(Efe/InfoCatólica) El tribunal determinó que el Estado está obligado a recaudar impuestos eclesiásticos de los ciudadanos cuando estos se declaran fieles de la Iglesia.
Al mismo tiempo sostiene que toda persona que se declare apóstata deja de ser, desde el punto de vista del Estado, un miembro de la Iglesia, sean cuales sean los motivos que le impulsaron a tomar voluntariamente esta decisión.
«No se puede dejar de pertenecer a la Iglesia como organización y continuar formando parte de la comunidad espiritual», declaró hoy el secretario de la Conferencia Episcopal alemana, Hans Langendörfer, a la televisión pública ARD.
Agregó que a través del impuesto eclesiástico, los católicos hacen una contribución adicional a la comunidad y citó como ejemplo los centros sociales que pueden funcionar gracias a esta vía de recaudación.
El decreto de los obispos alemanes, difundido en Bonn (oeste), aclara que dejar de pagar ese impuesto significa dejar de pertenecer a esa Iglesia, de acuerdo a lo que hasta ahora era ya la norma en esos casos.
Sin embargo, quien tome esa decisión no queda de inmediato excomulgado, sino que será invitado por carta por el párroco competente a una cita, en la que se le tratará de «convencer» de que «reconsidere» ese paso.
El Obispado de Friburgo (sur de Alemania) presentó demanda contra Zapp ante el Tribunal Federal Administrativo que hoy dio la razón a la Conferencia Episcopal, al tiempo que subrayó que es asunto de la Iglesia y no de Estados la manera en la que la comunidad religiosa se relaciona con los apóstatas.
El sistema fiscal alemán establece que queda exento del pago del impuesto religioso todo aquel que declare no pertenecer a ninguna iglesia o haberla abandonado, lo que implica hacer declaración de apostasía.
La posibilidad de quedar exento de esa tasa hace que muchos fieles abandonen formalmente la Iglesia, aunque siguen participando explícitamente de los sacramentos.
En Alemania hay cerca de 24 millones de católicos, aproximadamente el mismo número que de protestantes, el otro colectivo religioso mayoritario del país.
Cada año se producen unas 100.000 bajas, solo de la Iglesia católica, principalmente atribuidas al interés por quedar exentos del impuesto, aunque también por desacuerdo con el magisterio católico.