(RV) En su audiencia general de ayer -cuya catequesis ha centrado en la vida de san Pablo- Benedicto XVI ha expresado su profunda tristeza ante las violencias que se están perpetrando contra las comunidades cristianas en el estado indio de Orissa. El Papa ha dirigido un apremiante llamamiento en favor de la convivencia pacífica, y condenando firmemente el asesinato de un líder hindú y todos los ataques contra la vida humana y manifestando su cercanía espiritual a los hermanos tan duramente probados, el Santo Padre ha implorado el consuelo divino en el sufrimiento, en el servicio de amor a todos sin distinción. Y ha invitado a los líderes religiosos y a las autoridades civiles a un compromiso común que impulse la paz.
«He recibido con profunda tristeza las noticias de las violencias contra las comunidades cristianas en el estado indio de Orissa, estalladas después del deplorable asesinato del líder hindú Swami Lakshmananda Saraswati. Hasta ahora han sido asesinadas algunas personas y muchas otras han resultado heridas. Además, se han destruido algunos centros de culto, de propiedad de la Iglesia, así como viviendas privadas. Al tiempo que condeno con firmeza todo ataque contra la vida humana, cuya sacralidad exige el respeto de todos, expreso mi cercanía espiritual y mi solidaridad a los hermanos y hermanas en la fe, tan duramente probados. Imploro al Señor que les acompañe y sostenga en este tiempo de sufrimiento y les brinde la fortaleza necesaria para proseguir su servicio de amor en favor de todos. Invito a los líderes religiosos y a las autoridades civiles a trabajar juntos para restablecer entre los miembros de las diversas comunidades la convivencia pacífica y la armonía que han caracterizado siempre la sociedad india».
Centrando su catequesis de hoy en algunas etapas destacadas de la vida de san Pablo, el Papa ha alentado «al testimonio cristiano, sin dejarse amedrentar por las dificultades», poniéndolas «junto con los afanes de las naciones, ante la mirada de Dios, en nuestras oraciones y nuestro compromiso misionero», como ha dicho en sus palabras en francés.
Haciendo hincapié en que «es necesario dar la luz de Cristo a este mundo nuestro, que tanta sed tiene del Evangelio y de la verdad de Cristo», Benedicto XVI ha recordado – en su alocución central en italiano - que, antes de su conversión, el Apóstol había perseguido a la Iglesia de Dios, manifestando una conducta de intolerancia, que después del evento extraordinario de Damasco, se transformó en un apostolado infatigable de paz y de diálogo».
En el marco del Año Paulino, anunciando que centrará su catequesis del próximo miércoles en el gran cambio que san Pablo experimentó camino de Damasco, el Santo Padre ha exhortado a rezar al Señor para que haga en nosotros lo mismo que hizo en este gran Apóstol. Le «hizo ver su luz y escuchar su Palabra, tocando íntimamente su corazón».
Antes de concluir la audiencia el Santo Padre se ha dirigido como siempre a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados. Que el ejemplo de Santa Mónica, que recordamos hoy, y de su hijo Agustín, que celebraremos mañana, nos ayuden a mirar con confianza indomable a Cristo, luz en la dificultad, sostén en las pruebas y guía en cada momento de la existencia humana.