(Efe) El lunes, los fieles podrán sumarse a una «Vigilia de los jóvenes para todos los pueblos de Dios», convocada frente a la catedral de Buenos Aires y donde se espera que confluyan miles de personas.
La vigilia, durante la que se permitirá también la entrada al templo católico, se extenderá hasta el inicio de la ceremonia de entronización del pontífice número 266 de la Iglesia Católica, el primero latinoamericano de la historia.
«Se trata de una cosa inédita. Es imposible saber cuánta gente asistirá, aunque pensamos que mucha», dijo a Efe el rector de la catedral, Alejandro Russo.
Russo explicó que el templo católico ha recibido la visita de miles de fieles en los últimos días y confesó que reciben «cientos de llamadas a diario» de interesados en la ceremonia de asunción, pero por ahora no se tiene noticia de que se hayan organizado viajes desde distintos puntos del país.
No faltarán a la cita los llamados «curas villeros», los sacerdotes que trabajan en los asentamientos marginales de la capital, que acudirán a la plaza acompañados de cientos de feligreses de las villas para celebrar la entronización del arzobispo.
Una vez que concluya la misa, repicarán durante diez minutos en Buenos Aires «todas las campanas de las iglesias y de los edificios civiles que tengan campanas como homenaje de la ciudad y de la Archidiócesis», explicó el rector de la catedral.
«El cardenal era el padre de la Iglesia en Buenos Aires, pero es también el Santo Padre hijo de la ciudad. Con el toque de las campanas le rendiremos homenaje y simbolizará su despedida, porque ahora es el padre de la cristiandad entera y el hijo es del mundo entero», añadió monseñor Russo.
El último acto convocado por el Arzobispado porteño por la entronización del cardenal Bergoglio serán las misas vespertinas por las intenciones del Santo Padre, que se celebrarán el martes en todas las parroquias de la ciudad y en las que se orará para que Jorge Bergoglio, de 65 años, tenga un fructífero Pontificado.
La «Papamanía» desatada en Argentina desde la elección del pontífice Francisco ha hecho que se agoten todos los pasajes de avión a Roma.
Ni la petición del Papa a sus fieles para que destinen a donaciones el dinero que gastarían en viajar, ni los elevados precios de los billetes -por encima de los mil dólares de media- ni las casi 14 horas de vuelo han frenado a los argentinos.
En el país suramericano, Buenos Aires concentrará las mayores celebraciones, pero hay previstos actos litúrgicos excepcionales en todas las congregaciones.
En la Basílica de Luján, el principal centro de peregrinación de Argentina (unos 70 kilómetros al oeste de Buenos Aires), se oficiará una misa el domingo y se organizará una vigilia vespertina, que se espera que sea multitudinaria.
La basílica abrirá sus puertas el martes a las cinco de la mañana (08.00 GMT), media hora antes de que comience la ceremonia en el Vaticano.
En las ciudades de Córdoba, Rosario, Santa Fe o Mendoza se repetirán homenajes similares.