(Juan L. Vázquez/Alfa y Omega) «La Iglesia os da las gracias»: son las palabras del cardenal Rylko a los iniciadores del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello y Carmen Hernández, tras la aprobación definitiva de su Estatuto, por parte de la Santa Sede. En esta entrevista para Alfa y Omega, Kiko analiza el recorrido de estos años y el papel del Camino en la Iglesia
¿Qué supone para los iniciadores del Camino este reconocimiento por parte de la Iglesia?
Es una gracia grandísima que el Santo Padre confirme cuarenta años de trabajo en la Iglesia, en las parroquias de todo el mundo, en favor de la nueva evangelización. Estamos muy contentos. El cardenal Rylko, Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, nos ha dicho: «La Iglesia os da las gracias, por todo lo que habéis hecho por ella y por Jesucristo durante todos estos años».
¿La aprobación del Estatuto ha sido también un asunto difícil?
Nosotros tocamos muchos puntos: la nueva evangelización, las familias, los Seminarios... Nosotros siempre hemos encontrado en la Iglesia una madre. Lo más difícil ha sido la liturgia, pero al final el Papa ha estado con nosotros, porque sabe de su importancia, y es que no se puede separar la liturgia de la vida, los sacramentos predican la fe.
El Camino tiene éxito en el principal frente de batalla al que se enfrentan hoy las familias: la transmisión de la fe a los hijos. ¿Cómo la llevan a cabo?
Es muy importante pasar la fe a la siguiente generación. El Camino Neocatecumenal es muy celebrativo, porque es el Espíritu Santo el que nos lleva a la fe adulta, y eso se consigue a través de celebraciones, en la comunidad y en la familia. Lo más importante del Camino es que vivimos la fe en comunidad; esto supone una fuerza sociológica inmensa. Los cristianos nunca han vivido solos. Cristo ha dicho: Amaos, y esto se da en la comunidad cristiana. Hay que volver a esto, porque la comunidad es una gran ayuda, nos protege. Y en la familia se trata de lo mismo, se pasa la fe a los hijos en el contexto de una celebración doméstica, los domingos por la mañana, con el rezo de Laudes en familia. Es muy importante esto. El padre introduce a los hijos en la Biblia, se cantan los salmos, la madre habla y da su experiencia de vida... Es algo impresionante; por eso tenemos miles y miles de jóvenes en las comunidades.
También tienen muchas vocaciones, las chicas a la vida consagrada y los hombres a la vida sacerdotal. ¿Cómo son los curas que salen de los seminarios Redemptoris Mater?
Son sacerdotes diocesanos, y el Camino les da un celo misionero. Estos Seminarios ofrecen a la Iglesia un clero nuevo, humilde y misionero. Es algo que introdujimos para ayudar a la Iglesia, para la nueva evangelización. Sin los carismas, la Iglesia se para. La Congregación para el Culto Divino dijo que los carismas han surgido para llevar el Concilio a toda la Iglesia. No bastan las misas del domingo.
Por la especial naturaleza de su misión, ustedes están en contacto con la vida de la Iglesia en todo el mundo. ¿Qué pasa con la fe en Europa?
Europa está andando hacia la apostasía. Cada vez hay más personas no bautizadas, hay una enorme secularización, crece la destrucción de la familia, no nacen niños, avanza el Islam, mucha gente vive sola, con índices altísimos de alcoholismo y suicidios, muchos niños son hijos ya de padres separados... Juan Pablo II dijo que hay que prepararse para una nueva evangelización. No hay que asustarse, porque el Espíritu Santo ya está respondiendo, ya está ayudando a la Iglesia, ya está dando dones a los hombres.
¿Y en otras partes del mundo qué destacaría: América, China, Rusia...?
Ya te puedes imaginar cómo está la situación después del comunismo, con la muerte del alma. Hay que llevarles a Jesucristo, porque quien conoce a Jesucristo encuentra la vida, no muere nunca. Esto la gente no lo sabe; hay que decírselo. Por eso, ay de mí, si no anuncio el Evangelio.
El Camino nació en las barracas del barrio de Vallecas. ¿Qué supone el reconocimiento del Camino para la archidiócesis de Madrid?
Estoy contento, porque la diócesis de Madrid se ha dado cuenta de la importancia del Camino en las parroquias, del bien que estamos haciendo, del Encuentro Por la familia cristiana, del 30 de diciembre pasado. Nosotros estamos al servicio del cardenal. En la Misión Joven hemos ido a los colegios y a todas partes. Ha sido maravilloso. Hemos encontrado que los jóvenes necesitan una ayuda. Si una diócesis acoge un carisma, se levanta la diócesis rápidamente. Nosotros estamos unidos a todas las realidades eclesiales, con la Comunidad de San Egidio, con Comunión y Liberación, con todos... Nos ayudamos mutuamente. La Iglesia necesita los carismas para su misión..