(ACI/InfoCatólica*) Con ocasión de la proximidad de la Semana Santa, y de la celebración de la gran escenificación pública de la Pasión en Granada –conocida como "Passio Granatensis" –, el Arzobispo de esta ciudad española, Mons. Javier Martínez, ha publicado una carta invitando a hacer de la celebración de la Pascua una ocasión para reconocer el valor de la vida humana en todas sus dimensiones.
Este año, y coincidiendo con el centenario del Desfile Antológico de 1909 de la Pasión de Nuestro Señor, el día de Sábado Santo, el próximo 11 de abril, va a tener lugar en la ciudad de Granada una celebración extraordinaria de la Pasión del Señor. Con el nombre de Passio Granatensis (la Pasión Granadina), 22 pasos de gran belleza en los que se conmemoran diversos momentos de la Pasión de Nuestro Señor, recorrerán las calles de Granada, siguiendo una preciosa iniciativa de la Real Federación de Hermandades y Cofradías. Monseñor Martínez declara que acoge y agradece esta estación extraordinaria de la Passio, que "será un momento especial de gracia, para todos los granadinos y para todos los que quieran unirse a ese gesto nuestro".
Gracias a la obra redentora de Jesús, "nuestra humanidad ha sido ensalzada más allá de lo que nadie, en ninguna cultura, podría haber soñado o imaginado. Por eso, en la redención de Cristo, más que en ningún otro lugar, se revela la verdadera grandeza y la trascendencia de Dios. Y al mismo tiempo, y por eso mismo, se revela el fundamento más firme -en realidad, el único fundamento suficientemente firme- para afirmar la dignidad sagrada de todo ser humano, sin excepción, y desde el momento de su concepción hasta su muerte natural", agrega.
Mons. Martínez señala que la Pasión es "un canto a la misericordia infinita de Dios, que revela su grandeza y su gloria revelando su amor, entregándose a la muerte por nuestra vida y por nuestra esperanza". "Desde aquella primera Pasión –escribe el Prelado–, no hay soledad humana, no hay tristeza humana, no hay pobreza humana de la que Dios esté ausente".
"Pero la Passio", agrega, "es también un canto a la dignidad humana". "Es un canto a la dignidad de todo ser humano, siempre, en cualquier circunstancia, sin excepción alguna, ni siquiera la de los enemigos". "Y es precisamente este canto a la dignidad del ser humano, de todo el ser humano, de todos los seres humanos, siempre, lo que pone de manifiesto la verdad del acontecimiento cristiano, la verdad del Dios cristiano", agrega.
En efecto, prosigue monseñor Martínez, "hasta en las circunstancias más duras e incomprensibles de la vida, todo dolor humano puede ser transformado —ha sido ya transformado, por el abrazo de Cristo—, en ofrenda y en acción de gracias. Gracias a su amor, nuestros sufrimientos de hoy no son el absurdo fruto del egoísmo y la injusticia, o del misterio de la muerte que a todos nos devora, poco a poco o repentinamente". Y finalmente, el misterio del dolor no concluye en la muerte, sino que "como aquella Pasión, también ésta desemboca en la luz de la mañana de Pascua, en la belleza de su gloria, convertida ya en nuestra gloria"
"A todos os bendigo de corazón, y os deseo una celebración de la Pascua llena de la alegría de Cristo resucitado, y una vida en la que nunca falte la conciencia de la compañía y la presencia de Cristo y la protección de la Virgen", concluye.