(Efe) Mizúlina aseguró que el comité instará a la cámara baja del Parlamento ruso para que apruebe en primera lectura la ley, que según la diputada cuenta con el apoyo de numerosas regiones rusas.
La diputada definió lo que considera como «la propaganda directa, los llamamientos y la justificación del comportamiento homosexual».
«¿De qué se trata? La televisión, la radio, los espectáculos con libre acceso para los niños o aquellos lugares donde acuden con sus padres. Allí la propaganda debe ser restringida», dijo.
El proyecto fue presentado ante la Duma en marzo pasado y contempla multas que van entre los 4.000 (130 dólares) y 5.000 rublos (160 dólares) para los que infrinjan la ley.
Si se trata de cargos públicos, las multas ascenderán a 40.000-50.000 rublos (1.300-1.600 dólares), mientras si los infractores son personas jurídicas, la sanción sería de 400.000-500.000 (13.000-16.000 dólares).
Mizúlina aseguró que una sentencia dictada en 1981 por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos llama a ejercer control sobre el comportamiento homosexual.
Además, concede al Gobierno del país la libre discreción a la hora de aprobar leyes teniendo en cuenta las tradiciones y los principios morales nacionales al respecto de las relaciones sexuales.
La diputada considera que las marchas de orgullo gay, al igual que muchos programas de televisión, son actos de propaganda homosexual a los que tienen acceso los niños.
La gran mayoría de los rusos «se opone categóricamente a que se intente confundir la orientación sexual de sus hijos», aseguró.
La Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR) ha pedido que se extienda a toda Rusia la ley que prohíbe la propaganda homosexual entre los menores de edad y que ya fue aprobada a principios de año por la segunda ciudad del país, San Petersburgo.
Las organizaciones homosexuales han criticado la ley al considerar que supone una violación de la libertad de expresión y que servirá de pretexto para seguir prohibiendo las marchas de orgullo gay.
El último intento de celebrar una marcha de orgullo gay en mayo de 2011 en la capital rusa desembocó en choques violentos entre activistas homosexuales y ultranacionalistas.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictó una sentencia que considera que la prohibición de marchas de orgullo gay en Moscú en 2006, 2007 y 2008 «se contradice con la Convención europea de defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales».