(InfoCatólica*) El National Catholic Reporter publicó ayer una entrevista de su destacado columnista John L. Allen Jr., con monseñor Edwin O'Brien, arzobispo de Baltimore, uno de los obispos de Estados Unidos que más franca y directamente ha criticado la Legión de Cristo. El año pasado, O’Brien declaró que le había decepcionado la falta de transparencia al interior de la congregación y se había planteado, por tanto, solicitar que los miembros de la Legión y el Regnum Christi se retirasen de su archidiócesis, pero que no lo había hecho en respuesta a una petición del Vaticano. Sin embargo, les exigió completa información de todas sus actividades en su territorio.
En febrero de 2009, Monseñor O'Brien afirmó en el diario de la archidiócesis que los Legionarios de Cristo debían comenzar por admitir públicamente que su fundador, el mejicano P. Macial Maciel Degollado, había incurrido en graves crímenes, que incluían haber sido padre de una hija sin estar casado, para luego dar "completa información de las actividades (de Maciel) y de quienes fueron cómplices en las mismas, o las conocían, y de quienes todavía se negaban a dar información” y añadió que las finanzas de la orden también deben estar abiertas a una "auditoría objetiva". Esos comentarios se produjeron después de que O'Brien se reuniera en Roma con el sucesor del padre Marcial Maciel como superior de los Legionarios, el padre Álvaro Corcuera.
O'Brien, subrayó también que su objeción a los Legionarios no tiene nada que ver con su reputación en cuanto a su ortodoxia doctrinal y su lealtad al papado. La cuestión –dijo- es "el respeto de la dignidad humana de cada uno de sus miembros."
El 29 de marzo, los Legionarios dieron a conocer que el Vaticano ha decidido realizar una visita apostólica de la orden. En los días siguientes, el Obispo Secretario General de la Conferencia Episcopal Mexicana, explicando la Visita canónica que el Papa ha mandado realizar en los Legionarios de Cristo, expresa que se trata de un “acto de amor”, un “reconocimiento del apostolado y buenas obras realizadas” y que "no saben el gusto que nos da que se realice una visita apostólica". Y dijo también: "del árbol caído se quiere hacer leña. Ya no hay que hablar del muy estimado y querido padre Maciel. Que se aplique la justicia, pero no hay que estigmatizar". Por su parte, los miembros de los Legionarios y del Regnum Christi reciben de algunos de sus superiores una carta en la que se les comunica: "A fin de mostrar su apoyo [sic], el Santo Padre ha decidido ordenar una visita apostólica de la Legión, para que nos ayuden a avanzar con firmeza".
De una manera mucho más conforme a la verdad de la situación, el Sr. Arzobispo de Baltimore, Edwin O'Brien, explica en la entrevista la gravedad de la situación, el alcance de la investigación a realizar y las esperanzas y temores que se plantean en la actualidad. Estas fueron las respuestas de Mons. Edwin O'Brien al periodista del NCR el día 3 de abril:
—¿Se siente confortado por la decisión del Vaticano de iniciar una visita apostólica?
—Sin duda alguna. Creo que resuelve las preocupaciones de muchas personas de que no se iba a hacer nada. Queda por ver cómo se organiza esta visita, hasta qué profundidad irán en todo el asunto de los Legionarios y Regnum Christi. Yo pensaría que es algo que se hará de una sola vez, y espero que responda a las preguntas y dudas que tantas personas han planteado.
—Vd. ha realizado una visita apostólica ¿Qué se necesita para hacerla correctamente?
—En primer lugar, se necesita cierta confianza por parte de la institución que está siendo revisada. Esto implica cooperación, plena cooperación, incluida la apertura de todos los libros y la aportación de todos los antecedentes que se requiera para obtener una imagen completa.
—¿Confía Vd. en que los Legionarios están listos para cooperar?
—Espero que sí. Voy a decirlo así: Realmente yo así lo espero. Depende de que muchas personas sean transparentes, ya que basta que unos pocos intenten obstruir la investigación para errar. Espero que los Legionarios se lleguen a dar cuenta de que, a la larga, esto les va a ayudar.
—Recientemente se entrevistó Vd. en Roma con el P. Álvaro Corcuera, el superior de los Legionarios. ¿Está usted seguro de que está dispuesto a cooperar?
—No puedo afirmarlo. Estoy bastante seguro de que él querría ver esto aclarado, y espero que se dé cuenta de que la mejor manera es animar a todos a cooperar.
—¿Cuáles son los temas que la Visita debería considerar?
—En primer lugar, tienen que investigar al propio Maciel. ¿Cuáles son los hechos, quién los conocía, cuándo los conocieron, y por qué se tardó tanto tiempo en que se hicieran públicos? Deberían analizar el aspecto financiero. También necesitamos averiguar quiénes son las víctimas, y qué se está haciendo para satisfacer las necesidades de esas víctimas.
Después, es necesario examinar la estructura que creó Maciel. Hubo una buena dosis de secreto en su propia vida, y hay secreto en las estructuras que él creó. Sería de ayuda saber por qué hay tal secreto. Por ejemplo, ¿por qué se hacen tantos esfuerzos para limitar la exposición de los seminaristas al mundo real? ¿Cuáles son sus estrategias de reclutamiento de vocaciones para el sacerdocio? ¿Cuáles son los números, cuántos sacerdotes han sido ordenados y cuántos aún están activos en el sacerdocio con los Legionarios?
—Que los Legionarios saquen los números. ¿Está sugiriendo que pueden estar sesgados?
—Me han dicho que los números son difíciles de obtener. Puede que tengamos los números de cuantos se ordenan en este año y un total de los ordenados, pero he oído que hay una gran tasa de deserción... son sólo rumores, de todos modos. Pero, si así fuera, les ayudaría el revelarlo y hacer preguntas como el porqué. ¿Indica eso algo sobre su formación? No lo sé, pero deberíamos hacernos la pregunta.
—¿Cuál es el perfil del tipo de persona adecuado para llevar a cabo esta visita?
—Tiene que quedar claro que están trabajando directamente para el Santo Padre. Los visitadores tienen que estar convencidos de ello, al igual que los miembros de la Legión. También deben tener cierto rango, por lo que creo que sería útil que algunos obispos estuvieran involucrados. Deben ser lo más objetivos posible. Asimismo, deben tener alguna experiencia con la vida religiosa, con los votos, la formación, la espiritualidad y las estructuras canónicas de la vida religiosa.
—¿Cree usted que la supresión de los legionarios debería ser un tema a considerar?
—Creo que todo debe ser considerado. Por supuesto, la última esperanza es que lo que está sano en la Legión pueda ser preservado, de modo que se convierta en un movimiento más fuerte. Eso es lo que todos quisieran ver. He dicho antes, sin embargo, que puede ser que esto sea una especie de epidemia dentro de la congregación y que no permita que suceda así
—En su opinión, ¿los visitadores no deben tener miedo de recomendar medidas drásticas?
—En absoluto. Esta es una solemne obligación la que tienen. Es muy serio. Están en juego almas, están en juego vidas. Estoy seguro de que el Santo Padre les hará saber que todos los aspectos deben ser investigados, incluidos los logros de la Legión, las áreas que deben mejorarse, así como las zonas que tienen que ser extirpadas.
—Usted ha sido muy público en sus críticas de la orden. ¿Por qué ha optado por hablar?
—Vi a muchos de la Legión cuando estaba en Roma, y he escuchado mucho acerca de ellos cuando volví a Estados Unidos. Cuando llegué a Baltimore, me enteré de que el Cardenal William Keeler había tratado con los dirigentes locales de los Legionarios durante tres o cuatro años, pidiendo una mayor transparencia, y básicamente no consiguió nada. Nuestros sacerdotes se vieron frustrados. Cuando les dije que iba a exigir la rendición de cuentas y compartir los resultados con el Consejo Presbiteral, esto tuvo una acogida muy positiva.
Cuando se corrió la voz de lo que yo estaba haciendo, me sorprendió la respuesta. He recibido algunas reacciones muy negativas, pero también he tenido cartas de todo el país diciendo "Gracias, aquí está mi historia." Recibí una la semana pasada, de alguien que había estado en la organización durante siete años y la dejó esa semana, diciéndome cuan culpables se sentían [por haber dejado la organización] y que están teniendo pesadillas. Parece que tienen mucho control sobre las personas, y tenemos que averiguar por qué. No conozco ninguna otra organización que haya creado este clima de sospecha. Por su bien y por el bien de la iglesia, debe salir todo a la luz.
Cuando esto comenzó, no tenía idea de que iba a provocar tal reacción. No me arrepiento, pero ciertamente no fue planeado. A la larga, creo que será útil.
—Aparte de los detalles sobre Maciel, ¿hay lecciones más ampliamente aplicables a la iglesia en lo que ha sucedido con los Legionarios?
Creo que esto comienza con Maciel, con el culto a la personalidad alrededor de él, con el secreto. Los santos no lo necesitan. Tenemos muchos santos que son respetados y admirados de forma similar a cómo tantos admiraron a Maciel, pero los santos no tienen ese muro a su alrededor, ese misterioso seguimiento.
Podemos aprender de esto. Tantas personas han sido destrozadas y engañadas, y será bueno para ver cómo surgió todo. Es una lección sobre la santidad en la iglesia. También hay algo que aprender acerca de la transparencia. Por supuesto, hay algunas zonas en las que la iglesia ha de conducirse en el fuero interno, para proteger los derechos de las personas y sus conciencias, pero creo que en el núcleo de los Legionarios ha habido un secreto innecesario e insano.
—¿Cree Vd. que un número cada vez mayor de miembros de los Legionarios y el Regnum Christi están de acuerdo con usted?
Creo que sí. He hablado con un par de sacerdotes legionarios que dicen que ellos están dentro del muro en estos momentos, esperando para ver esto aclarado. Son buenos sacerdotes, que han recibido mucho del movimiento, pero ahora mucho de lo que les alimentó parece ser menos ideal de lo que pensaron que era.
Será difícil para ellos. No sé de ninguna orden religiosa fundada por alguien como Maciel, o si lo fueron, no duraron mucho tiempo. La Legión ha conseguido excavarse un magnífico subterráneo y extenderse ampliamente. No creo que necesariamente tenga que cerrar, porque tiene algunos elementos que han contribuido a la santidad de los fieles. Si podemos preservarlo, será lo mejor.
La entrevista en el National Catholic Reporter