a San José, santo que se celebra el próximo martes, ordenó en la Sagrada Familia a dos nuevos diáconos, Josep Teixidó y Eduard Puig, en una jornada en la que la Iglesia celebra el Día del Seminario para animar las vocaciones sacerdotales entre los jóvenes. «Nos toca rogar por las vocaciones sacerdotales. Necesitamos sacerdotes santos para nuestras comunidades y realidades de Iglesia», ha concluido el cardenal su homilía.