(Efe/InfoCatólica) La comisión permanente del Foro de Curas de Vizcaya ha divulgado este comunicado en su página web en respuesta a la declaración que la Conferencia Episcopal publicó la semana pasada en la que expresaba su «gran inquietud» por las propuestas políticas encaminadas a la «desintegración unilateral» de la unidad de España.
El colectivo, integrado por unos 60 sacerdotes de parroquias de Vizcaya y que se constituyó en 2010, ha respondido que «todos los ciudadanos católicos están llamados a elaborar de manera adulta, sin proteccionismos ni intervencionismos eclesiales, sus propias opciones políticas analizando la situación real».
Añaden que el derecho de autodeterminación se ha reconocido en Quebec (Canadá) o en Escocia (Reino Unido) y pretenden que el papa Juan Pablo II lo avaló en 1995 durante una intervención en la ONU cuando dijo que «puede haber circunstancias históricas en las que agregaciones distintas de una soberanía estatal sean incluso aconsejables».
También recuerda la carta pastoral «Preparar la paz», publicada por los entonces obispos del País Vasco el 29 de mayo de 2002, en la que se hablaba de que la Iglesia no podía oponerse a «diferentes modelos políticos que respeten los derechos humanos y se implanten y mantengan dentro de cauces pacíficos y democráticos».
El Foro de Curas de Vizcaya ha preguntado al obispo de Bilbao, Mons. Mario Iceta, cuál es su postura sobre el pronunciamiento de la Conferencia Episcopal a favor de la unidad de España.
Siguiendo los pasos de Juan Pablo II y los obispos italianos
Lo cierto es que la actitud de los obispos españoles no difiere de la que en su día mantuvieron tanto el Beato Juan Pablo II, Papa, como los obispos italianos ante las amenazas secesionistas del norte de Italia. Así, el 6 de enero de 1994, Juan Pablo II escribió una carta a los obispos del país transalpino en la que advertía de los peligros del separatismo:
«Me refiero especialmente a las tendencias corporativas y a los peligros de separatismo que, al parecer, están surgiendo en el país. A decir verdad, en Italia, desde hace mucho tiempo, existe cierta tensión entre el Norte, más bien rico, y el Sur, más pobre. Pero hoy en día esta tensión resulta más aguda. Sin embargo, es preciso superar decididamente las tendencias corporativas y los peligros de separatismo con una actitud honrada de amor al bien de la propia nación y con comportamientos de solidaridad renovada».
De nuevo el Papa, en 1996, salió en defensa de la unidad de Italia en un mensaje a la Asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Italiana, exhortando al «testimonio claro de los creyentes y su capacidad de proponer y defender aquella grande herencia de fe, de cultura y de unidad que constituye el patrimonio más precioso de este pueblo» (9-V-1996). Los Obispos italianos le apoyan unánimes en defensa de la unidad nacional. Sobre ella se ha manifestado con especial energía y fuerza de argumentos el Cardenal Camillo Ruini (1931-), Vicario del Papa en la ciudad de Roma (1991-2008) y Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (1991-2007): «la unidad de Italia es indiscutible»; como también el vicepresidente, arzobispo Tettamanzi, y los otros obispos