Benedicto XVI advierte que el poder destructor permanece

«Mis años de adolescencia fueron arruinados por un régimen funesto»

Benedicto XVI explicó hoy a los jóvenes que sus años de adolescencia fueron arruinados por "un régimen funesto", el nazismo, cuyo "influjo creció, filtrándose en las escuelas y en los organismos civiles, así como en la política e incluso en la religión, antes de que pudiera percibirse que era un monstruo". Ratzinger recordó a los jóvenes que ahora ellos pueden gozar de libertades gracias a la expansión de la democracia y del respeto de los derechos humanos. Sin embargo, les advirtió que el relativismo pone en peligro la verdadera libertad.

El papa Benedicto XVI explicó hoy, en el festivo y espontáneo encuentro con cerca de 30.000 jóvenes en el seminario de San José en Nueva York, que su adolescencia fue "arruinada por un régimen funesto", el nazismo. Benedicto XVI confió hoy a los jóvenes que sus años de adolescencia fueron arruinados por "un régimen funesto", cuyo "influjo creció, filtrándose en las escuelas y en los organismos civiles, así como en la política e incluso en la religión, antes de que pudiera percibirse que era un monstruo", dijo.

Joseph Ratzinger, con 17 años, y en los últimos meses de la II Guerra Mundial (1942-1945), fue llamado a filas en los servicios auxiliares antiaéreos del Ejercito alemán.

La ceremonia en el explanada ante el Seminario de San Jose estuvo caracterizada por la espontaneidad y el entusiasmo de los jóvenes, que no dejaron de cantar y de gritar vivas al Papa y "Te queremos" durante todo el acto. El entusiasmo de los jóvenes contagió al Papa, que asistió divertido a los cánticos y coros, y que incluso rompió el férreo protocolo de este tipo de ceremonias para levantarse a besar a cada uno de los chicos que intervinieron.

Los jóvenes ofrecieron al Papa varios tipos de pan, maíz, arroz, símbolos de la "riqueza de las culturas y tradiciones" representadas en Estados Unidos, dijo.

Ratzinger comentó a los jóvenes que ahora muchos de ellos pueden gozar de las libertades que surgieron gracias a la expansión de la democracia y del respeto de los derechos humanos. Sin embargo, advirtió, "el poder destructor permanece. Decir lo contrario sería engañarse a sí mismo", aunque añadió que "éste jamás triunfará".

Además, el Papa les recordó que "la libertad es un valor delicado. Puede ser malentendida y usada mal, de manera que no lleva a la felicidad que todos esperamos, sino hacia un escenario oscuro de manipulación, en el que nuestra comprensión de nosotros mismos y del mundo se hace confusa o se ve incluso distorsionada por quienes ocultan sus propias intenciones."

El Santo Padre añadió que "en lugar de la verdad -o mejor, de su ausencia- se ha difundido la idea de que, dando un valor indiscriminado a todo, se asegura la libertad y se libera la conciencia. A esto llamamos relativismo. Pero, ¿qué objeto tiene una `libertad´ que, ignorando la verdad, persigue lo que es falso o injusto? ¿A cuántos jóvenes se les ha tendido una mano que, en nombre de la libertad o de una experiencia, los ha llevado al consumo habitual de estupefacientes, a la confusión moral o intelectual, a la violencia, a la pérdida del respeto por sí mismos, a la desesperación incluso y, de este modo, trágicamente, al suicidio?"

Y reafirmó sus palabras diciendo que "la verdad no es una imposición. Tampoco es un mero conjunto de reglas. Es el descubrimiento de Alguien que jamás nos traiciona; de Alguien del que siempre podemos fiarnos. Buscando la verdad llegamos a vivir basados en la fe porque, en definitiva, la verdad es una persona: Jesucristo."

Benedicto XVI también habló de otros problemas de la juventud, "como el abuso de la droga, la falta de casa o la pobreza, el racismo, y la violencia o la degradación, que sufren sobre todo muchas mujeres". Y explicó que son producto de "una actitud mental envenenada, que se manifiesta en tratar a las personas como meros objetos".

Asimismo, les advirtió de que la tierra soporta el peso "de la avidez consumista y de la explotación irresponsable", y les invitó a rechazar toda tentación de ostentación o de vanidad y a vivir con "caridad, castidad y humildad".

El Papa puso a los jóvenes como ejemplo a Santa Isabel Ana Seton (1774-1821), Santa Francisca Javier Cabrini (1850-1917), San Juán Neumann (1811-1860), la beata Kateri Tekakwitha (1656-1680), Pierre Toussaint (1766-1853) y el padre Félix Varela (1788-1853).

El clima de espontaneidad que dominó todo el acto hizo incluso que el Papa olvidase el mensaje que tenía que dirigir en español a los seminaristas de San José, lo que obligó a uno de sus ayudantes a recordárselo.

La ceremonia concluyó con el 'Ave María' de Franz Schubert, interpretado por la cantante estadounidense Kelly Clakson, de 25 años, ganadora del programa de televisión 'American Idol' en 2002.

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Discurso completo del Papa a los jóvenes y seminaristas en Nueva York

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