(Agencias/ACPress.net) Unos trescientos obispos ortodoxos conservadores anglicanos entre más de un millar de delegados opuestos a las corrientes más permisivas de su Iglesia se han reunido en Jerusalén para defender sus tesis frente a las corrientes que aceptan el matrimonio cristiano entre personas del mismo sexo. Aspiran a coordinar posiciones y recursos para hacer frente a lo que consideran un ´distanciamiento´ de los valores originales de Jesús, según aparecen en la Biblia.
La Conferencia sobre el Futuro de la Iglesia Anglicana (GAFCON, por sus siglas en inglés) fue convocada por los obispos anglicanos que están en absoluto desacuerdo con sus colegas liberales. El Arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, ha luchado por mantener la unidad a pesar de los graves desacuerdos internos; pero el arzobispo nigeriano Peter Akinola, que es el líder más destacado del ala conservadora, considera vanos dichos esfuerzos. En una declaración preparada para la conferencia, el prelado africano dice categóricamente: "No hay ya más esperanza, por lo tanto, para una comunión unificada".
El encuentro de Jerusalén se ha convertido en ese sentido en un símbolo de la división que aqueja a la Comunión Anglicana desde que en 2003 el pastor estadounidense Gene Robinson, un homosexual que recientemente ha contraído matrimonio civil con su pareja, fue ordenado obispo de New Hampshire por la Iglesia episcopaliana, la rama anglicana de EEUU. La mayoría anglicana ortodoxa o tradicionalista se muestra contraria a la ordenación de gays que mantienen relaciones sexuales.
Aunque siempre presentes, las tensiones entre ortodoxos y liberales han resurgido con fuerza tras la invitación a participar en la Conferencia de Lambeth (Inglaterra) que este próximo mes de julio que el líder de la Comunión Anglicana, el arzobispo de Canterbury Rowan Williams, expidió a los responsables de la sección de EEUU que ordenaron a Robinson. Este foro de Lambeth, que es una suerte de sínodo de la Comunión anglicana a nivel mundial, se celebra cada diez años y en él se definen las líneas maestras de esta corriente del cristianismo, a pesar de que oficialmente no tiene poderes ejecutivos.
GAFCON
´El objetivo de esta conferencia es reunir a personas de todo el mundo para analizar las cuestiones que están dividiendo la Iglesia en estos momentos y una de las principales es la sexualidad´, manifestó el portavoz del encuentro GAFCON, Mathew Davis.
Los delegados provienen de más de 25 países y se reúnen en Jerusalén para participar en esta Conferencia (GAFCON) que, según los responsables del evento, reúne a representantes del 75 por ciento de la Comunión anglicana del mundo.
"Hay algunas corrientes que hablan de cisma en nuestra Iglesia, incluso el liderazgo conservador así lo cree, y lo cierto es que (la Comunión anglicana) está constituida por grupos muy diversos, que no logran dirigir un mensaje unido", explicó el encargado de prensa de la conferencia GAFCON Mathew Davis.
La reunión del GAFCON, que se ha adelantado a la Conferencia de Lambeth -convocada cada diez años por el Arzobispo de Canterbury-, ha abordado la discusión sobre un documento titulado "El Camino, la Verdad y la Vida", según informó el Daily Telegraph. El documento detalla los desacuerdos de los obispos conservadores con la corriente principal del actual liderazgo occidental anglicano, y explica porqué no pueden permanecer en comunión con sus homólogos americanos e ingleses.
Unos 200 de los prelados que asisten o apoyan GAFCON han anunciado ya que no asistirán al sínodo previsto para el próximo mes en la Conferencia de Lambeth (en la Universidad de Kent) organizada y convocada por el arzobispo de Canterbury. El arzobispo de Rochester, Michael Nazir-Ali, es la última figura de la Iglesia de Inglaterra en unirse al boicot.
ACUSAN DE APOSTASÍA A R. WILLIAMS
En esta conferencia alternativa organizada por los "rebeldes" (la Global Anglican Future Conference, GAFCON), el arzobispo de Nigeria, Peter Akinola, acusó a los anglicanos occidentales de apostasía. Akinola atacó directamente al arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, la máxima autoridad eclesiástica anglicana, de manipulación y de conducir a la Comunión anglicana por el camino del error.
"No podemos confiar por más tiempo en algunos de los líderes de nuestra comunión al ver por dónde nos están llevando", aseguró. El prelado conservador, que cuenta con importantes apoyos en África y América, abogó por un nuevo plan para "rescatar" a una comunidad de creyentes integrada por 77 millones de personas en todo el mundo. Nadie quiere hablar de cisma, pero un importante grupo de los 300 obispos que asisten al encuentro de Jerusalén están ultimando un proyecto para formar "una Iglesia sin la Iglesia", a fin de contrarrestar la corriente liberal de occidente.
Akinola comparó los motivos de su respuesta frente a Robinson y los liberales que le apoyan con las mismas razones de no caer en la permisividad que debieron tener muchos creyentes ante los blancos que esclavizaron a los africanos en el siglo XIX. "No vamos a abdicar de las responsabilidades que Dios nos ha dado y admitir los dictados destructivos políticos y culturales", advirtió ante sus numerosos seguidores.
"Hemos hecho enormes esfuerzos desde 1997 para evitar la crisis, sin éxito. Ahora nos confrontamos a un momento de decisión", escribe el arzobispo de Abuja, Peter Akinola, Primado de Nigeria y encargo general de GAFCON en el libro base para este encuentro.
REINTERPRETAR LA BIBLIA
Los tradicionalistas anglicanos no quieren, según afirman, originar una ruptura en el seno de la Comunión anglicana, pero hasta ahora exigían para continuar en su seno una reforma de vuelta a los principios bíblicos, ya que acusan a los liberales de estar reinterpretando la Biblia, adaptándola a sus conceptos morales contemporáneos. De acuerdo con esta estrategia, los vínculos formales con el arzobispo de Canterbury podrían mantenerse, pero marginando algunas provincias especialmente liberales dentro de Estados Unidos y Canadá. Ahora, las posiciones podrían haberse radicalizado.
Para los organizadores de la reunión, el hecho de haber elegido Jerusalén como lugar de encuentro es simbólico: enviar un mensaje claro a la Comunión anglicana sobre la necesidad de reforzar la conexión "con la vida de Jesús y la Biblia", dice Mathew Davis.