(Efe) El cardenal, que es también presidente del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas, señaló además que en el viejo continente se registran actos discriminatorios y de violencia contra los cristianos, especialmente los católicos, y que en muchos países es posible la enseñanza de la religión o de las religiones en las escuelas, «pero no de la religión católica».
El purpurado agregó que la «descristianización» de Europa está acompañada de «repetidos ataques jurídicos, y a veces físicos, contra la presencia visible de las manifestaciones de la fe».
En esta segunda jornada de trabajo, tras la apertura solemne el domingo 7 por el Papa, también intervino Mons. Carlos Aguiar Retes, arzobispo de Tlalnepantla y presidente de la Conferencia Episcopal mexicana y del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), quien dijo que para transmitir la fe a las nuevas generaciones la Iglesia debe plantearse, «con toda honestidad, un examen de conciencia sobre la manera de vivir la fe».
«La propuesta de un nuevo estilo de vida no es sólo para los pastores, sino más bien para todos los cristianos que viven en América. A todos se les pide que profundicen y asuman la auténtica espiritualidad cristiana», dijo el prelado.
Mons. Aguiar manifestó que la renovación pastoral en América, iniciada como respuesta al Concilio Vaticano II, ha dinamizado la vida interna de la Iglesia, se han multiplicado los agentes de pastoral, ha crecido la participación de los fieles en la misa dominical, pero ello no ha sido proporcional al crecimiento demográfico de esos pueblos.
«Se constatan enormes sectores de católicos distantes y tibios en su identidad católica», subrayó el arzobispo, que, sin embargo, resaltó que la religiosidad «sigue viva y es la gran reserva potencial de nuestros pueblos».
En estos primeros días de Sínodo, cada prelado participante expone durante cinco minutos la situación en su diócesis, subraya el tema que considera más importante o expone la manera de poner en marcha la nueva evangelización.
Ayer también habló el arzobispo de Los Ángeles (EEUU), Mons. José Horacio Gómez, que se refirió a la inmigración y dijo que ese «intensivo» encuentro entre culturas supone un desafío para la nueva evangelización de la Iglesia.
«Exige de la Iglesia que proteja a la población inmigrante para que ésta no sea marginada y explotada. La Iglesia debe ser siempre un signo en nuestro mundo de que Dios está con nosotros y de que a sus amantes ojos nadie es extranjero para Él, por lo que todos somos hermanos y hermanas», afirmó.
Mons. Gómez agregó que en un sentido positivo, la globalización se presenta «como un momento providencial para seguir adelante en la misión de la Iglesia de transformar a la humanidad en una única familia de Dios».