(José A. Méndez/InfoCatólica*) Desde que en 1959 la revolución castrista tomó el poder, la Iglesia católica ha sufrido los efectos de la dictadura cubana: miles de sacerdotes y religiosas fueron expulsados de la isla; todas las escuelas católicas, nacionalizadas; y decenas de templos pasaron a ser cantinas o salas de baile. Desde el 59 no se han podido construir nuevas iglesias, y casi ni reconstruir las que siguen en pie. Pero el castrismo no ha podido doblegar a la Cuba católica. Ahora, Ayuda a la Iglesia Necesitada lanza una campaña para auxiliarlos.
Yo no quiero que las flores sepan/ los tormentos que me da la vida./ Si supieran lo que estoy sufriendo/ por mis penas llorarían también./ Silencio, que están durmiendo/ los nardos y las azucenas./ No quiero que sepan mis penas/ porque si me ven llorando, morirán.
Hace unos meses, sentado en su poltrona, un obispo de Cuba lloraba calladamente al escuchar la letra del bolero Silencio, escrita por Rafael Hernández para relatar cómo intentaba ahogar las discusiones con su esposa mientras sus hijos dormían. Un siglo después de ser compuesta, el prelado lloraba por recordar cómo sufre en silencio la Iglesia en Cuba, asfixiada por las imposiciones de la dictadura castrista y obligada a mantenerse firme para que los católicos de la isla no desfallezcan en su seguimiento de Cristo. Una imagen dolorosa que revela la complicada situación en la que viven los católicos cubanos. No, no está el país como para escatimar lágrimas.
Espías en las parroquias
Desde que en 1959 triunfó la Revolución comunista de Fidel Castro, miles de sacerdotes y religiosas han sufrido el exilio y la deportación; no se ha podido construir ningún templo, ni apenas reconstruir los que permanecen en estado semiruinoso; la Iglesia ha sido expulsada de la escuela; sólo puede acceder, un par de veces al año, a los medios de comunicación; los espías del Partido comunista (la única formación política de Cuba) se infiltran en parroquias y Consejos pastorales... Manel y Eugenia, un matrimonio español que, en unos días, viaja a la isla para misionar allí por segundo verano consecutivo, relatan la situación: «Es increíble la falta de libertad que tiene la gente para expresarse como católicos. Tienen miedo a que cualquiera pueda delatarlos, incluso dentro de sus comunidades y familias. A nosotros nos vigilaron desde que llegamos al aeropuerto, y conocían nuestros movimientos en todo momento. De hecho, un día irrumpieron en nuestra habitación, registraron todo y requisaron las Biblias que teníamos, porque para ellos evangelizar es una acción ilícita que va contra el Régimen». Y la situación vivida por Manel y Eugenia no es una mera anécdota. Por eso, para auxiliar a la asfixiada Iglesia cubana, la sección española de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) -una ONG dependiente de la Santa Sede- le ha lanzado un balón de oxígeno en forma de campaña, con la que pretende financiar un total de 22 proyectos para reevangelizar la isla.
Como un portafotos
Don Javier Fariñas, de AIN-España, asegura que, «más que perseguida, la de Cuba es una Iglesia vigilada, acosada. Castro dejó muy claro desde el principio que no quería templos destruidos ni sacerdotes fusilados, porque un mártir es semilla de conversiones. Sin embargo, el dominio social y educativo del Régimen hace imposible vivir la fe con libertad, y hay generaciones enteras que han crecido sin conocer nada de lo que es la Iglesia y el Evangelio». En efecto, la falta de formación es palmaria. Un ejemplo es la situación por la que pasó un sacerdote en la aduana del aeropuerto de La Habana. En su maleta llevaba una Custodia para entregarla en la diócesis que le acogía, ante la falta de recursos con la que cuentan los sacerdotes cubanos para poder realizar una adoración eucarística. La Policía requisó el objeto ante la sospecha de que sirviese para evangelizar. Sin embargo, cuando le preguntaron qué era aquello, el sacerdote respondió: «esto es como un portafotos: sirve para meter el rostro de alguien en el círculo del centro». Los policías, que nunca antes habían visto una Custodia, creyeron la explicación y el presbítero pudo entregarla en la diócesis.
Ante la ausencia de agentes pastorales adultos y bien formados (los pocos que hay emigran de la isla en cuanto pueden), la evangelización en Cuba es tarea de los sacerdotes y misioneros, y sobre todo, de los abuelos que vivieron un día su fe en libertad, y de los niños que han nacido después del viaje de Juan Pablo II en 1998. Porque, como se ha dicho muchas veces, aquella visita pontificia supuso un antes y un después para la isla. «Los padres de treinta y cuarenta años han crecido en plena revolución, y no saben nada de la Iglesia. Los adolescentes y veinteañeros están inmersos en las becas (internados educativos obligatorios), donde son adoctrinados en los principios del Partido mientras se les induce a la promiscuidad, tanto entre alumnos como entre alumnos y profesores. Por eso, los niños y abuelos se están encargando de evangelizar a las generaciones intermedias, a los que no podríamos llegar porque no van a las iglesias», dice Fariñas.
Cartillas de racionamiento
Aunque el acoso gubernamental afecta especialmente a los católicos, la sociedad en su conjunto sufre los efectos de una dictadura que se perpetúa desde hace 50 años. A pesar de la idílica imagen turística de la isla, la mayoría de los cubanos viven con un salario de entre 10 y 14 euros; dependen de una cartilla de razonamiento para conseguir 16 productos básicos para la supervivencia -y no todos los meses se ofrecen los 16-; no pueden acceder a la carne de ternera (un kilo cuesta, en el mercado negro, un tercio del salario mensual, pues cada res pertenece al Estado y no puede ser sacrificada sin permiso especial) y la mayoría de los niños y ancianos sufren malnutrición. Y eso, por no hablar de los miles de cubanos que no desayunan ni cenan porque no tienen con qué llenar el plato, o de las madres que recogen de la basura los escasos pañales que las familias adineradas usan para sus bebés, con el fin de lavarlos y reutilizarlos. Junto a todos los que sufren, y son muchos, está presente la Iglesia. Esa Iglesia acosada, vigilada, presionada, pero que no renuncia a anunciar el Evangelio y a ayudar a los demás. La misma que AIN quiere seguir manteniendo en pie. Porque, como recuerdan Manel y Eugenia, «la esperanza en Cuba son los cubanos y las vocaciones. Es un pueblo con sed de Verdad y de libertad, porque la Verdad lleva oculta 50 años. Quienes tienen fe se mantienen firmes, y tienen una gran capacidad para abrirse a lo trascendente. Y hay que estar con ellos».
Un despliegue para que el Evangelio siga vivo
La campaña que ha emprendido AIN-España se centra en 5 grandes campos de actuación, sobre los que se desarrollarán 22 proyectos por toda la isla. La finalidad es clara: que el Evangelio no quede silenciado por el régimen de Castro, sino que siga latiendo con fuerza en el corazón de Cuba. Dado que los 22 proyectos están valorados en 208.500 euros, AIN ha abierto una cuenta para que quien desee realizar un donativo pueda hacerlo entre julio, agosto y septiembre: 0049-2674-59-2814342966. También se puede contactar con AIN a través de los teléfonos 902 636 737 y 91 725 92 12. Los campos de actuación gravitan sobre la presencia de la Iglesia en la sociedad y la subsistencia de los católicos:
* Infraestructuras: La falta de templos y las malas instalaciones han provocado el nacimiento de las parroquias sin templo: casas particulares donde la comunidad se reúne a celebrar la Eucaristía de modo semiclandestino y precario. AIN pretende dotar a los católicos de infraestructuras para sus celebraciones, acciones pastorales y encuentros; restaurar o reconsturir las pocas iglesias a las que se les haya concedido el permiso gubernamental; dotar de bancos y sistemas de audio a los templos...
* Presencia en los medios: Los obispos sólo pueden acceder a los medios en contadas ocasiones, por lo que AIN quiere potenciar la comunicación diocesana y distribuir publicaciones formativas.
* Formación: El sistema educativo de Cuba obliga a los adolescentes a pasar años internados en las becas, de las que sólo salen cada dos semanas. En ellas, la promiscuidad es alentada, se combina el trabajo con el estudio y se adoctrina en los principios de la Revolución. «Allí las jóvenes se quedan embarazadas y abortan sin que su familia se entere, y muchos alumnos mantienen relaciones con los profesores, porque se juegan el acceso a la Universidad, y no sólo se valora la aptitud, sino la actitud», lamenta Fariñas. Por eso, la mayoría de cubanos que han crecido en las becas adolecen de una enorme falta de formación. Incluidos sacerdotes, religiosas y laicos. Para que los pequeños conozcan el Evangelio se repartirán miles de Biblias del Niño, mientras que 700.000 calendarios catequéticos (que se tienen que imprimir en el extranjero) se repartirán por toda la isla, con el fin de recordar los tiempos litúrgicos y mantener una iconografía cristiana en cada casa. «Son un éxito pastoral», aseguran en AIN.
* Subsistencia de los católicos: AIN garantiza la subsistencia de sacerdotes, religiosas y laicos para asegurar el funcionamiento de las comunidades y la continuidad del trabajo pastoral, la atención a los pobres y la vida eclesial. «Así dejaremos de ser una Iglesia de momentos (que vive sólo por un viaje papal, o un encuentro juvenil), y podremos trabajar más y mejor. Juan Pablo II nos recordó el valor del mensaje que tenemos entre manos, porque se nos había olvidado y no siempre hemos sabido aprovecharlo», reconoce un sacerdote cubano.
* Estipendios: Con esta campaña se enviarán estipendios para las Eucaristías de los sacerdotes cubanos, con el fin de que desarrollen iniciativas en sus parroquias. Al tiempo, los presbíteros celebrarán la Eucaristía por las intenciones de los benefactores.