IV edición de 'La Rioja. Tierra Abierta'

Santo Domingo de la Calzada acoge hasta octubre la exposición 'Pecado, penitencia y perdón'

La catedral calceatense acoge ya 'La Rioja. Tierra Abierta', una singular fusión de espiritualidad y tecnología en torno al lema 'Pecado, penitencia y perdón'. Es cultural, al aglutinar obras únicas de la Diócesis, 'reforzadas' con cuatro cedidas por los Museos Vaticanos. Y didáctica, con profusión de paneles informativos, pantallas y medios informáticos que ayudan a conocer lo que orbita alrededor del lema. Además, es lúdica e interactiva, lejana del papel del espectador 'pasivo' que recorre un museo. En definitiva, es distinta, y, aunque huelga decir que deparará opiniones de todo tipo, lo que es seguro es que no dejará indiferente a nadie.

(J. Albo/Larioja.com/InfoCatólica*) Sorprendente. Quienes han conocido las tres ediciones anteriores de 'La Rioja. Tierra Abierta' coincidían ayer en la singularidad de la exposición que puede visitarse ya en la catedral calceatense. En ella, la a priori inconcebible fusión entre tecnología y espiritualidad se resuelve a base de creatividad y originalidad a lo largo de un recorrido que diversifica su oferta para hacerse apto a todos los públicos.

El preámbulo

Acceso a la exposición
La 'visa' del cielo

El reformado acceso al museo catedralicio, por la calle Del Cristo, es el punto de salida de este singular y metafórico camino de redención. Pasado y presente se funden en un claustro 'engullido' por las instalaciones efímeras levantadas en él para la muestra, que el visitante recorre con una tarjeta electrónica que le garantiza la interactividad. Previamente, se 'registra' y fotografía frente a unas pantallas colocadas a diferentes alturas, para adultos y niños. Su imagen, y el 'currículum' de espiritualidad que irá forjando a lo largo del itinerario expositivo aparecerá después en una de las pantallas haciendo uso de la tarjeta.

Área del pecado

Patio del claustro
Empieza el recorrido

"Bienvenidos a este jardín de maravillosa fecundidad, rebosante de agua y vegetación". Es lo primero que el visitante puede leer junto a un vanguardista 'Árbol del bien y del mal'. Pasa por el 'Jardín del Edén', el 'antes' del pecado, un mundo idílico que Adán y Eva echaron al traste "cuando se alejaron de Dios y se dejaron guiar por la serpiente". El concepto de pecado empieza a ilustrarse a través de obras de arte inspiradas en la ruptura con Dios y paneles informativos sobre las distintas clases de pecados (capitales, sociales, en las religiones, etc). También se brinda un juego de saltar (literalmente) pecados que aparecen en una pantalla. Es la antesala del infierno, simbolizado con explosiones y llamas proyectados, un bodegón putrefacto...

Área de la penitencia

Claustro
Camino de salvación

La pila de San Vicente de la Sonsierra recibe al visitante anunciándole que su salvación es posible. Pare ello, primero, debe 'bautizarse': su propia imagen se proyecta en una pantalla gigante y sobre ella caen textos relacionados con el sacramento. 'Arrepentíos', demanda después un rótulo que preside una estancia plena en cuadros y esculturas vinculadas a temas penitenciales: María Magdalena, San Roque, San Jerónimo Penitente, San Francisco recibiendo los estigmas... El visitante prosigue su recorrido y se da de bruces con una tentadora manzana gigante que pende en el centro de una estancia revestida totalmente de espejos. 'Levanta tu cruz'. Es otra invitación, y no metafórica sino real, materializable en un pesada madero profusamente grabado de cuestiones negativas. En esta misma área se puede visitar la Sala Capitular, espacio que, además de albergar la platería de la catedral, se dedica a la figura de Santo Domingo de la Calzada.

Área del perdón

Otra parte del claustro
La subida al cielo

Avanzando entre cortinajes blancos, más obras de arte (entre ellas, otra de las cedidas por los Museos Vaticanos, 'Jesús crucificado entre dos ladrones') y pantallas que proyectan personajes y momentos históricos de la humanidad, llega el momento de descargarse de los pecados. Ello es posible, haciendo uso de la tarjeta, en una pantalla táctil horizontal, en la que se resume el recorrido que cada persona ha hecho por la exposición. Y de ahí, al cielo. El empinado camino que conduce a la azotea de la catedral -no accesible para cualquier persona- desemboca en unas buenas vistas de la ciudad y, sobre todo, en una gran semicúpula en cuyo interior, plácidamente tumbados, pueden presenciarse tridimensionales imágenes celestiales y relajantes. Un buen final.

Fin de la visita

Nave central
Paseo por la catedral

Pero el cielo no está asegurado, y toca regresar al terrenal mundo, no sin antes echar un privilegiado vistazo a la torre exenta desde uno de los miradores que quedan a medio camino. Ya en la nave central, la visita se puede completar con un recorrido por la remozada catedral. De cara a la exposición, organizada por el Gobierno de La Rioja y la Fundación Caja Rioja, se ha renovado el pavimento, sustituido la iluminación e informatizado el retablo mayor y las capillas para su mejor interpretación.

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