(Arch. Madrid/InfoCatólica) En su homilía, el Cardenal ha recordado la larga tradición de la devoción que los madrileños sienten por su Patrona, la Virgen de la Almudena, afirmando que «Madrid ha reconocido a lo largo de toda su historia» en la Virgen de la Almudena «la presencia invisible pero cercana y tierna de la ‘Madre de la gracia y de la misericordia, de la esperanza y de la alegría santa’ en las alegrías y en las penas, en el dolor y en la enfermedad, en los momentos de esplendor y a la hora de nuestra muerte».
En este sentido, ha hecho alusión al Voto de la Villa, que se viene celebrando desde 1646: «¡En cuántas otras horas dramáticas de la historia de esta Ciudad, Villa y Corte, Capital de España, durante el pasado Milenio, la mediación maternal de la Virgen de la Almudena fue implorada, sentida y acogida como un amparo sobre-humano que aliviaba, que curaba, que daba vigor y fuerza espiritual al corazón para vencer al mal con el bien, la depresión y la tristeza con la esperanza, y para que la amenaza de derrota de lo verdadero y auténticamente humano fuese superada por la fuerza del amor verdadero!».
«La Virgen», ha asegurado el prelado, «nunca se alejó de las casas de los madrileños. Tampoco se aleja ahora, en estas circunstancias tan difíciles, dolorosas y sacrificadas de un presente dramático que nos envuelve a todos». Y ha invitado a acudir a ella «en esta encrucijada histórica, tan crítica económica y socialmente, tan dolorosa para las familias y tan necesitada de que la verdad de la fe y la fortaleza de la auténtica esperanza ilumine, sostenga y anime a todos los madrileños y a toda España».
Desahucios, familias y jóvenes
Además, ha urgido a «orar, pidiendo fervorosamente a la Virgen que nos ayude a superar, lo más pronto posible, esta crisis económica que está dejando sin trabajo a tantas personas; y, a tantas familias, sin casa y hogar: ¡que se encuentre sin tardanza una solución justa, equitativa y solidaria al problema angustioso de los desahucios que amenaza diariamente a no pocas! Una crisis económica que golpea al conjunto de los ciudadanos, pero lo hace muy gravemente con los más débiles y con los inmigrantes».
Para «que nos ayude a superar la crisis en aquellos aspectos más humanos, morales y espirituales en los que se juega la subsistencia misma de la familia, y sus bienes fundamentales: su unidad y fecundidad; unidad entre el padre y la madre y entre los padres y los hijos; la posibilidad de tenerlos y criarlos física, psicológica y espiritualmente, en su dignidad de hijos de Dios». Y «que se salvaguarde la estabilidad fiel del amor conyugal entre la esposa y el esposo y su activa disponibilidad para abrirse generosa y abnegadamente al don de los hijos y a su madura y responsable educación: fruto natural de ese mutuo amor responsable del marido y de la mujer, siempre posible y practicable por la gracia de Dios, que nunca nos falta. ¡Que se asegure, pues, con efectividad jurídica y social, a todos los niños de Madrid y del mundo, que puedan contar y vivir con su padre y con su madre, en la medida de lo realmente posible! Se trata de uno de los derechos más fundamentales y primarios de la persona humana».
También ha invitado a pedir la protección de la Virgen, de manera especial, «para los jóvenes, víctimas principales de la crisis moral y de humanidad que nos invade. De la seriedad responsable y exigente, ejercida con amor en su trato y cuidado diario por sus padres y sus madres, de una renovación responsable del sistema educativo que lo ponga en condiciones pedagógicas personales y organizativas de disponibilidad objetiva y subjetiva para su educación integral, de la respuesta de las instituciones económicas, sociales y culturales y de las autoridades públicas para abrir nuevos caminos profesionales que les permitan el acceso al trabajo a su debido tiempo y a formas de tiempo libre sanas para el cuerpo y para el alma, depende decisivamente su destino y el nuestro: el de toda la familia humana».
Madrid Arena
En este sentido, el cardenal Rouco ha hecho referencia a «los sucesos acaecidos recientemente en Madrid, en los que perdieron la vida cuatro de nuestras muy queridas jóvenes, Rocío, Katia, Cristina y Belén, ¡casi unas niñas!», afirmando que «¡urge una verdadera conversión personal y ciudadana de la sociedad madrileña!». «La llamada urgente a la conversión debe de comenzar por nosotros mismos», ha asegurado.
Por último, ha exhortado a pedir a la Virgen por la Misión Madrid, «para que la crisis espiritual, latente y operante en la raíz misma de la crisis económica, social, cultural y moral, tan dolorosa e implacable, pueda ser superada por el anuncio y testimonio valiente y coherente de la fe en Jesucristo, con obras y palabras», respondiendo a la llamada de Benedicto XVI a la nueva evangelización en el Año de la Fe.
Crisis de fe
El arzobispo de Madrid ha reconocido que «entre los madrileños tampoco es desconocida la crisis de la fe en Dios y en quien se ha revelado, Jesucristo, el Redentor del hombre. No son pocos los que ignoran e incluso niegan a Dios y, muchos más, los que viven como si Dios no existiese. Y, no son menos, los que rechazan que Jesucristo sea el Hijo de Dios». «Superar la crisis de la fe es de una importancia decisiva para que cada persona y la sociedad en su conjunto, España y Europa ¡Madrid!, encuentren la luz que ilumina el sentido de la vida, el verdadero futuro del hombre y de la historia y la fuerza que les permite superar ‘la crisis’ de esta hora histórica y de todas las que puedan amenazar a la humanidad, sea cual sea el periodo de la historia en el que se esté viviendo».
Además, ha señalado que «la fuerza transformadora de la fe se muestra especialmente viva y operante cuando los compromisos del amor de Cristo se convierten en obras de amor fraterno; que puede ser el oculto de las almas que oran y se sacrifican en el silencio de una comunidad de vida contemplativa o en el del propio hogar o lugar de trabajo y/o el público de la ayuda efectiva a los hermanos más necesitados». En este sentido, ha recordado la labor de la Cáritas, tanto diocesana como parroquial, así como la de «tantas obras de caridad de conocidas instituciones eclesiales».
Por último, el purpurado ha concluido invitando a los presentes a pedir a la Virgen de la Almudena que en este curso pastoral «la fe, la vida y las obras de los hijos e hijas de la Iglesia en Madrid y en toda España se haga notar a toda la sociedad».