En las próximas semanas y meses asistiremos a una cascada de nombramientos y traslados episcopales. A día de hoy hay dos diócesis vacantes. La de Lérida, cuyo último obispo, Monseñor Ciuraneta, renunció por enfermedad, y la de Osma-Soria quedó vacante por el traslado de Monseñor Jiménez Zamora a Santander. La diócesis ilerdense está inmersa en el conflicto por los bienes de la Franja pertenecientes a parroquias de la diócesis de Barbastro-Monzón. También ha de cubrirse la baja en el arzobispado castrense, cuyo anterior titular, Monseñor Pérez González es el actual arzobispo de Pamplona-Tudela.
En situación de sedes con obispos titulares que han presentado su renuncia por edad se encuentran Valencia, Málaga y Gerona. El cardenal arzobispo de Valencia, Monseñor García-Gasco cumplió 77 en febrero pasado y es factible que este mismo año sea sustituido al frente de la archidiócesis levantina. Igual suerte puede correr Monseñor Dorado Soto, que alcanzará, Dios mediante, los 77 años de edad en el mes de junio y que lleva 15 años pastoreando la diócesis malacitana. Tanto Monseñor García Santacruz como Monseñor Soler Perdigó pueden ver prorrogados sus pontificados al frente respectivamente de Guadix y Gerona.
Caso aparte es el que está viviendo el obispo en activo más longevo de entre todos los españoles. Se trata de Monseñor Carrera Planas, obispo auxiliar de Barcelona, que en mes y medio celebrará su setenta y octavo cumpleaños. Su sustitución, que ya no puede tardar mucho en llegar, se ha retrasado debido a las dificultades que el cardenal Sistach está encontrando para que Roma acepte a sus candidatos para tomar el lugar de Monseñor Carrera.
Este mismo año, el siete de junio, se producirá la renuncia del obispo de San Sebastián, Monseñor Uriarte. Y para el año que viene se esperan las renuncias de los obispos de Tuy-Vigo, Monseñor Diéguez, Sigüenza-Guadalajara, Monseñor Sánchez y la del cardenal arzobispo de Sevilla, Monseñor Carlos Amigo.